Locos por complacer
El programa ‘Contraetnográficas’ de la UPNA explora la dimensión textual de las representaciones teatrales, que no solo se encuentran sobre los escenarios, sino que forman parte de nuestra vida cotidiana. La performance ‘Erbeste’, de Rakel Ezpeleta, es un ejemplo que podrá verse hoy.
s e trata de poner en tela de juicio la idea oficial de la realidad, desmontándola y siendo capaces de crearla al margen de los cánones académicos, institucionales, científicos o políticos establecidos. Es lo que hay detrás del programa Contraetnográficas que el año pasado pusieron en marcha los profesores Kepa Fernández de Larrinoa y Santiago Martínez Magdalena en la Universidad Pública de Navarra, y que, en su segunda edición, pretende explorar la dimensión textual que hay detrás de los actos de representación que se dan en nuestra cultura cada día, desde dar y recibir una clase en un aula, hasta escriturar una casa ante un notario, asistir a una entrevista de trabajo, presentar una tesis doctoral, etcétera. Todo tiene sus reglas del juego y no solo hay que ser conscientes de ellas, sino también pensar en si es posible cambiarlas, rompiendo, así, esquemas y roles heredados.
Para mostrar cómo nos comportamos ante otros, muchas veces exiliándonos de nosotros mismos, la actriz Rakel Ezpeleta protagonizará hoy, a las 18.30 horas en el aula 09 del Aulario, la performance Erbeste. Loca por complacer. Este es el acto central de Contraetnográficas, que, principalmente, se dirige a aquellas personas a las que les gusta escribir. Y es que, como ya plantearon en la primera edición del programa, “queremos movilizar a una parte de la población que, sin tener idea de antropología, tenga interés por escribir”, para, en última instancia, “tomar conciencia del acto de escribir como un acto de poder”, que genera distintos tipos de violencia, explica Martínez Magdalena. Y Fernández de Larrinoa pone algunos ejemplos. El artista primitivo empezó a grabar en la piedra, “y en ese acto y diálogo entre la persona y el material había una magia, un diálogo y un juego”. Sin embargo, más tarde llegaron el martillo y el cincel sobre una piedra lisa, “modificándola”, y después el lápiz sobre el papel o el ordenador, para cuyo funcionamiento hace falta coltán, “y en todos esos procesos se ejerce una cierta forma de violencia”. De ahí que este grupo de trabajo apueste por la escritura a mano, para ser más conscientes de su poder y autoridad (relacionada con la palabra autoría). Este año, además, se quiere dar un paso más y explorar a fondo el texto que hay detrás de representaciones cotidianas. “Hay determinadas performatividades que esconden un texto que está cargado de violencias”.
Ambos profesores conocen bien un paradigma, y es el de impartir clases ante un auditorio que casi siempre permanece pasivo. “Normalmente, las clases se basan en un discurso establecido, en la palabra hablada (logocentrismo)”, indica Martínez Magdalena, y su colega añade: “La clase al final es un monólogo”. Y defienden que es necesario poner en cuestión el sistema clásico universitario, donde hay infinidad de rituales teatralizados que pretenden ser los únicos emisores de certezas. “Es preciso declarar que los estudiantes también tienen conocimientos y ver cómo podríamos articular otros sistemas de relación con ellos”, afirman.
Soy quien quieres que sea
Teatro de interacción social
Para hablar de roles y de cómo expresamos y representamos con la palabra y el cuerpo, el ciclo acogerá hoy Erbeste.Loca por complacer, performance en el que Rakel Ezpeleta investiga sobre la identidad. El proyecto tiene un componente autobiográfico importante y surgió en 2013 cuando confluyeron varios elementos. Por un lado, la actriz estaba -y está- realizando la tesis doctoral Configuración de la identidad actual en la escena experimental vasca, y, por otro, atravesaba una doble crisis. Una, de tipo existencial por diversas cuestiones personales, y otra, profesional. “Llevaba años parada, y, como no me daban trabajo, decidí montar algo yo misma”, cuenta. Así, además, aportaba a la tesis una práctica artística y transdisciplinar. Al principio, eso sí, la propuesta iba a girar en torno al exilio, a la migración, pero esa idea quedó en el fondo “y lo que fuimos descubriendo en el proceso de creación es que lo que más me definía en aquel momento era la necesidad de complacer el otro, ya fuera por esa búsqueda de trabajo o directamente por ser actriz”. Y es que, en su opinión, “cuando le pides a un actor que se define, es complicado, porque nuestro trabajo consiste en ponernos en la piel de otro; es un rasgo innato, al menos en mi caso, que a veces estoy más en otro que en mí misma”.
Partiendo de ese enfoque, Ezpeleta trabajó con tres directores que le aportaron códigos y registros y distintas proyecciones de lo que es uno ante el otro: Simona Quartucci, teatro y danza; Iñaki Rikarte, texto dramático, y Neus Suñé, performance. Así, sobre el escenario vemos cuerpo y emociones, texto e ideas e imágenes y sensaciones. Y canciones. Todo, encarnado en una mujer, Erbeste -en euskera significa exilio-, que viaja desde la ficcionalidad teatral hasta la performatividad autobiográfica. Una mujer que transita distintas ubicaciones, ocupaciones, géneros, texturas y contextos en su afán por encontrar el lugar que le corresponde. Y tan acostumbrada está a intentar encajar que está perdiendo sus raíces. “Me interesaba presentar una serie de situaciones en las que muchas personas se pueden ver reflejadas”. La crisis de los 40, el paro, la inmigración...
La obra se compone, pues, de una serie de cuadros en los que se concatenan distintos lenguajes que repercuten en una puesta en escena que evidencia la distancia entre lo discursivo y lo sensitivo. “Es una dicotomía que hay en el personaje y también en mí”, apunta la intérprete vasca. “Por un lado, está lo que se me pide por ser universitaria, académica, que tiene que ver con las razones, la palabra, el discurso, y, por otro, lo que se me demanda como actriz, ámbito en el que trabajo con una técnica que defiende el instinto, la intuición, dejarse llevar sin pensar”. Y, aunque cree que ambas facetas son complementarias, “la realidad es que en un contexto una está mal vista, y en el otro, al revés”. En cualquier caso, Ezpeleta se empeña por plasmar ambos aspectos, “porque los dos están en mí”, y hay escenas más intelectuales y otras más emocionales. Pero, en general, en todas hay capas de ambas, y “puedes quedarte con una lectura más sesuda, filosófica o sociológica o con lo que apela directamente al corazón”. Como conclusión, la actriz explica que con este proyecto ha aprendido que “lo importante para triunfar laboral o vitalmente y para no llegar a ese estado de crisis existencial es saber lo que uno quiere o con qué se identifica”. Sin querer desvelar nada, comenta que, después de todo su periplo, el personaje descubre algo “muy simple y cotidiano” que “de pronto le hace sentirse en casa”.
Esta tarde. Contraetnográficas celebrará hoy, a partir de las 18.30 horas, su acto central con la puesta en escena de Erbeste. Loca por complacer, de Rakel Ezpeleta. La obra dura 70 minutos y después habrá un coloquio con la actriz, cantante e investigadora. Será en el aula 09 del Aulario de la UPNA.
Mañana. A las 16.00, en el mismo espacio, habrá una sesión de Experimentación compartida del viaje creativo. Imagen escénica/imagen textual y viceversa. Con presencia de Rakel Ezpeleta.
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