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Lakuntza se convierte en la casa del rock

El segundo día recibió a los asistentes que el jueves no se pudieron trasladar y despertó soleado para los jóvenes que ya se habían instalado en el camping

Lakuntza se convierte en la casa del rockIÑAKI PORTO

entre sol y polvo se despertó el viernes el segundo día del Hatortxu Rock Festival en Lakuntza. El festival celebra su vigésimo aniversario con actuaciones de 84 grupos en cuatro días, y amplias zonas de acampada y servicios. La organización espera sumar más de 10.000 personas y, sin duda, el viernes la zona estaba a rebosar de jóvenes ávidos de rock en la mejor compañía.

“Me trajeron ayer mis padres desde Mendillorri”, dijo Gaizka Aldabe, uno de los asistentes, mientras jugaba tímidamente con una piña. “Nos encontramos aquí con mis amigos, que vinieron en bus, porque así cogían sitio y ya nos reservábamos una zona para nosotros”, añadió. Era la hora de la comida, y los bocatas, los platos fríos y las cervezas en mano no faltaban entre los campistas. Las zonas habilitadas para cocinar se quedaron pequeñas y muchos de los asistentes a este evento se tuvieron que desplazar hasta el pueblo para poder encontrar un sitio amplio y un espacio abierto donde poder cocinar y alimentarse antes de que empezara el concierto de las 18.00 horas, o se quedaron dentro de las tiendas de campaña haciendo la comida sin usar ningún tipo de fuego. Los afortunados que pudieron encontrar un espacio donde sentarse disfrutaban y reían bajo un toldo protegiéndose del sol cegador del que ayer gozó el norte.

Laura Martinena e Irantzu Pérez, las encargadas de llevar el supermercado habilitado al lado de la zona de alimentación, declararon que ayer, a pesar de que hubiera menos gente por ser el día en el que los asistentes entraban, aquellos que fueron a la a barra eran sobre todo curiosos que preguntaban qué es lo que se estaba haciendo allí. Ellas son de una cooperativa de iniciativa social contratada para vender todo tipo de alimentos -desde botellas de agua de 8 litros hasta hamburguesas veganas- y proveer los comestibles necesarios a los espectadores del festival. “Lo que más se han vendido han sido hielos y botellas de agua, también ensaladas y alimentos frescos y rápidos que no precisaran de mucha cocción; aunque, sorprendentemente, se ve que se han puesto de moda las hamburguesas veganas entre los jóvenes y hemos vendido muchas más de las que nos esperábamos”, dijo Laura. Irantzu añadió: “Esperamos que esto vaya a más, el domingo que es el día que esperamos que baje un poco el consumo, es el día de puertas abiertas, por lo que creemos que no bajará sino que subirá; además es el último día y supongo que la gente ya no cocinará tanto”.

Voluntarios Este festival está autogestionado, lo que significa que la mayor parte de la organización está realizada por voluntarios y personas que han decido colaborar y ayudar a montar todo este sistema. Gotzon Elizburu es uno de los que participa en esta edición y dijo que ayudar en este festival es como un deber público. “Me gusta aportar y poner mi granito de arena porque si no, no sería posible montar ese tipo de festivales; no voy a decir que es un placer, sino que es un deber. Me lo tomo así; intentamos pasarlo lo mejor posible mientras estamos aquí, y además conoces a gente nueva. También es una oportunidad para reencontrarte con aquellos que hacía tiempo que no veías y volver a entablar amistad”, explicó. Según contaba Elizburu este festival es algo que se lleva preparándose meses e incluso un año, para poder ofrecer al público lo que le dan. “Yo estoy flipando con las dimensiones de este festival, me ha alegrado ver a algún grupo que vuelve o al que no he visto nunca, y esta es la oportunidad. Creo que se organiza como se puede porque el espacio es el que es, y no sé si la gente es conciente y sabe lo que cuesta montar un festival así. Cuesta mogollón y hace falta mucha organización y orden; y organizar a 20.000 mil personas que habrá por aquí no es nada fácil”.

Campistas y asistentes Varias son las nacionalidades que conforman la audiencia del festival, y muchas son las banderas que ondean en las tiendas de acampada que se han instalado en la zona de campamentos. Ikurriñas, señeras y la bandera de los Países Catalanes eran las más vistas entre campistas.

“Estamos muy a gusto con la organización -comentaba Alazne López, una de las campistas-, sí que es cierto que al principio cuando entramos hubo un embudo, pero nada más”. “Lo que más me gusta es el hecho de que sean los voluntarios quienes están trabajando, es decir, ahora mismo yo podría ir y hacer uno de los turnos y encuentro eso maravilloso”, añadió. Más o menos la misma opinión es la que expresaron Javi Blanco y Marçel Pera. “Para ser un festival autogestionado a base de voluntarios y de trabajo común está muy bien. Para la cantidad de gente que está moviendo está bastante bien; sí que hay un par de cosas que cambiaría, pero poco más. Por ejemplo, una cosa muy clara fue que el día que entramos a poner las tiendas de campaña no había una entrada al camping y una salida; todos salíamos y entrábamos por el mismo sitio por lo que se creó un embudo que nos dejó allí un buen rato esperando”, dijo Blanco. Marçel Pera añadió: “Yo también acercaría un poco más las zonas de las duchas porque están un poco lejos. Sí, acercar un poco más los servicios al parking sería lo ideal”.

El bilbaíno Nikola Zalduegi comentó que es la primera vez que iba al festival y aunque todo le pareció perfecto, reiteró lo que sus otros compañeros campistas habían mencionado anteriormente; que tuvieron que esperar mucho tiempo al sol para poder entrar a montar las tiendas. “Lo que más nos gusta es el cartelón que hay este año; realmente hemos estado más tiempo en el escenario que donde hemos acampado”, dijo. “Hemos venido en coche hasta aquí, y mira, una de las cosas que quizá no nos gustó tanto fue llevar todas las cosas de allí hasta el recinto, porque el parking está muy lejos y es una matada. Pero bueno, al mismo tiempo es una forma de hablar con tus compañeros y no pasa nada”, añadió.

Zalduegi se animó a ir al festival porque “las entradas estaban muy baratas, y al ver en el cartel que tocaba Berri Txarrak pues nos decidimos finalmente a comprarlas. Primero fui yo, y luego ya se las compraron todos ellos”, dijo mientras señalaba a sus compañeros.

Entre comentarios y un par de críticas constructivas, los campistas se mostraban satisfechos con la organización que se está realizando en el Hatortxu y la programación que les espera para los días restantes del festival.

El festival continuará hoy y mañana con la actuación de 38 grupos de música más, y hasta las 6.30 de la mañana.

datos

En contra de las agresiones. La organización, junto al Ayuntamiento de Lakuntza, es quien -además de mostrarse en contra de las agresiones sexistas en el discurso de bienvendia- ha puesto en el folleto que se da a la entrada un número telefónico para poder denunciar cualquier tipo de agresión. Asimismo, en este se detalla el planillo general del recinto, las áreas de las que consta el festival y el programa de conciertos.

Días restantes. En los días restantes se realizarán 38 actuaciones más, y los conciertos durarán hasta las 6.30 de la mañana.