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Oteizas desconocidos

La galería Michel Mejuto presenta -y vende- 16 esculturas y 12 medallones de Oteiza, algunos desconocidos para el público. Es la primera vez en muchos años que un espacio artístico privado reúne tanta obra del creador vasco

Oteizas desconocidos

No es fácil encontrar obra de Oteiza a la venta. El escultor oriotarra siempre huyó de los tradicionales canales artísticos. Apenas realizó exposiciones en galerías privadas; al morir donó gran parte de su obra a Nafarroa, a través de la constitución de la Fundación en Altzuza, donde está depositada el grueso de su creación artística.

Por eso, cuando se ponen 28 obras juntas a la venta resulta un acontecimiento artístico. La galería bilbaina Michel Mejuto abrió ayer una exposición con piezas del creador vasco procedentes de coleccionistas privados, algunas de las cuales no se habían mostrado nunca en una muestra y solo se conocían por fotografía.

Las obras abarcan unos cincuenta años de trayectoria del artista oriotarra, uno de los creadores vascos fundamentales del siglo XX, así como uno de los más influyentes. “Muchas de estas esculturas corresponden a su época madrileña, donde no fue una figura secundaria, sino un impulsor de pensamiento en un cateto Madrid de los cincuenta”, destacó el historiador y comisario Alfonso de la Torre, que ha escrito el texto del catálogo en papel y digital que acompaña la exposición.

Las piezas más emblemáticas, en opinión del marchante e historiador Michel Mejuto, fundador de este espacio artístico en 1984, son las esculturas realizadas para la basílica de Arantzazu, que siempre estuvo ligada a la vida y obra del escultor de Orio tanto en el aspecto sentimental como en el artístico. Entre esta serie de estudios realizados para Arantzazu, destacan dos originales en yeso del apóstol Santiago y una Figura de Fraile, así como la pieza titulada Piedad (1969), en cemento tintado en gris. También se pueden ver diez medallones realizados por el escultor en 1987, entre los que sobresalen los dedicados al Árbol de Gernika, vaciados en yeso y madera y fundidos en bronce, de los que Oteiza solo realizó tres ejemplares. Y la cabeza de caballo que Picasso pintó en su famoso cuadro Guernica para denunciar los crímenes contra la población civil cometidos por las tropas golpistas de Franco y sus aliados alemanes e italianos en la Guerra Civil española.

Oteiza estuvo en Gernika en numerosas ocasiones e, incluso, se dejó fotografiar de rodillas ante el Árbol de Gernika. El escultor vasco tuvo a la villa foral no sólo como referente histórico de Euskadi, sino también como referente simbólico de la cultura vasca en general, lo que le llevó a realizar un buen número de trabajos figurativos y abstractos sobre la localidad vasca.

Michel Mejuto coge uno de los medallones y destaca la expresividad que Oteiza fue capaz de arrancarle al bronce: “Aquí se puede ver su firma, la marca de sus dedos”.

La muestra incluye otras figuras como Cabeza de apóstol. n. 9, un grito mudo, reflejo de la angustia vital, de la fragilidad del ser humano. Y tres cajas metafísicas de su serie Cajas, realizadas entre los años 1972/74 y 1992/96, que responden a experimentaciones sobre la materia, el vacío, la expresividad y el papel del espectador en relación con la obra de arte.

Oteiza realizó este tipo de obras a su vuelta de América, en 1947, durante la década de los años 50, pero no en exclusiva, como lo demuestran las piezas exhibidas en Bilbo, que datan del tercer cuarto del siglo XX.

La exposición incluye además seis piezas del “luminoso” proceso creativo denominado Laboratorio de tizas que experimentó el artista guipuzcoano en las décadas de los años 70 y sobre el que volvió en la década de los 90.

Junto a las esculturas, también se podrá ver un collage de los años cincuenta y un dibujo geométrico realizado con lápiz graso blanco sobre cartulina negra.

“Oteiza fue un artista nergético, ético; un artista del que, aunque nació a principios del siglo XX seguimos hablando de él en el XXI porque sigue siendo modelo de nuevas generaciones de artistas y pensadores”, explicó ayer el comisario Alfonso de la Torre, autor también del libro La sombra de Oteiza en el arte español de los cincuenta.

cinco años de investigación Mejuto destacó el “gran esfuerzo” que ha supuesto para su galería localizar y reunir las piezas ahora expuestas en Bilbao en esta muestra que posteriormente viajará a Madrid, donde se podrá ver del 13 de septiembre al 14 de noviembre. La galería realizó en 2013, coincidiendo con el décimo aniversario de la muerte de Oteiza, otra exposición con cerca de 30 obras del escultor, que sirvió para que coleccionistas privados vascos, madrileños, catalanes y hasta de Estados Unidos se pusieran en contacto con este marchante de obra, que poco a poco ha ido seleccionando las piezas que formarán parte de esta exposición.

“La exposición dejó tan buen sabor de boca que hizo que coleccionistas me ofrecieran sus obras a la venta o simplemente se pusieron en contacto para que les diéramos nuestra opinión sobre ellas. Además, se ha publicado en este tiempo el catálogo completo de las obras de Oteiza, un trabajo del artista Txomin Badiola, el mayor estudioso del artista, que es un instrumento para nosotros fundamental para situar la obra del escultor”, explicó Michel Mejuto.

Las obras de Jorge Oteiza se pueden ver -o comprar- en la galería bilbaina hasta el próximo 27 de julio. Los precios: a partir de los 6.000 euros.