la Trilogía del Baztan volvió a causar furor entre los navarros y navarras, esta vez gracias al casting que buscaba a cerca de 600 personas para participar como figurantes en las películas Legado en los huesos y Ofrenda a la Tormenta, las adaptaciones cinematográficas de la segunda y tercera parte de la célebre saga de Dolores Redondo.

Poco después de las ocho de la mañana, los más madrugadores comenzaron a formar la fila por la que pasaron cerca de 900 personas, de entre 18 y 75 años, a lo largo de doce horas del día de ayer. José Ángel Jiménez López, pamplonés de 46 años, fue uno de los primeros en llegar al gimnasio del Hotel Tres Reyes, donde se realizaron las pruebas. “Las últimas películas en las que he participado han sido El hombre que mató a Don Quijote y Los hermanos Sisters. Empecé a presentarme como extra por curiosidad y me acabó enganchando ver cómo se viven los rodajes desde dentro, es espectacular”, comentó el pamplonés una vez finalizó la prueba en la que le hicieron rellenar un formulario y le sacaron varias fotos.

Otras de las primeras en llegar fueron las hermanas Susana y María Carmen Rosell Navarro, de 34 y 39 años. A pesar de haber tenido a “unas 15 personas” delante de ellas, salieron del casting a las 10.30 horas. Susana forma parte de “una familia de la gran pantalla”, ya que sus dos hijas y su hijo han participado en diversos largometrajes y anuncios desde que eran muy pequeños: “La última empezó en este mundo con solo un mes de vida. Conozco cómo son los rodajes desde fuera gracias a mis hijos, pero ahora quiero probarlo en primera persona”.

Aunque algunos de los que se presentaron a la prueba eran primerizos, hubo quienes ya cuentan con un largo recorrido en la industria del cine. Este es el caso de José David Sanchís García, natural de Cuenca de 71 años, y Marcos Álvarez Basart, alsasuarra de 41 años, quienes mantienen relación a raíz de haber coincidido en otros castings. Por su parte, José David es “un perro viejo del mundillo. Empecé a colaborar en películas cuando tenía 14 años y desde entonces no he parado. Tuve que dejarlo un tiempo porque es una profesión muy inestable, pero desde que me jubilé he vuelto a ello”, comentó. Por otro lado, el alsasuarra explicó que empezó su carrera cinematográfica hace 10 años “para ver qué era” y acabó quedándose por “la oportunidad que supone de conocer a gente nueva y diferente”.

Asimismo, otra de las que se inició en el mundillo por la curiosidad es Lonny Stefhanie Rodríguez Soto, colombiana de 26 años: “Nunca lo había pensado, pero me gustaría seguir en la interpretación”.