madrid - El museo Chillida-Leku, ubicado a las afueras de Hernani (País Vasco), ofrecerá a sus visitantes una “inmersión total” en el mundo del escultor donostiarra tras su apertura en abril de 2019, según anunció su directora Mireia Massagué este jueves 24 de enero en rueda de prensa celebrada en Fitur.

“Este museo se abrió en el año 2000 y hemos actualizado todas las instalaciones para tener una acogida a los visitantes con la máximas garantías y la mejor experiencia museística que se pueda ofrecer”, aseguró la directora. Los trabajos están siendo desarrollados bajo la supervisión del arquitecto argentino Luis Laplace, conocido por sus trabajos de interiorismo y restauración sostenible.

Laplace está trabajando en colaboración con el arquitecto Jon Essery Chillida, nieto del escultor. Asimismo, el proyecto cuenta con la aportación del arquitecto de naturaleza holandés Piet Oudolf, pionero del movimiento New Perennial, que introducirá elementos paisajísticos “sutiles”. En el caserío se ha realizado una restauración del tejado y se han actualizado las luces del interior pero siempre respetando la filosofía de Eduardo Chillida, tal y como él quiso crear ese espacio”, añadió.

40 esculturas En los años 80 Eduardo Chillida y su mujer buscaron un espacio en Euskadi, cerca de su casa, para poder tener sus esculturas. Así, se creó este museo que cuenta con 40 esculturas distribuidas en doce hectáreas del parque de Chillida-Leku.

“La construcción del museo fue un proceso de más de 15 años que Eduardo y su mujer compartieron con el arquitecto Joaquín Montero, donde rehabilitaron también un caserío del siglo XVI. Estamos muy contentos de tener la oportunidad de estar presentes en este entorno como es Fitur para anunciaros la reapertura del museo”, manifestó Massagué.

Desde 2011, Chillida-Leku podía visitarse únicamente bajo cita previa. Gracias al buen estado general en el que se encontraban las instalaciones no ha sido necesaria una renovación total, sino que se está realizando una remodelación “respetuosa”.

punto neurálgico vasco “Chillida-Leku es sin duda uno de los puntos neurálgicos de la cultura vasca. Un enclave donde tanto población como quienes nos visiten desde otros lugares podrán entender en profundidad al artista y su obra, así como su implicación en el entorno”, dijo Massagué.

Además, dado que la obra de Eduardo Chillida está muy ligada a San Sebastián, la visita puede contemplarse con un recorrido a lo largo de dicha ciudad, en cuyo callejero se pueden observar varias esculturas públicas del artista.

Es el caso de Torso (1948), una obra temprana que se puede descubrir en el Monte Urgull; Peine del Viento XV (1976), en el Paseo Eduardo Chillida; Gurutz IV (1945), en la Iglesia de Santa María; Camino hacia la Paz (1997), en la Catedral del Buen Pastor; Monumento a Fleming (1990), en el Paseo de la Concha; o Estela a Rafael Ruiz Balerdi (1992), en el Pico del Loro.

Más allá de la capital guipuzcoana, toda la geografía del País Vasco cuenta con obras del escultor, como las puertas del Santuario de Aránzazu (1954); Enparanza II. Homenaje a San Ignacio (1993), en la Basílica de San Ignacio; o Lizardiren Leihoa (1983) en la plaza el Palacio de Aramburu.

Además, el Chillida Lantoki, situado en Guipuzkoa, explora cómo el escultor realizaba sus obras monumentales de hierro en la gran forja de Patricio Echeverría de Legazpi; así como posteriormente con Sidenor en Reinosa (Cantabria). Asimismo, el museo se encuentra rodeado de una red de centros dedicados al arte como son los museos Guggenheim y Bella Artes (Bilbao). Cristóbal Balenciaga (Guetaria), Artium (Vitoria), o San Telmo Museoa (San Sebastián).

“No queremos ser un museo de única visita y por eso dotaremos al espacio de una programación para que toda persona que vive cerca del museo tenga esa excusa para visitarnos de manera recurrente”, concluyó. - E.P.