Parece que fue ayer, pero han pasado ya casi veinte años desde que Vega se dio a conocer en la segunda edición de Operación Triunfo. Desde entonces, si alguien la miraba con resquemor por su pasado televisivo, no le ha quedado más remedio que tragarse sus prejuicios, pues la artista cordobesa ha edificado una sólida carrera musical. Siete discos, cientos de conciertos, dos nominaciones a los premios Grammy (entre otros reconocimientos) y un nutrido grupo de seguidores que la siguen y la apoyan. Sin embargo, en estos tres lustros largos de actividad, nunca había actuado en Pamplona (de hecho, no visitaba la ciudad desde que realizó las pruebas de acceso para la carrera de Publicidad). El viernes, finalmente, se estrenó por estos lares ante un Subsuelo que se llenó de incondicionales. Vega venía a presentar su último, La reina pez, grabado en Berlín y publicado el año pasado por la discográfica Subterfuge.

Apenas se había publicitado, pero antes que ella actuó Andrea Santiago. La historia del encuentro es curiosa: Andrea le escribió un correo electrónica a Vega y esta le brindó la oportunidad de abrir sus conciertos del fin de semana (el viernes en Pamplona y el sábado en Madrid). La novel aprovechó bien su tiempo, seduciendo al público con sus canciones a base de guitarra acústica y voz susurrante, con la misma languidez de Cecilia o de la Christina Rosenvinge más acústica. Todavía no ha publicado ningún disco, solo algunas canciones en plataformas digitales, pero lo cierto es que transmitió muy buenas sensaciones. Temas como Hoy no puedo dormir o Los días, interpretados con gusto, delicadeza y sensibilidad, calaron en la audiencia.

Después salió Vega, con un pañuelo de San Fermín en el cuello (luego aclaró que se lo había regalado una fan). Arrancó fuerte con Grita, uno de los temas más conocidos de su primer disco, India. Y del pasado más lejano pasó al presente más actual con Dónde estabas tú, el single que acaba de estrenar a dúo con Ivan Ferreiro. Sus seguidores demostraron conocer con el mismo detalle el material antiguo, el nuevo, y el del medio, que fue el que más abundó. Fue el caso de Wolverines, canción que dio título a su antepenúltimo trabajo. La temática de esta canción, como la de muchas otras de las que sonaron, estuvo centrada en la lucha, la confianza en uno mismo y la reafirmación personal, mensajes positivos que también se filtraron en otras piezas, tales como Puede ser, con piano muy presente en el estribillo. Además de la referida pianista, que también se encargaba de los coros, le acompañó un guitarrista. El trío se las apañó bien para vestir el repertorio, en el que también hubo canciones de amor (Santa Cristina, dedicada a su marido) y despecho (Me compadezco de ti). Andrea Santiago volvió al escenario para cantar con Vega Que no te pese, y sin hacer el paripé de los bises, como había anunciado, se despidió con La reina pez, La conjura de los necios y la enérgica Sally. Dios salve a la Reina Pez.