Si Elvis hubiera nacido mujer, probablemente sonaría como Kim Lenz”. Con ese contundente titular, extraído de la edición estadounidense de la revista Rolling Stone, se anunciaba la gira de conciertos de Kim Lenz en nuestro país que, afortunadamente, hizo escala en Pamplona. Efectivamente, su música entronca bien con la de los clásicos del rock’n’roll, y no solo con Elvis, sino también con otras mujeres como Wanda Jackson, con quien ha compartido escenario, o Barbara Pittman, por citar solo algunas. La artista de Los Ángeles venía a presentar su quinto álbum, Slowly speeding, y para hacerlo se rodeaba de una banda de músicos nacionales capitaneada por Mario Cobo (guitarrista y productor de Loquillo, también de los Nu Niles). Así pues, la cita con el rock’n’roll del pasado viernes en Zentral se antojaba ineludible, y a su llamada acudieron decenas de rockers.

Antes de Kim Lenz actuó el combo italo-vizcaíno Micky and The Buzz. Se trata de un quinteto que añade saxo al trío clásico (guitarra, contrabajo, batería). Capitaneando la nave, la cantante italiana Michela Paiano, alias Micky, a quien conocimos en No Relax (el proyecto del que formó parte junto a miembros de Ska-P). Mientras la sala iba acogiendo a los espectadores, el grupo hizo que el ambiente se fuese caldeando con una exquisita selección de temas clásicos. Aunque musicalmente todos los instrumentos se mostraron infalibles, el saxo cobró especial protagonismo, ocupándose de gran parte de los solos. Predominaron los tempos acelerados, pero también brillaron cuando bajaron las revoluciones (por ejemplo, en Funnel of love, original de Wanda Jackson). Había entre el público muchos amigos de Micky, que vivió en Pamplona siete años; al final, conocidos y desconocidos bailaron con agrado el repertorio, especialmente las canciones más enérgicas, como Wasn’t that good, de Wynonie Harris; Buzz, Buzz, Buzz, tema del que extrajeron el nombre del grupo, de The Hollywood Flames, o la italiana Tintarella di luna, de su compatriota Mina.

Con un público que ya había entrado en calor y predispuesto para disfrutar, salió Kim Lenz. La artista y su banda ofrecieron un concierto más clásico que el de sus predecesores, heredero directo del rock’n’roll primigenio de los años cincuenta, con mucha presencia de las dos guitarras eléctricas (a las que se sumó la acústica de Kim). A falta de saxo, el peso instrumental recayó sobre Mario Cobo, un auténtico seguro de vida en las seis cuerdas. En cuanto al repertorio, estuvo muy bien escogido, jugando con los cambios de ritmo entre los medios tiempos (Deejay) y los cortes más acelerados (Percolate). Mención especial merecieron Slowly spending, la balada que da título a su último disco, interpretada con steel guitar por Mario Cobo, Guilty, que sonó casi western, o Thinking about you, con espléndida interpretación vocal de su autora. La fama le precedía y las expectativas estaban muy altas, pero todas quedaron satisfechas.