El sábado por la noche se celebró el Festival Nosotras en la sala Indara con la participación de tres grupos liderados por mujeres y la colaboración de la Asociación Saray, que recaudó fondos para luchar contra el cáncer de mama. En lo estrictamente musical, tuvimos la oportunidad de volver a disfrutar de dos bandas de la tierra, Lemon y Tal y Bandada, y de asistir a la primera actuación de Sweet Barrio en Navarra. A juzgar por la respuesta del público, no será la última. Vayamos por partes.

Sweet Barrio es un dúo de Madrid, concretamente del barrio de Usera. En su caso es importante este último dato, pues su música tiene un importante componente barrial, y no nos referimos solo al nombre del grupo. Se trata de un dúo formado por Irene en la voz y Maxi en la guitarra y programaciones. Tienen una estética impactante (Irene llevaba zapatos blancos de tacón, chándal naranja y americana gris) y en su música fusionan multitud de elementos, la mayor parte de ellos de las llamadas músicas urbanas, aunque también de géneros más tradicionales, como algunos detalles arábigos y ciertos dejes flamencos en el cante, las palmas y el baile. Un mestizaje moderno, como hicieron en su momento y a su manera Las Grecas o Los Delinqüentes; por cierto, versionaron un tema de Miguel Benítez, añorado miembro fundador de este último grupo. Era la primera vez que nos visitaban y ya había gente que cantaba sus canciones.

Tras ellos, otro dúo: Lemon y Tal. En esta ocasión, Beatriz Tubia (voz) y Gorka García (guitarra acústica y coros) se hicieron acompañar por Juan Cazcarra en el acordeón. Así, sin abandonar el formato acústico que tan bien le sienta a su música, pudieron colorearlo con nuevos arreglos. Es el suyo un pop salpicado de otros estilos como el folk, el tango o la ranchera; de esa mezcla salen canciones de contagiosa vitalidad, con mucho gancho. Si añadimos a eso la simpatía y el carisma de Beatriz, no es de extrañar que se metieran el público al bolsillo, como efectivamente hicieron con alguna balada (como la emocionante Tu boca), alguna ranchera llevada a su terreno (Llorona), alguna rumba (Multiverso), flamenco jondo o incluso una versión de Marisol (Estando contigo).

A Bandada, el grupo de Marian Ruiz, le correspondía el honor y la responsabilidad de cerrar el festival, y estuvo a la altura. Se presentó con una nutrida formación (dos guitarras, bajo, batería y una corista) y consiguió ofrecer un sonido plagado de detalles. En su caso, también ofreció un amplio abanico de estilos, desde el tango (Gris soledad) hasta el reggae (Señales de arena) o la ranchera (Corazón al viento), pero manteniendo siempre un pie firmemente asentado en el rock, que sería, sin duda, la verdadera raíz de su proyecto y de su líder, Marian, un huracán sobre las tablas. Triunfó también su banda, que cerró con Persiguiendo un sueño y Nacía pa’disfrutar. Tres grupos, tres estilos, tres mujeres fuertes. Brindo por ellas.