Que Berri Txarrak reuniese a más de 10.000 almas en su concierto del BEC de Barakaldo el 17 de marzo de 2018 fue tomado como un hito, algo que confirmó que los de Lekunberri se encuentran a otro nivel. No obstante, lo que a todas luces parecía un techo no era más que una ilusión. Ahora, en plena gira de despedida antes de su “parón indefinido”, el power trío ha colgado el cartel de No hay entradas en 20 ocasiones -tanto en Euskal Herria como en el Estado y Europa, incluyendo la minigira Beude-, de un total de 22, entre el primero que se celebró el 15 de febrero en el Astra de Gernika hasta el de París, el 6 de abril.

Según un recuento que ha hecho este periódico, en esa veintena de conciertos, de pequeño y mediano formato, la banda ha reunido a 19.000 personas. A esta cifra hay que sumarle la de los otros 20.000 aficionados que han comprado su pasaje para los últimos conciertos de la gira Ikusi Arte los próximos 22 y 23 de noviembre, en el Navarra Arena de Iruñea -después del sold out del día 23, el grupo decidió organizar otro concierto el día antes que también agotó el aforo-.

Aún más, a falta de alguna fecha por confirmar, la banda liderada por Gorka Urbizu tiene por delante la gira de festivales de verano, como el Download Festival de Madrid y el Resurrection Fest de Viveiro, así como giras por Asia y EEUU y, por supuesto, su apuesta por devolver el cariño que les está demostrando el público a través de un espectáculo masivo en Kobetamendi -Bilbao- el próximo julio, un día después de que concluya el BBK Live.

Berri Txarrak anunció el pasado mes de diciembre el “parón definitivo” de la banda, momento en el que empezaron a recibir una respuesta por parte de los aficionados que superó todas sus expectativas, tal y como reconoció el cantante Gorka Urbizu durante la rueda de prensa de presentación de la gira Ikusi Arte con la que dicen adiós. La decisión de parar fue tomada por el propio Urbizu, único componente original desde que el grupo se fundase en 1994, que necesita tomar distancia, descansar y coger aire de todo lo que ha sido su trayectoria: “Para crecer como músico tengo que apartarme del grupo que ha sido eje de mi vida; con todo lo jodido que pueda sonar, creo que estoy en ese punto”.

Con intención de evaluar este efecto despedida, DIARIO DE NOTICIAS ha contactado con tres personas que desde el punto de vista profesional -y también como seguidores- admiran y “respetan” la carrera de la banda.

Es el caso de Sergio Cruzado, promotor musical y director de Donostia Festibala, encuentro en el que ha programado en dos ocasiones a los de Lekunberri: en 2016, cuando el festival aún se celebraba en el parque de atracciones de Igeldo, y el año pasado en el hipódromo, espectáculo que hizo que el festival tuviese la mejor taquilla de día hasta la fecha.

Los entrevistados coinciden en que los datos de taquilla confirman un efecto despedida, pero consideran que eso no desmerece la tendencia de constante ascenso de la banda. Cruzado opina que el anuncio de parón “multiplica las cifras normales”, pero considera que en el caso de Berri Txarrak está claro que llevan un tiempo “reventando” la escena musical.

“Es un grupo al que siempre he respetado mucho y que creo que ha tenido un crecimiento muy sostenible a raíz de muchísimo trabajo y oficio”, comenta el responsable de Donostia Festibala. En este sentido, recuerda otros “fenómenos” que podrían ser comparables a esta despedida del power trío, como Hertzainak o Itoiz, pero que de ninguna manera provocaron una reacción entre los aficionados como esta, que llegó, incluso, a colapsar la plataforma de venta de entradas de la banda el día que salieron los tiques para su ultimísimo concierto, el 23 de noviembre -se registraron 3.000 solicitudes por segundo-.

efecto despedida “Hay muchas bandas que se han separado, pero no han conseguido el éxito de Berri Txarrak en esta gira de despedida”, expone Cruzado, a lo que el director de RockZone, Jordi Meya, añade que si bien hay grupos que utilizan este fenómeno como estrategia de marketing para tener un último tirón, no cree que sea el caso de Gorka Urbizu, Galder Izagirre y David González.

Es más, el promotor añade que considera que es una decisión “difícil” la tomada por el frontman de dejarlo en el culmen de la trayectoria de la agrupación “para tomar aire. Hasta en esa decisión me parece un grupo muy especial, que es lo que está demostrando”, añade Cruzado, aunque el responsable de RockZone no descarta que en un futuro “puedan volver”.

El periodista y seguidor del grupo Harriet Belloso, por su parte, opina que “el techo real del grupo” sí es el de las 10.000 personas que reunieron en el BEC. En este sentido, apunta a que si no se produjese ese fenómeno del adiós las cifras no serían estas. Coincide con Cruzado que la tendencia del grupo era “a más”, y recuerda que “el punto de inflexión” en su carrera, “cuando el grupo fue a expandirse de verdad”, fue con la publicación de Jaio.Musika.Hil en 2005, momento en el que pasaron a trío. En el caso de su apertura en el Estado, Belloso especula que pudo ser con Haria (2011), un proceso de reconocimiento al que seguro que ayudó la revista de música estatal RockZone que, desde 2009 con la publicación de Payola, les ha dedicado hasta cuatro portadas.

Su director recuerda que hace diez años en Euskal Herria eran un grupo “consolidado” y considera que su publicación sí que les ayudó a tomar “cierta visibilidad” en un momento en el que “los medios tenían más influencia que ahora. Poner en una portada un grupo que canta en euskera llamó mucho la atención, sin desmerecer el hecho de que ellos previamente habían hecho su trabajo y habían girado mucho”, comenta Meya, a quien las cifras que están obteniendo le resultan “muy sorprendentes”, dado que parece que el anuncio del adiós “haya sido la chispa para que, de golpe, todo el mundo sea fan de Berri Txarrak. Con el concierto del BEC ya se vio que estaban en el momento más álgido de su carrera. Además, es un grupo que ha tocado mucho, por lo que entiendo que quien les ha querido ver lo ha hecho”, expone.

Por su parte, Belloso, que ha asistido a una treintena de conciertos de la banda, tanto en gaztetxes como en grandes festivales , asume que los aficionados temen que ese “parón indefinido” sea irreversible, por lo que quieren verles cuantas más veces puedan durante esta última gira, al tiempo que no les importa moverse de un municipio a otro. “Todo está condicionado por el adiós”, apunta el periodista, que ya tiene entradas para el Tsunami Festival de Gijón y para la última cita en el Navarra Arena, y al que le gustaría ir a un tercer show de este Ikusi Arte. Entre todos los conciertos que recuerda con más cariño, desde su primera vez en Tolosa a principios de siglo, se encuentran el del gaztetxe de Ibarra en 2005 -“fue una experiencia brutal verles en primera fila con ese discazo”- con el Jaio.Musika.Hil recién salido y el del Kursaal de 2013.

Para Meya el espectáculo más memorable de Berri Txarrak -desde que les vio por primera vez en la sala KGB de Barcelona en 2002 les ha seguido hasta en unas 30 ocasiones y, por su trabajo, ha establecido relación personal con sus miembros- fue el último que dieron en la sala Razzmatazz de Barcelona, en marzo de 2018, donde también colgaron el cartel de No hay entradas, dentro de la gira del disco Infrasoinuak, en la que alcanzaron la cifra de los 1.000 conciertos y en la que, como anécdota curiosa contraria a la tendencia que se intenta explicar en este artículo, ofrecieron un espectáculo en Nantes (Francia) para una sola persona.

Precisamente, a juicio del responsable de la RockZone, Infrasoinuak es uno de los mejores discos que ha editado el conjunto y el “efecto despedida multiplicador actual” es también una respuesta al hecho de que hayan decidido “dejarlo muy arriba”, en contra de la tendencia habitual de las bandas de “entrar en decadencia”.

Meya asegura que a nivel estatal es uno de los grupos que más veces ha visto en directo y para Ikusi Arte tiene programado verles en el Download Festival, en el Resurrection Fest y espera verles también en la ciudad condal, aunque aún no han anunciado si habrá una fecha. No descarta acercarse a Iruñea y a Kobetamendi, y “verlos en su tierra y en su apogeo máximo”.

En estos 20 años -su primer disco, Berri Txarrak, se publicó en 1997- han girado por todo el mundo, incluyendo Estados Unidos, Asia y Nueva Zelanda. Aún más, han sido teloneros de grandes bandas internacionales como Rise Against y han abierto conciertos para Deftones y para Sick of It All. Berri Txarrak siempre ha ido a más.

EL ÉXITO Cruzado, por su parte, apostilla que “no hay que quitarles mérito porque se dé ese efecto de despedida”, dado que, tal y como también reconocen ambos periodistas, el grupo “tiene una base de público muy sólida que ha crecido mucho”.

El éxito de Berri Txarrak se hallaría en una “mezcla” de estilos con muchos seguidores en el Estado: el hardcore, el punk, el rock, el metal e, incluso, el pop en algunos casos. Además, tanto Belloso como Meya coinciden en la calidad de las “melodías” que compone Urbizu, como factor de éxito. “No creo que hayan inventado nada, pero han encontrado algo bastante personal que defienden muy bien”, apunta el director.

Belloso añade que el grupo ha conseguido, desde su fundación en 1994, aumentar su base de público con nuevas generaciones; este hecho se suma a que, a su juicio, “no han tenido ningún disco catastrófico y siempre han mantenido una línea bastante alta”.

Enganchar en sus directos es para Meya uno de los puntos fuertes de Berri Txarrak; fue, precisamente, como él se aficionó a este grupo que considera “muy auténtico”, en el que “no hay ni chorradas ni egos”. Asimismo, ambos periodistas coinciden en que existe una “afinidad política” por parte del público hacia las canciones de la banda.

kobetamendi El día en el que se anunció que Berri Txarrak actuaría en Kobetamendi el próximo 14 de julio se vendieron 10.500 entradas para ese espectáculo. Los de Lekunberri aprovecharán el recinto preparado por la promotora Last Tour International para el festival BBK Live que concluirá un día antes. Ante la gran demanda de entradas para las distintas fechas, este concierto es el resultado de la voluntad de la banda de llevar a cabo un evento en el que ninguno se quede sin verles una última vez, en lo que se convertirá, seguro, en una jornada de celebración tanto de la trayectoria del trío como de la propia cultura vasca.

“Solo pensar que pueden llenar Kobetamendi, que es lo mismo que pueden conseguir entre The Strokes, Rosalía y 100 grupos más, me parece un mérito social suyo y un avance del público”, avanza Cruzado, para quien la banda “ha roto con ciertas” reticencias relacionadas con el rock vasco, cuestión que beneficiará “a todos los que vengan por detrás”. En este mismo sentido, Belloso, que continúa subrayando su “calidad musical”, expone que, a nivel del Estado, “la gente se ha quitado el prejuicio de que sea un grupo que canta en euskera, ha abrazado la música y ha visto que hay temazos para dar y regalar”.