Washington/Los ángeles - Doris Day, la actriz y cantante que hechizó durante décadas los corazones de un país con su voz de ensueño y su apariencia angelical, falleció ayer a los 97 años, según informó la fundación que lleva su nombre.

“Day estaba en excelente condición física para su edad hasta que, recientemente, contrajo una grave neumonía que condujo a su muerte”, indicó en un comunicado la Doris Day Animal Foundation.

La cantante de Que será, será y protagonista de cintas con Cary Grant, James Stewart y Frank Sinatra, entre otros galanes de los años dorados de Hollywood, fue una de las mayores estrellas del cine de los 50 y los 60 y, aún hoy día, es considerada una de las actrices con más gancho en taquilla de todos los tiempos.

Formó una pareja de época con Rock Hudson en Confidencias de media noche, Pijama para dos y No me mandes flores, comedias que se convirtieron en un género en sí mismo. “Creo que la razón por la que a la gente le gustaban nuestras películas es porque podían apreciar realmente lo mucho que nos queríamos. Era algo que traspasaba la pantalla. Era un buen amigo”, dijo la actriz a la revista People en 2015.

Durante su carrera grabó más de 600 canciones, con éxitos como Sentimental journey, Love somebody, It’s magic, A guy is a guy y Secret love, se llevó un Grammy honorífico, una nominación al Oscar (Confidencias de media noche) y se hizo con el premio Cecil B. DeMille de los Globos de Oro.

Doris Mary Ann von Kapplehoff nació un 3 de abril de 1922 en Cincinatti (Ohio), hija de una ama de casa y un profesor de música, ambos de raíces alemanas. Desde pequeña, como tantas otras niñas a su edad, tuvo claro que quería ser artista. Y nada iba a frenarla.

Su trayectoria cinematográfica que alcanzaría grandes cotas con el éxito de Doris Day en el Oeste y cintas como Lucky me, Quiéreme o déjame, El hombre que sabía demasiado, Confidencias a medianoche, No os comáis las margaritas, Por favor no molesten, Una sirena sospechosa, Anoche cuando se apagó la luz y El novio de mamá, entre otras.

La intérprete, cuyo ocaso coincidía con la llegada de la revolución sexual, había entrado en una espiral de proyectos que no le interesaban particularmente.

Exhausta y sin la motivación de años anteriores, recibió un durísimo golpe con la muerte de su marido en 1968 y decidió que jamás volvería a rodar una sola película más.

Su marido, antes de morir y sin consultar a la actriz, había cerrado un acuerdo para que Day tuviera su propia serie de televisión, The Doris Day Show. Day se encomendó a ella por completo hasta 1973 en parte para paliar el despilfarro económico de Melcher, que había dilapidado la fortuna de la pareja con malas inversiones y había dejado a la artista con una enorme deuda.

La actriz, que en 2011 sorprendió con el lanzamiento del disco My Heart, llevaba desde su retirada del cine y la televisión una vida tranquila y relajada en Carmel (California), volcada en la institución Doris Day Animal League para el cuidado de las mascotas. - Efe