algo parecido al título de la columna de hoy, se decía la mayoría de los ciudadanos, cuando se anunciaron las nuevas elecciones del 10 de noviembre, las cuartas en el período de cuatro años, en un manifiesto ejercicio de incompetencia y falta de responsabilidad política. Ejercicio de funambulismo político de fuerzas empeñadas en no acordar pactos, en no formar mayorías, en no desatascar el bloqueo institucional en la formación del gobierno central, que se decía en otros tiempos.

A partir de conocerse la fecha elegida para esta convocatoria, que posiblemente no servirá para desatascar la situación de desgobierno, se puso en marcha la maquinaria electoral y todos los mensajes de las fuerzas políticas se convirtieron en asuntos de batalla electoral, saltándose a la torera el marco de la ley que dispone que la campaña comenzará el 1 de noviembre, en un ejercicio de burla y falta de respeto de las disposiciones legales, ellos que son tan amantes de las disposiciones de la ley.

Los lemas de campaña, repetitivos y poco brillantes y sin pizca de ingenio y novedad, los eternos posados de las fotos de campaña, las musiquitas de cada partido, los spots de propaganda volverán a impregnar el devenir de quince días de campaña que se nos harán eternos y ya hartamente conocidos.

Mítines más o menos repetitivos con similar parafernalia a la de la anterior cita con las urnas, que sirve para asegurar el voto de los seguros y fieles seguidores, y todo ello con machacona repetición de argumentarios, mensajes y propuestas de falsas promesas, descabelladas propuestas y cínicas ideas vertidas en los medios de comunicación, convertidos en espacios para la pelea y la venta del mensajes increíbles. Campañas electorales, otra vez, no, por favor.