Madrid - Muchos espectadores la recuerdan por el personaje que hizo en Hospital central, Maca. Pero han pasado los años, y Patricia Vico se ha nutrido de muchas más historias. En estos momentos, es la alcaldesa de León en la serie de Movistar+ Todo por el juego. A lo largo de la entrevista, la actriz ha hablado de cómo es su vida profesional, de cómo se siente cuando el que lleva la dirección de un trabajo en el que ella participa, este es el caso, es su marido, Daniel Calparsoro. Aunque la serie va de fútbol, ella no es una aficionada a este deporte.
¡Vaya alcaldesa que está usted hecha!
-Trigo limpio no te parece, ¿no? El personaje de Nuria tiene muchos matices, muchas verdades y muchas mentiras.
Por lo que hemos visto y vamos a ver, una certeza está totalmente confirmada, es una corrupta convencida.
-Sí, sí que lo es. Tiene todos los vicios que puede ofrecer el poder. Pero Nuria no es tan fuerte como parece, nada entre dos aguas. Al final, el poder es lo que es y puede corromper.
No a todos, no es justo generalizar. ¿Había hecho un papel semejante al que hace en Todo por el juego
-Nunca. Siempre me dan papeles de directora de algo, aunque luego en la vida real no mando nada; pero de corrupta este es el primero que hago, de política a secas tampoco ha había hecho nunca nada. Te puedo decir que estoy disfrutando mucho con este personaje. Me encanta.
¿Qué es lo que le gusta de Nuria Ballesteros?
-Si tubiera que juzgarla como persona, nada. Pero en la ficción son personajes tan inmorales que está en la tarjeta de presentación de la serie. Son así, viven en el mundo de la corrupción y lo normalizan. Están ahí y lo ven todo como si fuera lo más común del mundo.
¿La corrupción es un juego para estos personajes?
-No ellos no juegan, su vida es así. En Todo por el juego hay buenos y malos negocios. En juego hay mucho dinero, y un fallo pasa factura a cualquiera.
Viendo esta serie y pensando que el fútbol pueda ser así, es para poner los pelos de punta y sentir pánico.
-Pienso que el mundo del fútbol es mundo maravilloso...
Será el del fútbol infantil.
-Ja, ja, ja... El de los equipos profesionales también. Es un mundo de ilusión y ver que pueden suceder estas cosas dan bastante miedo. Es un mundo de ilusiones que mueve mucho dinero.
No solo dinero: hay violencia, corrupción política, relaciones sexuales con fines exclusivamente mercantiles, prostitución, amaños de partidos...
-Y se te habrá olvidado algo más, seguro. Pero hemos normalizado tanto la corrupción, estamos tan anestesiados que, aunque me sorprenden muchísimas cosas, en un sitio donde se mueven tantísimos millones de euros y pasan tantas cosas en este mundo de las apuestas y el fútbol parece que todo lo que ocurre es lógico.
¿Qué tal se trabaja con Daniel Calparsoro, director en muchos trabajos, pero también en la vida real?
-De puta madre. Desde el principio, cuando comenzamos a trabajar juntos, me ha ido muy bien. Nos entendemos muy bien, nos respetamos mucho, aunque a veces en casa del herrero, cuchillo de palo...
¿Qué quiere decir?
-Ahora estamos rodando una película y me decían: A ti, te habrá dado las claves en casa. Y te voy a decir una cosa, a mí en casa ni me habla...
¿Ni le habla? Supongo que se refiere a que no le habla de trabajo.
-Eso quería decir, hablamos de muchas otras cosas. A mí, me gusta mucho trabajar con él, es muy dinámico, muy abierto, y teniendo con él una relación personal, también sé cuando no le gusta, si vas bien o si vas mal. La complicidad en algunos momentos es un coñazo, vas a casa y sigues hablando de lo mismo, pero creativamente me va muy bien con él y estoy muy contenta.
¿Es más duro con usted que con otros actores?
-No. Cuando tiene que serlo lo es, pero conmigo o con cualquiera. No diría duro, pero, exigente, sí que es. Quizá esta temporada, la serie me ha exigido más, el boxeo ha sido difícil, me he quedado hecha una mierda.
¿Y cómo es la nueva película que está rodando con Calparsoro?
-No sé si puedo contar mucho. Va de alucineros. Tengo un personaje pequeño que me gusta mucho, soy abogada. Se titula Hasta el cielo.
¿Cuánto tiempo lleva en la profesión?
-No se decir una cifra ahora mismo, me tengo que poner a contar, no soy buena...
Mirando la Wikipedia parece que empezó usted en el 92-93.
-Seguro que sí. Llevo muchísimo tiempo. No cuento los años, cuento lo afortunada que me siento por tener trabajo y por poder vivir de esto. He hecho proyectos muy bonitos, he tenido personajes maravillosos. Cuando tengo un buen proyecto, me levanto por la mañana y me sonrío a mi misma por la suerte que tengo y me voy contenta a trabajar.
Su salto definitivo fue ‘Hospital Central’.
-Fue impresionante. Ese personaje me dio visibilidad, me dio la oportunidad de hacer un trabajo más comprometido, de contar una historia de amor independientemente de mis gustos sexuales. Fue una etapa muy bonita, tuve a mi hijo mientras grababa la serie. Tengo unos recuerdos estupendos de Maca, mi personaje.
¿Un personaje arriesgado en una época en la que se hablaba poco del amor entre mujeres?
-De hecho, fue la primera relación lésbica que se hacía fuera del género de la comedia. Quizá tuvo mucho éxito porque para mí la orientación sexual del personaje no era lo importante.
¿Qué era lo importante de Maca?
-Su labor como médico y la historia de amor que vivía como Esther. Aún, fíjate el tiempo que ha pasado, la gente me para por la calle, hay mujeres que me dicen: He salido del armario gracias a ti. También muchísimas niñas que pudieron hablar con sus madres de cuáles eran sus gustos en este sentido, que estuvieran viendo la serie y dijeran: Mamá, a mí también me gustan las chicas. Es una maravilla que esto lo pueda conseguir un personaje de televisión.
¿Le ha tentado alguna vez la dirección y hacerle la competencia a Daniel Calparsoro?
-Ja, ja, ja... ¡Qué mala! Aunque quisiera no podría hacerle la competencia, eso sería imposible.
¿Le está dorando la píldora para que la contrate?
-Ja, ja, ja... Eso tampoco. Me tienta más escribir que dirigir. ¿Dirigir? No. Ya te diré más adelante, voy a empezar a producir algunas cosas.