tudela - “Nuestra misión en cierta manera es filmar las cosas que otros cineastas no recogen, como os pequeños gestos de la vida cotidiana que son cinematográficos”. De esta forma definió ayer Jonás Trueba, el director de La Virgen de agosto, su motivación a la hora de acometer una historia para llevarla a la gran pantalla. “Parece que las películas tendrían que estar alimentadas de acontecimientos espectaculares e increíbles, pero las películas también se pueden hacer casi con la nada. Por lo que La Virgen de agosto apuesta es por que todos tenemos una película posible. ‘Cada cual lleva consigo su novela’, como decía Pérez Galdós”.

Jonás Trueba, director del largometraje, e Itsaso Arana, guionista y actriz, estuvieron ayer presentes en la 26ª Muestra de Cine de Tudela para presentar esta película que narra las vivencias de una joven que decide quedarse en el mes de agosto en Madrid. “El de Eva (Itsaso Arana) es la personaje con el más me identifico de las películas que he hecho”, apuntó Trueba que, con este largometraje continúa con la relación artística que inició con Arana tras La reconquista, su anterior trabajo. “Nos quedamos con ganas de seguir trabajando juntos y decidimos escribir esta película. Yo había escrito teatro pero nunca cine y no sé si me hubiera atrevido si no lo hubiera dirigido él”, explicó ayer la actriz y guionista navarra, natural de Tafalla. El hecho de crear ella la historia le facilita la interpretación porque “escribir es un impulso muy natural. Interpretar es más sencillo porque tienes toda la información dentro. Yo siempre he pensado que los escritores son grandes actores en potencia”.

El realizador madrileño critica esas películas que parece que están saturadas de momentos estelares, “entendemos el cine como un cuadro de pequeños momentos cotidianos. A veces para legitimar una película parece que hay que sobrecargarla”.

En La Virgen de agosto, el equipo e sumergió en el Madrid de agosto, que cambia de ritmo, de luz, de paisajes y ha servido también para que el propio director madrileño descubra una ciudad diferente. “Filmar en tu ciudad te obliga a tener una mirada renovada. Esta película tenía varios retos, filmar en agosto, con un calor insoportable y la luz hostil. Quisimos sumergirnos en la que sucede, en las verbenas, poder estar ahí, dentro, no recrear, y usarlo como fondo. Nos insertamos en las fiestas de barrio, porque buscamos que la vida no se detuviese para la película”. Trueba reconoció que agosto “es mi mes favorito”, porque “todo transcurre más despacio. El ritmo baja, baja la tensión y creo que eso es bueno. Los 11 meses restantes del año son un atropello. No eres dueño del ritmo y agosto es el único mes en el que siento que es más fácil y el ritmo de la vida se acopla más a mi ritmo”.

El director señaló que no estar nominado no le supone un agravio sino todo lo contrario, “casi lo agradezco”, explicó, “lo de los premios es como un sometimiento. Hemos tenido la suerte que hemos hecho películas que no hemos necesitado de los premios para seguir. Hemos intentado siempre estar al margen de eso o al menos no depender de eso. Pienso que estamos dando una imagen de que los cineastas están todo el día en alfombras y galas. Es un delirio que no tiene nada que ver con el cine. Hemos creado un monstruo porque la gente normal solo percibe el cine a través de festivales, premios y galas. Me parece preocupante y que se da demasiada importancia a ese mundo”.