Las canciones.

1) Meltin' Lips; 2) 'Coz You're Nice; 3) St God (sólo en CD); 4) The Pork's Revenge; 5) Bored And High; 6) Tuareg.7) A Brighter Pearl; 8) Baby; 9) Someone Bangged The Door; 10) Pretty Bones; 11) Doberwoman (sólo en CD); 12) My Bell Of Gold; 13) Lazin' By The Disco Lights.

La grabación.

Grabado en Estudios Jamalandruki (Vitoria) en septiembre de 2000 por Alfonso Asio.

Josetxo Ezponda: guitarras, voz, armónica, percusión, bajo en Meltin' Lips, Lazin' By The Disco Lights, Pretty Bones, St God, A Brighter Pearl; Carlos Beroiz: batería; Asio: bajo.

Todas las canciones escritas por Josetxo Ezponda.

Masterizado por Antonio Astray.

La portada y diseño. La pintura de la portada y la ilustración de la galleta es obra de Josetxo Ezponda. El diseño gráfico y la maquetación, de Marc Argenter.

La edición. El disco, editado bajo el sello de Hanky Panky Records, se ha publicado en un doble formato de LP (11 canciones) más CD (13 canciones). Incluye un libreto, firmado por Jaime Cristóbal y Fernando Gegúndez, con notas acerca de la grabación del disco y con material gráfico -cortesía de J.J. Kasti, Goyo Urdánoz, Germán Carrascosa y Carlos Beroiz-. Salió a la venta el pasado 10 de julio y puede adquirirse en la tienda Dientes Largos o a través de la página web del sello Hanky Panky.

Tras proyectos como Tensión, Neon Provos y Flores Muertas, finalmente surgió en 1987 Los Bichos bajo la unión de Josetxo (vocalista y guitarrista), Asio (bajista) y Charly (guitarrista). Un año después se sumó Fermín a la batería. Posteriormente, a las baquetas estuvieron Rubén y Jesús. Fue una de las bandas más singulares y relevantes del panorama de la música independiente estatal a finales de los 80 y principios de los 90. Se hicieron con el premio del Villa de Bilbao al grupo más innovador y en 1989 publicaron su primer sencillo, Anita Latigazo. Ese mismo año editaron su primer disco de larga duración, Color Hits (1989), al que siguió In Bitter Pink (1991). De recorrido fugaz, la formación terminó por disolverse en 1992.

los Bichos les tóco lidiar sin saberlo con un sambenito: el de banda de culto. Fue la suya una efímera carrera, que comenzó en 1987 y que terminó sólo cinco años después, en 1992. Como legado artístico, la formación navarra, capitaneada por el emblemático Josetxo Ezponda, dejó tan sólo dos discos. Y a día de hoy, a pesar de que su nombre resulte desconocido para unos cuantos, para otros muchos sigue despertando nostalgia y admiración, a partes iguales. Son aquellos que continúan degustando sus canciones, esas que no están en Spotify y que tienen sabor añejo, pero que no han perdido el brillo que llevó a Los Bichos a dar un vuelco a la escena underground del rock en los 80 y 90, y a ganarse el respeto de colegas, seguidores y prensa. De ahí que, semanas atrás, una noticia generase cierto runrun entre ese buen puñado de fieles seguidores, despertando ilusión. Porque, ¿de verdad se ha publicado ahora, años después, el disco perdido de Los Bichos? Casi.

Doberman Yoghourt es la última grabación que reunió a Josetxo Ezponda y Alfonso Asio. El primero, vocalista y guitarrista de la banda; el segundo, el bajista. Pilares. Se registró en el 2000, junto al batería Carlos Beroiz, en los estudios Jamalandruki, que el propio Asio se había montado en Vitoria. Para entonces, el fugaz viaje de Los Bichos se había detenido ocho años atrás, con un regusto agridulce, el de no haber terminado de recoger el fruto del trabajo bien hecho y de las buenas críticas recibidas. Prueba de ese buen hacer son sus discos, Color Hits (1989, Oihuka) y In Bitter Pink (1991, Oihuka), éste último incluido por la revista Rockdelux entre los 100 mejores discos españoles del siglo XX, en el puesto 76.

Pero la rueda se fue desgastando y, finalmente, se frenó del todo. Cansancio, tensiones en el grupo, falta de apoyo... Antes de esta disolución final, Josetxo ya había publicado un EP bajo el nombre de El Bicho, aventura en solitario que repetiría con The Glitter Cobweb, en 1995. En 2006 se publicó Los Bichos. 1991-1988, un recopilatorio de la banda y hasta ahí. Pasaron los años y el tic tac del olvido impuso su ley.

Quizá por eso que ahora esta colección de canciones salga a la luz casi dos décadas después de grabarse, tras un largo periplo y de la mano del sello bilbaíno Hanky Panky es en cierta manera una forma de restarle maldición al sambenito y hacer justicia a la memoria de ambos: Asio falleció en el 2000 y Josetxo se fue en 2013. Porque además, la cuidada edición incluye un libreto firmado por Jaime Cristóbal (músico y compositor en J'aime y Souvenir) y el periodista musical Fernando Gegúndez, con testimonios tanto de Carlos Beroiz como de personas cercanas a los músicos, que son un acercamiento a esos desconocidos años de los dos miembros de Los Bichos.

Fue a finales de 1996 cuando, por casualidad, Josetxo se encontró en Burlada con Carlos, batería al que conocía de vista. Le propuso colaborar en la preparación de unas canciones y Carlos aceptó, dando lugar a largos meses de ensayos -traducidos, finalmente, en años- de cambios de local de ensayo... y también de bajistas. Hasta que Josetxo, finalmente, decidió llamar a Asio, quien además acababa de organizarse su propio estudio en Vitoria. Su caminos se habían separado años atrás, pero Inma Ruiz de Lezana, la novia de Asio por entonces, recuerda la alegría con la que éste recibió la llamada de Josetxo, con quien compartía una dinámica creativa particular: "Josetxo y Asio, además de grandes amigos, eran un desequilibrado y mágico equipo bastante efectivo". Y explica: "Ambos tenían luces y sombras que en conjunción deslumbraban, pero estaban sometidos a los rigores de sus propios tormentos y sensibilidad".

Era el verano del 2000 y un puñado de ensayos fue suficiente para encerrarse en el estudio de grabación: "Josetxo tenía tantas ganas de grabar las canciones y llevábamos tantos años con ellas preparadas, que no esperamos a que Asio se aprendiese el resto de bajos, nos lanzamos a grabar", recuerda Carlos, además de rememorar una frase que se repetía por entonces Josetxo, confiado en las canciones: "Este disco me lo quiero tomar en serio". Contaba con la promesa de Subterfuge de sacar un compacto y ésta parecía ser su última bala musical. Sin embargo, a la larga, no terminó por dar en el blanco.

La grabación del disco se desarrolló en una nave de locales de ensayo llamada El Mal Camino, a las afueras de Vitoria, donde Asio había montado su estudio. La dinámica de trabajo fue rápida, veloz, y en apenas dos días -un fin de semana-, se habían grabado las trece canciones de Doberman Yoghourt. Habían llegado al estudio rodadas y atadas, fruto de esos largos años en los que Josetxo, cuidadoso, estuvo dando vueltas a cada tema, mimando el detalle.

El resultado final es un trabajo que suena a banda, eléctrico. Así lo define en el libreto el propio Fernando Gegúndez: "Predominan los medios tiempos sutiles como el mismo autor lo definió -Tuareg y Bored and High-, pero también hay muchos arranques tóxicos, inundados de su voz enajenada y glamourosa y sobre todo con un trabajo de guitarras sabrosas muy encomiable, bañado de las pedaleras que siempre definieron el sonido malbicho, truenos recurrentes de fuzz y wah wah, todas tocadas por el duque Ezponda".

Sólo había pasado una semana desde que finalizó la grabación y Asio ya había realizado una premezcla, tanto para que los músicos pudiesen escuchar el resultado, como para que Josetxo tuviese la opción de mover las canciones por diferentes discográficas. Mientras, además, el trío continuó ensayando, a la par que Asio también se centraba en dar forma a una casa-estudio en Huarte-Arakil. Tristemente no se llegó a materializar, ya que lamentablemente Asio falleció el 11 de diciembre del 2000.

Aquel fue un duro golpe para todos y en especial para Josetxo, quien a pesar de todo intentó sacar Doberman Yoghourt adelante, perdiendo, poco a poco, la ilusión y esperanza en dar con una discográfica que apostase por el trabajo. "Pasados unos meses, me dijo 'si tienes alguna otra cosa, hazla, porque estoy harto. Si algún día me llaman, ya te avisaré", apunta Carlos. No le llamó nunca. Y hasta hoy.

Conocido hasta ahora sólo por las personas más cercanas a los músicos, precisamente Doberman Yoghourt ha podido ver la luz en parte gracias a Inma, quien durante más de quince años ha custodiado el máster de la grabación del disco, hasta que se decidió a moverlo; y Kasti, amigo íntimo de Josetxo. Ambos han sido dos de las últimas piezas en encajar en este disco perdido de Los Bichos, que finalmente ha salido a la luz de la mano de Hanky Panky, editado ahora en un formato de LP más CD, que además incluye material fotográfico de la grabación y un libreto.

Y para terminar de cerrar el círculo, el diseño de la portada y de la contraportada son obra del propio Josetxo, ya que él mismo había diseñado una copia, antes de ofuscarse ante la falta de respuesta de las discográficas para dar salida a su disco recién grabado. El rosa es protagonista en el diseño, color por el que el músico navarro sentía especial atracción, como demostró en trabajos anteriores. Era así tanto por ser su particular homenaje al glam, como por el lado provocativo que encerraba.

El disco se ha publicado como El Bicho, tal como se pactó en la grabación, pero según señala Fernando Gegúndez en el libreto que acompaña al disco, "sus razones tendría Josetxo para firmarlo como el Bicho, pero es claramente un disco de Los Bichos, porque está Asio y porque es un disco eléctrico en su totalidad y más inspirado que sus dos en solitario". Un disco con alma de banda de culto, al fin y al cabo.

El disco se grabó en tan sólo dos días, en los estudios que el bajista Asio se había montado en una nave de locales de ensayo en Vitoria

'Doberman Yoghourt' ha sido editado en un formato de LP más CD, que además incluye material fotográfico de la grabación y un libreto