- El historiador Mikel Zuza ha reunido en el volumen titulado Sin cobertura, publicado por Pamiela, una relación de artículos escritos entre 2017 y 2018 en los que plasma su habitual preocupación por la cultura y el patrimonio y que se apoyan en la "desazón" que le produce "ver lo que nos queda y pensar en lo que hubo".

Aunque los textos cumplen entre dos y tres años, para Zuza la gran mayoría siguen teniendo "plena vigencia", sobre todo en lo referido a las "barbaridades" que, en su opinión, se siguen cometiendo sobre el patrimonio de todos los navarros. Y hace especial hincapié en los derribos como tendencia histórica en este territorio. "Parece que hubiera una cadena de acontecimientos y que cuando Carlomagno destruyó las murallas de Pamplona en el 778 nos echó una maldición o algo así", bromea. Y habla de las otras murallas derruidas hace 105 años, suceso que "dicen que la población festejó porque creía que eran un riesgo de enfermedad y otras cosas. Pues ahora se ve que las murallas no paran los virus". Zuza se pone serio cuando menciona en sus artículos derribos más recientes, como lo ocurrido con la Plaza del Castillo, actuación que califica de "histerectomía arqueológica". "Ese vaciado fue tremendo, cuando vas a la plaza del Rey de Barcelona y ves el conjunto arqueológico conservado, te das cuenta de lo que nos han robado", lamenta.

Esa destrucción masiva del patrimonio que se ha dado en Pamplona y en Navarra a lo largo de los siglos en ocasiones ha sido generada por "vicisitudes de la Historia", caso de las guerras; pero también "por cabezonería" de unos cuantos que pensaban que "era mejor tirar algo por intereses, muchas veces económicos". Por ejemplo, muestras de obstinación o megalomanía fueron algunas acciones del general Espoz y Mina, "que para algunos fue un héroe en la Guerra de la Independencia de los franceses, pero destruyó el Palacio de Tafalla, que era más grande que el de Olite, que también quemó porque le dio la gana".

Las noticias de actualidad alimentan en gran medida los artículos de Zuza, vocal del Consejo Navarro de Cultura y autor de libros como Crónicas irreales del Reyno de Navarra, Libro de los Teobaldos o Príncipe de Viana. El hombre que pudo reinar, entre otros. Así, en Torres más altas han caído escribe sobre el controvertido proyecto inmobiliario gestado en torno a los terrenos que ocupaba Salesianos en Pamplona, y que "va a acabar para siempre con la mejor vista de la ciudad", esa que desde el parque de la Medialuna se ha plasmado en tantos cuadros, grabados, fotografías. Porque en ese lugar se alzarán siete torres de 14 pisos a las que a nivel institucional solo se opusieron el alcalde anterior, Joseba Asiron, y su equipo, así como el Consejo Navarro de Cultura y "algún que otro outsider". "Yo me he opuesto todo lo que he podido", dice el escritor, que está convencido de que cuando esos edificios se levanten "a todo el mundo le parecerán un horror", pero entonces ya no se podrá hacer nada. En este punto relata una anécdota histórica. "Cuando Carlos V llegó a España, en Córdoba le hicieron firmar unos papeles que permitió al cabildo embutir una catedral dentro de la mezquita. Cuando pasados los años el emperador visitó la ciudad, dijo "habéis destruido lo que no había en ningún sitio para hacer algo que hay en todas partes".

En cuanto al papel de la Administración foral en este y en otros casos, opina que "ha hecho muchas cosas gracias a las cuales podemos disfrutar de un importante patrimonio, pero hay veces que debería hacer algo más". "En algunas ocasiones, instituciones que deberían proteger y difundir el patrimonio funcionan como por inercia, como si las cosas no pudieran hacerse de otra forma. Hay momentos en que Príncipe de Viana debería dar un paso más y no acaba de darlo", subraya.

Preguntado sobre el motivo que hay detrás de esta "manía" de tirar y derribar, el historiador cree que se debe a la "ignorancia". "Navarra tiene un pasado que para sí quisieran otros, pero apenas es conocido y esto se aprovecha para hacer auténticas barrabasadas". O para ocultar elementos de gran valor "como las monedas del Reyno". En 1985, en la reforma que ese año se hizo del Museo de Navarra, "no sé quién decidió llevarlas al almacén", cuando constituyen "una gran muestra de soberanía". "Eso no tiene explicación posible, y te da por pensar que las quitaron de la vista para que la gente no lo supiera", continúa, satisfecho porque en breve esas monedas dispondrán de un espacio permanente en el Museo.

El historiador aborda en estos artículos otros temas como los cines del centro de Pamplona, cuyo último exponente cerró hace ya cuatro años. "Ahora lo que mola son las franquicias y hacer residencias de estudiantes, que a este paso no tendrán donde ir al cine", señala. También recuerda las librerías "que se fueron quedando por el camino", y, por supuesto, los castillos ocupan un lugar especial en sus textos. "Son la espina dorsal de lo que fue el Reyno", y aquí, nuevamente, defiende una mayor y más contundente actuación de las instituciones. El Ayuntamiento de Aranguren ha hecho "una gran labor" con el Castillo de Irulegui y "podría servir de ejemplo".

Sobre el título del volumen, Sin cobertura, Mikel Zuza se refiere a la despoblación que también amenaza a tantos lugares de Navarra que durante siglos "han vivido de lo rural y ahora sufren el acoso de empresas de placas solares", que "está provocando el enfrentamiento entre vecinos como si ya no tuvieran bastante" con vivir en zonas vaciadas. "Se dice que Iñigo Arista nació en Aristu, en Urraúl Bajo, lo que prueba que de sitios pequeños pueden salir grandes cosas".

El régimen foral "y los constantes ataques que recibe" por parte de "una pretendida recentralización" ocupan otro apartado en los escritos de Zuza, que cita varios "exabruptos" lanzados contra Navarra y su soberanía en las últimas semanas con ocasión de la gestión de la pandemia. "Precisamente, los derechos históricos que a algunos tanto molestan son un instrumento perfecto para protegernos", dice. Y sigue: "Es evidente que esa identidad existe y desde hace muchos siglos, así que debería emplearse también para defender todos estos elementos de los que hablo en el libro. Porque es importante avanzar hacia el futuro sin olvidar lo que somos".

En cualquier caso, y a pesar del repaso que hace a la situación del patrimonio, Mikel Zuza no pierde "la esperanza de que la belleza triunfe". "Pamplona tiene la suerte de tener un ángel de la guarda como Víctor Hugo, que cuando vio las torres de la Catedral dijo 'cuidado que lo feo es feo, aunque tenga pretensiones de ser bonito". Esta sentencia "debería estar en la puerta de todas las facultades de arquitectura, empezando por la más cercana".

"El desconocimiento del pasado de Navarra se aprovecha para hacer auténticas barrabasadas"

Historiador y escritor