Javier Esquíroz regresa a la Ciudadela, después de haber expuesto en 1992 en el Polvorín, con la exposición Formas en la Foz de Lumbier, una muestra en la que descubre los detalles de ese espacio a través de las cavidades que se producen junto al lecho del río. Presenta 147 obras representativas de sus últimos años de trabajo.

Permanecerá abierta en la planta baja del Pabellón de Mixtos hasta el 10 de marzo, tal y como han explicado en rueda de prensa el director del área de Cultura e Igualdad del Ayuntamiento de Pamplona, Jorge Urdánoz, y el propio artista. El horario de visita es de martes a sábados 11.30 a 13.30 y de 18 a 20.30 horas y los domingos y festivos, de 11.30 a 13.30 horas.

Tal y como recoge el catálogo, este es un proyecto extenso que "nos descubre el tesoro sensorial que la Foz de Lumbier ofrece en sus entrañas, pero que también resulta revelador acerca de quién es el sujeto que se ha parado ante él, utilizándolo hasta convertirlo en motor de su creatividad". Javier Esquíroz ha utilizado diferentes soportes, técnicas y formatos. Desde lienzos de grandes dimensiones a trabajos más pequeños en los que combina acuarelas, tinta china, acrílico, grafito y óleo sobre madera. Además de soportes habituales en este tipo de exposiciones, ha incorporado como base para sus obras mesitas, tablillas de bambú o lienzos curvos que cuelgan de perchas de madera.

Así, presenta "una obra fiel a la paleta natural, con los matices precisos y sin aditamentos artificiales que despisten de la autenticidad del color genuino". Obras "con una clara tendencia a la figuración, hechas de pedacitos de realidad, a veces se desdibujan, para dar lugar a universos pictóricos menos realistas y más abstractos". Un trabajo que ha contado con una extensa documentación de fotografías y apuntes para sustentarlo.

Pequeñas oquedades

La elección de la Foz de Lumbier no ha sido casual ya que, según rememora Koldo Sebastián en la presentación del catálogo, en la exposición de 1992 en el Polvorín ya "avisaba de cuál iba a ser una de sus fuentes de inspiración más destacadas, uno de los lugares más activadores de su intuitiva capacidad para encontrar estímulos únicos: la Foz de Lumbier".

La garganta, de 1.300 metros de longitud y 400 metros de altura, esconde, si se sigue la senda junto al cauce, pequeñas oquedades fruto del desgaste de las rocas por el agua en las que quedan retenidos sedimentos, restos vegetales y cantos rodados mezclándose con el líquido. En estos pequeños espacios son en los que ha centrado su interés Javier Esquíroz.

El catálogo también incluye textos de Leire Olkotz y de Carmen Nadal. La primera define al autor como "observador, analista, crítico, vital, inquieto, entusiasta y, sobre todo, creador. Por eso su trabajo es tan exquisito, porque lo mima, desde la pincelada más expresionista y matérica, hasta el más mínimo e insignificante detalles". Y añade que "en esta nueva colección, las formas, aparecen como protagonistas de un universo natural a ras de suelo. Imágenes potentes, en las que el detalle alcanza un protagonismo clave. Encuadres cortos, muy fotográficos, elevados a una categoría que sólo el artista plástico puede conceder".

Carmen Nadal escribe que la exposición "nos habla de su íntimo y sorpresivo encuentro con la sencillez que la naturaleza nos ofrece. Un mundo de color y frescura plagada de tesoros naturales. Nos adentra en la reflexión sobre el compromiso con el entorno y el planeta que habitamos. Nos inunda de un acto de respeto por las minúsculas vidas iniciáticas que habitan silenciosas entre los huecos acuáticos repletas de vida vegetal y mineral".

Exponiendo desde 1973

Su primera exposición individual se celebró en 1973 en Tafalla y desde entonces su obra ha podido verse en 40 espacios de esa misma localidad y de Sitges, Pamplona, Corella, Barasoain, Sangüesa, Peralta, Pamplona, Calahorra, Burlada, Barañáin, Tudela, Zizur Mayor, Burlada y Tajonar. A ellas se unen las cerca de 20 muestras colectivas en las que ha participado y que han llevado su trabajo a otras ciudades como Barcelona, Estella, Zaragoza, Padova (Italia), Granada, París, Málaga o Madrid, entre otras.

Entre sus reconocimientos cuentas con el primer premio del concurso del cartel de fiestas de Tafalla en dos ocasiones y haber sido seleccionado para el Salón de Otoño de Pintura de Plasencia (Cáceres), el de El Deporte en las Bellas Artes, en escultura de Pamplona; el Premio Nacional de Pintura Juan Aparicio de Don Benito (Badajoz) y el de Alcázar de San Juan, además de en el Certamen de Pintura Villa de Aoiz en numerosas ocasiones.