El pintor navarro Jaime Basiano falleció el pasado viernes 12 de marzo a los 78 años de edad. Nacido en Pamplona el 16 de febrero de 1943, era hijo del ilustre artista Jesús Basiano y hermano del también pintor Javier Basiano. Con su padre empezó a pintar desde muy joven, y de él heredó un estilo y una técnica muy personales, ligados muy estrechamente al paisaje navarro desde una visión impresionista.

De hecho, a lo largo de su trayectoria, en la que vida y arte fueron siempre de la mano, Jaime Basiano recorrió toda Navarra con sus caballetes y lienzos, pintando del natural y plasmando en sus obras los paisajes de nuestra comunidad con pasión, honestidad y un gran oficio.

Basiano se inició en la pintura a los 13 años de la mano de su padre (una rotura de pierna fue la causa de que este pintor abandonase a los 13 años sus estudios y comenzase a pintar), con quien recorrió Navarra de norte a sur y de este a oeste para plasmar del natural sus paisajes, algo que siguió haciendo prácticamente hasta el final de sus días.

Reflejaba los motivos naturales según sus vivencias, el estado de ánimo y las experiencias que rodean cada momento. Y es que, para Jaime Basiano, lo esencial en cada una de sus propuestas, pintadas casi siempre al aire libre, era siempre la sinceridad y el intentar transmitir al espectador la fuerza de lo que él retrataba.

El pintor pamplonés comenzó su actividad expositiva en el año 1967 en la Sala de Arte de la Caja de Ahorros Municipal de Pamplona y, desde entonces, participó en numerosas muestras tanto individuales como colectivas.

Su obra forma parte de colecciones públicas como la del Parlamento de Navarra, Caja Navarra, Caja Laboral, Banco de Vasconia o la Caja Provincial de Álava, entre otras.

maestro que no dejó de aprender Como destaca Blanca B.C. en el catálogo de una de sus exposiciones celebrada en el año 2000 en Madrid y Pamplona, Jaime Basiano siempre aprendía “algo nuevo en cada pincelada”.

“Su mejor tarjeta de presentación es su obra; una obra esencialmente impresionista, en la que la luz y la naturaleza toman especial protagonismo. Pero su pintura se impregna de otras corrientes como el naturalismo, el realismo o incluso el fauvismo, por la fuerza y expresión que toma el color en muchos de los lienzos. Y es que las diferencias y sorpresas que presentan sus telas unidas a su propio carácter hacen más difícil encuadrar su estilo en una corriente determinada”, recoge Blanca B.C. en aquel catálogo editado en el año 2000, en el que concluye que “quizá uno de los mayores logros de Jaime Basiano haya sido el saber plasmar la naturalidad y pureza del artista que comienza, pero con una técnica y soltura propias de un maestro”.

Un maestro que nunca dejó de aprender.