601 días después de la corrida de la Feria de San Miguel de Corella de 2019, se volvió a celebrar un espectáculo de lidia y muerte en una plaza navarra. La Chata de Griseras, que ya mantuvo el año pasado un hilo de vida a los toros con festejos populares, volvió a arriesgar con loable valentía dando un paso al frente en la recuperación de este sector cultural. Chapeau por el empresario Adrián Ruiz y la concejala de festejos de la ciudad, Verónica Gormedino.

La función fue entretenida, aunque con el pero del metraje: de lo agradable de la tarde se pasó a malo por frío casi tres horas después. Faltó el arrimarse de taurinos de distintos lares y asociaciones para dar todavía más importancia al gesto. En fin. El próximo domingo, toros en Estella; y en junio quizá en Tafalla y Fitero. ¡Vamos!

El encierro murubeño y por tanto tizón por entero de El Canario fue de menos a más. Incluso, el último, Rosaleño, declaró toda una catequesis de bravura y clase sobreponiéndose a duras mermas físicas: quebrarse el pitón derecho en su salida del toril y el lastimarse la mano derecha al emplearse con gran entrega en los capotes. Empujó con fijeza en varas y acometió con clase y profundidad a la muleta del, a la postre triunfador, madrileño Diego García. Cada vez que Rosaleño mordía el polvo en sus enclasadas acometidas, se levantaba sobre los nudillos de sus maltrechos remos delanteros aún con más ganas de pelea. García supo darle aire y espacio y cuajó la faena de más clase, templada y rotunda de la larga tarde. Y aunque dos desacertados pinchazos preveían que se le esfumaba la oreja, que sumaría a la de su primer novillo, y el triunfo redondo, Rosaleño pensó que ya se había vaciado por completo y su bravura descansó sentado pidiendo vez al puntillero de turno. El hincha del Atleti estuvo bien, mejor que ante su primero, Abrileño, al que no terminó de domeñar.

Daniel de la Fuente, de Puebla del Río, mostró maneras de estar el más puesto de la terna, mas un mitin con el descabello en sus dos toros (cifra inescrutable en el abreplaza) dejaron la cosas sólo en cierto cuajo y una vuelta al ruedo por su cuenta ante un buen cuarto.

Bisoñez la de Daniel Barbero a pesar del paisanaje desplazado de su Ávila natal. Sin opción ante el garbanzo negro por manso del 2º, Labrador. El 5º, Barbero de nombre, como el propio coletudo, debía ser pariente del chaval y sabía lo que le esperaba y optó por hacerse el aburrido.

Ganadería. Seis utreos de El Canario, de Salamanca. El 4º, inválido de salida, sustituido por otro del mismo hierro. Bien presentados, en tipo y parejos. Buen juego en conjunto, salvo el 2º, manso. Destacaron 4º, 5º y, sobre todo, el 6º.

Daniel de la Fuente. Pinchazo, pinchazo hondo y muchos descabellos (silencio tras aviso). Y estocada atravesada y seis descabellos (vuelta al ruedo tras aviso).

Daniel Barbero. Pinchazo, estocada y 2 descabellos (silencio tras aviso). Y estocada caída (oreja).

Diego García. Estocada trasera (oreja tras aviso). En el 6º, pinchazo y otro pinchazo hondo (oreja).

Presidencia. Generosa a cargo de Carlos Javier Calvo, asesorado por Inocencio Lamana Aguado y Rosa López Galindo.

Incidencias. Largo metraje del festejo (2 horas y 45 m). Frío al final. Unas 400 personas. Rigor con las medidas sanitarias. Minuto de ilencio por los fallecidos por el Covid, 'Tinín' y Pepe Teruel.