En agosto comienzan los eventos y modalidades de caza más importantes, como la apertura de la media veda o la caza del jabalí, una actividad suplementaria que se realiza de manera más generalizada que las actuaciones llevadas a cabo hasta ahora para su control poblacional ante los daños que provocan en la agricultura. Sin embargo, el sector se encuentra maniatado por las últimas restricciones de movilidad aprobadas por el Gobierno de Navarra, ya que el toque de queda hasta las 6 horas impide madrugar a los cazadores para acudir a las zonas de caza.La Federación Navarra de Caza (FNC), ante esta situación, ha reclamado al Ejecutivo foral que la actividad cinegética forme parte de la extensa lista de exclusiones de las aplicaciones del toque de queda o confinamiento por motivos sanitarios. Con ello, se permitiría a los cazadores desplazarse para la práctica de la relevante función que asumen en la conservación de los hábitats, además de en todas las actividades relacionadas, como los traslados para el cuidado, adiestramiento y alimentación de los animales auxiliares de caza; o los traslados para el aprovisionamiento de material propio de la actividad cinegética.

Como se recuerda, Navarra fue de las pocas comunidades que, durante el estado de alarma del 2020, limitó taxativamente las acciones cinegéticas. El resultado, comparado con los registros de años anteriores, fue muy perjudicial, ya que se incrementaron los daños agrarios, las afecciones zoonóticas de especial relevancia en la salud pública y el número de accidentes de tráfico ocasionados por la fauna silvestre. No solo eso, sino que se empujó a los cazadores hacia un estado de penosa inseguridad jurídica, además de obligarlos a sufrir un importante agravio comparativo con otros sectores que pudieron continuar con su labor, a pesar de que sus actividades eran de naturaleza similar a la de la caza.

A través de la presentación de un informe multidisciplinar, la FNC busca concienciar a la Administración y a la sociedad de la importancia que posee la caza, que ha sido declarada en muchos lugares como una actividad esencial debido a razones sanitarias, medioambientales y económicas. De hecho, su relevancia epidemiológica resulta palmaria en estos momentos de pandemia, ya que se trata de una actividad que previene afecciones zoonóticas de especial trascendencia en la salud pública. Asimismo, los cazadores asumen una labor que contribuye al equilibrio ecológico en el control de las plagas y en el mantenimiento de la biodiversidad. Y, por último, constituye una acción necesaria para evitar los daños ocasionados por la fauna cinegética en la agricultura y para reducir los siniestros que estos animales provocan en las carreteras.

No solamente su trabajo es esencial, sino que los cazadores se han adaptado a la situación sanitaria. Desde la FNC se elaboró un protocolo profiláctico y de bioseguridad para un desarrollo seguro de la actividad cinegética frente a la covid-19. Este documento fue divulgado entre las autoridades, los agentes implicados en el medio natural y el colectivo de cazadores en Navarra. En él se incluía el control de las personas especialmente sensibles, los desplazamientos, las medidas generales de higiene, los puntos críticos específicos de la actividad cinegética (responsabilidad individual durante la caza) y aspectos relacionados con la bioseguridad en la tenencia, manipulación y cuidado de los perros y los hurones de caza.

Esta dimensión didáctica se lleva desarrollando con éxito desde el 2019 gracias a los cursos de cazador formado en sanidad animal, organizados por el Gobierno de Navarra en colaboración con la FNC. En ellos, se dota a los cazadores de conocimientos específicos sobre zoonosis, enfermedades de declaración obligatoria, medias de higiene y bioseguridad, y normas y reglas biosanitarias aplicadas en múltiples procedimientos de caza, como la manipulación de las piezas abatidas, el cuidado de los perros o hurones, o la gestión de los subproductos de origen animal no destinados al consumo humano.

Para la FNC, la caza ha de ser considerada una actividad deportiva esencial y sostenible, no solo en el ámbito de la economía rural y en la lucha contra la despoblación de los pueblos navarros, sino también en cuestiones estrechamente relacionadas con el control de la sobreabundancia de especies cinegéticas, la salud pública, la seguridad vial, la prevención de daños agrarios, el equilibrio de ecosistemas y un largo etcétera. Cuestiones todas ellas que han sido constatadas por múltiples entidades científicas internacionales.

La importancia del colectivo queda patente también por las 28.000 licencias de caza que se expiden en la Comunidad foral todos los años, una cifra que refuerza el papel tan primordial que ejercen los cazadores tanto en lo estrictamente cinegético como desde el punto de vista epidemiológico. Por ello, se hace necesario que se disponga en Navarra de una correcta ordenación de la acción cinegética como actividad esencial.