- Un hombre ambiguo y misterioso buscado por masas para encontrar remedio a sus dolencias, que tuvo que sobrevivir a los tiempos camuflándose como un camaleón. Así fue el curandero checo Jan Mikolá¡ek, en cuya vida se inspira Charlatán, la nueva película de Agnieszka Holland que llega a los cines este viernes. “Lo encontré intrigante y de alguna manera lo suficientemente ambiguo y complejo”, cuenta la cineasta polaca sobre los motivos que la condujeron a llevar a la gran pantalla la vida de este particular mesías.

Este hombre, que aprendió todo sobre las plantas y sus propiedades curativas y que diagnosticaba enfermedades a través de la orina, se convirtió en una celebridad en los años 30 entre ricos y pobres. Cada día, miles de personas se agolpaban a las puertas de su casa para visitar a Mikolá¡ek cargando su frasco de orina para recibir el tratamiento adecuado a base de una combinación de plantas. Atendió tanto a los alemanes durante la ocupación nazi como a los oficiales comunistas tras la guerra. “Él es el paradigma del camaleón, que está cambiando de máscara y vestuario para acomodarse a los diferentes regímenes”, apunta Holland.

Pero, además de sus circunstancias, Mikolá¡ek tuvo una personalidad particular. “Es alguien que está tomando decisiones extrañas y a veces muy crueles. Lo que ocurre dentro de sí mismo no es como la lucha entre lo justo o lo injusto, es mucho más complicado”, explica Holland.