Fecha: 28/08/2021 Lugar: Ciudadela Incidencias: Concierto de Niño de Elche (antes había actuado Frank Maza). Le acompañaron Raúl Cantizano (guitarra y sintetizador) y Alicia Acuña (programaciones).

iel a su compromiso de ofrecer una visión caleidoscópica del flamenco, mostrando su esencia desde todos los puntos de vista posibles, la programación de este año del Flamenco On Fire ha sido de lo más ecléctica. Al margen de propuestas más tradicionales, también hubo espacio para la investigación y la vanguardia. En este último campo se pueden englobar las actuaciones que el sábado por la tarde tuvieron lugar en la Ciudadela: Frank Maza y Niño de Elche. Cubrimos la segunda de ellas, la de Francisco Contreras Molina (así se llama el Niño de Elche), un artista con un conocimiento profundo del mundo del flamenco, a partir del cual ha desarrollado su propia propuesta, que, huelga decirlo, ha levantado tantas alabanzas como polémicas. Su concierto de Pamplona tuvo dos partes bien diferenciadas entre sí.

La primera de ellas estuvo centrada en su álbum Antología del cante flamenco heterodoxo y, aunque no fue flamenco tradicional, sí que fue la parte más convencional de su concierto, con canciones como Seguirilla del silogismo, donde el guitarrista hizo al final de las suyas jugando con el pedal de los efectos y las distorsiones, Tango de la Menegilda, que se sostuvo sobre piano cupletero y una pequeña batería, de la que se ocupó el guitarrista, o un acercamiento a Tim Buckey (Deep song, cuya letra adaptó al castellano, “no eres más que un hombre en las carreteras de la muerte”); la terminó a alarido limpio y golpeando el pie de micro contra el suelo, lo que producía un efecto de cáustica percusión. Se acercó al final esta primera parte, utilizando sus mismas palabras, como “cansautor flamenco”, guitarra en ristre, con Fandangos y canciones del exilio, en la que se acercó a la música latinoamericana, y finiquitó con Caña por pasodoble de Rafael Romero El Gallina.

La bomba gitana, versión de Lola Flores, marcó el inicio de la segunda parte, que fue sinónimo de desbarre absoluto. Si había algún purista en el recinto, imaginamos que se le habrían abierto las carnes, porque lo que allí sonó se alejó por completo de los cánones del flamenco tradicional. La electrónica fue la protagonista, gracias a los efectos que disparaba Susana desde su ordenador y Raúl con su sintetizador. Por encima, Niño de Elche se desgañitaba en frases abruptas, versos crípticos y alusiones a temáticas sórdidas como la prostitución, las drogas o las raves. En Yo quiero vivir en Granada volvió a entonar a la manera de un cantaor, aunque sobre ritmos electrónicos desquiciantes. Algunos se fueron, pero la audiencia, en su inmensa mayoría, acogió con agrado la propuesta, moviendo los brazos y bailando en sus sillas. Cabría preguntarse si esas personas escuchan habitualmente flamenco; si les gusta la música del Niño por lo que tiene de flamenca o por lo que tiene de “no flamenca” (los momentos en los que no cantaba, era electrónica pura y dura). Esa incógnita es el lema de esta edición del festival Flamenco On Fire. ¿Qué es el flamenco? Que cada uno saque sus propias conclusiones y disfrute con lo que más le guste.