Buen cierre de la temporada taurina del segundo de los cosos más antiguos de Navarra. El interés de la función vino de la mano de una materia prima fuerte y de estirpe con personalidad como es la de José Escolar Gil. A ella, además, le hicieron frente con entrega y valor una terna internacional. Ni el español José Cabrera ni el ecuatoriano David Garzón ni el portugués Diego Peseiro tocaron pelo en forma de triunfo, pero sí estuvieron cerca de hacerlo por su abnegada entrega ante los fuertes y, en muchas ocasiones, templados y enclasados escolares. Se le pidió una oreja del quinto al quiteño Garzón, más el usía vio que no había pañuelos suficientes. No hubiera sido injusto, a pesar de cumplir con el democrático reglamento, el habérsela dado dados los argumentos ganaderos y las cornadas que reparten las gentes contras y la ferocidad de las pandemias sanitarias y pecuniarias. Eso sí, Garzón, hay que reseñarlo, dio en el primero de su lote una vuelta al ruedo bastante por su cuenta.

Así la materia prima y las esforzadas puestas en escena de los coletudos, la función de toros mantuvo su interés, incluyendo el duelo a vida o muerte entre el luso Peseiro y un tal Gavilán, un sexto y cierraplaza muy alto de cruz y más largo que un mercancías, que recordó por sus gruesas y potentes dificultades a tauromaquias de tiempos más rudos. Gavilán fue el único utrero del encierro que no fue despedido con aplausos en el arrastre. Los dos mejores por su recorrido humillado y templado fueron los corridos en segundo y tercer lugar. También fue manejable el quinto.

El almeriense Cabrera destacó entre la terna por la rotundidad de los aceros. Dejó una gran estocada a l primero, Corsetero, novillo al que le faltó algo de celo y fondo. Y también cobró el andaluz un espadazo entero y un certero descabello ante el cuarto, Machaquito. Vuelta al ruedo de peso tras un faena complicada y de mérito. Garzón, sereno y mandón con la muleta al principio, quedó al final por debajo del buen 2º, Campanero, por matar mal. El ecuatoriano, que brindó el 5º a El Fundi, sí estuvo a la altura con gallardía ante el 5º, Burlador.

Peseiro se fajó con profundidad ante el excelente 4º. Unas veces despegado y otras, encajado. Ante el complicado sexto, se la jugó sin trampas.

Ganadería. 6 utreros de Escolar Gil. En tipo de su estirpe albaserrada. Algo desiguales, pero bien presentados. En conjunto, bravos. en varas y encastados. Con clase 2º y 3º. Complicado el 6º, único no aplaudido.

José Cabrera. En el 1º, ovación. En el 4º, vuelta al ruedo tras aviso.

David Garzón. En el 2º, vuelta al ruedo por su cuenta tras aviso. En el 5º, petición de oreja insuficiente y vuelta al ruedo.

Diego Peseiro. En el 3º, ovación tras aviso. En el 6º, palmas.

Presidencia. Bien a cargo de Juan Carlos Castillo Ezpeleta, asesorado por Santiago Campo Balduz e Isaías Bautista Sanz.

Incidencias. Tarde agradable, fresca al final. Buena entrada respecto al aforo permitido.