Con "una alegría tremenda" a la vez que un poco "impactada" recibió Aitana Monzón Blasco la noticia de que había ganado el Premio Espasa de Poesía. Un premio que cumple ahora su cuarta edición y que reconoció su poemario La civilización no era esto por "la originalidad de su estructura así como por la madurez expresiva de la autora", como dijo este martes el jurado. Con esto, Monzón Blasco, natural de Tudela de 21 años, se convierte en la primera escritora navarra en recibir este galardón dotado con 20.000 euros para el que se presentaron un total de 301 obras. "Saberme ganadora ha sido, cuanto menos un regalo inesperado; pero también es la recompensa al trabajo poético y al estudio", declaró la ganadora, quien recordó a "todas aquellas personas" que tanto le han enseñado. "No solo me quedo con el gran nombre de este premio, sino con quien me ha sabido cuidar, guiar y aconsejar todo este tiempo", añadió.

Este no es el primer reconocimiento que Monzón, estudiante de Estudios Ingleses en la Universidad de Zaragoza, ha recibido. Entre los galardones obtenidos, destacan el XLII Certamen Poético Nacional Ciudad de Archidona; el XXXIII Certamen de Poesía Gabriel y Galán, así como su puesto de finalista en el II Concurso Nacional de Poesía Viva #LdeLírica. Además, ha colaborado en antologías y revistas a nivel nacional e internacional y es autora del poemario Dormir à la belle étoile (Amarante, 2019). Sobre el trabajo galardonado, Monzón destacó que se trata "de un poemario no concebido como un discurso grandilocuente, sino como un acto íntimo entre la voz poética, que en este caso es un personaje, y su entorno, que es una ciudad mítica, poética y casi olvidada". Con esto, dijo, quiso hacer un homenaje a la lectura que más le ha marcado, como lo es El cuarteto de Alejandría, de Lawrence Durrel. "Al final, era una aproximación y una serie de pensamientos encadenados sobre esto, que se plasman en un diario de anotaciones, como un password poético, en el que intento comulgar la imagen del Amor sacro y el amor profano, y en esta estructura intento jugar con la convergencia entre teatro y poesía, dos aspectos muy importantes de la literatura", sostuvo la ganadora.

La tudelana no recuerda bien cuándo se produjo el salto de lectora de poesía a escritora, ya que la poesía "siempre" le ha acompañado, como afirmó. "Yo pienso en la poesía desde el bancal, desde la acequia, las manos de mi abuelo, las canciones, las jotas que él me ha ido inculcando, y esa métrica, esa musicalidad de la palabra que al final te va calando hasta que tú empiezas también a compartirla", subrayó, para destacar después que fue un profesor, Víctor Angulo, el que le facilitó la entrada en este mundo. "Tendría unos 12 años cuando me dijo que por qué no me presentaba a un concurso. Yo ya escribía de antes pero fue el empujón que todos necesitamos para seguir y creer en nuestro trabajo", añadió.

Por otro lado, Monzón se mostró muy agradecida por las palabras del jurado de este galardón, compuesto por Luis Alberto de Cuenca, Ana Porto, David Galán Redry, Alejandro Palomas y Ana Rosa Semprún. "Nadie regala nada, y que personas a las que admiro digan palabras tan bonitas sobre mi obra es algo maravilloso; yo no puedo pedir más", comentó la tudelana, quien manifestó que "después de muchos años observando de cerca a los poetas románticos", que son los que más le han enseñado, "lo original nunca ha existido". "Yo no he creado nada, porque soy una extensión de esas lecturas que han calado en mí", afirmó, y recordó una frase de Ramón María del Valle-Inclán en La lámpara maravillosa, que dice que "el poeta no crea, ensambla, combina, y hace suyos esos elementos". En este sentido, se acordó también de Aristóteles cuando dijo que "la imitación es intrínseca al ser humano, y con ella también el aprendizaje". Por esto, afirmó que ella plasma lo que observa y lo que aprende en esta observación.