Su último disco se titula Cada vez cadáver, pero anoche Fito & Fitipaldis demostraron estar más vivos que nunca y ofrecieron un recital de rock de altura ante las más de 11.000 personas que abarrotaron el Navarra Arena. Y como si de un karaoke se tratase, el público coreó todas las canciones y acompañó de principio a fin al artista bilbaíno y su banda, que confirmaron con creces por qué son uno de los grupos más importantes del panorama del rock estatal.

“Gracias por habernos esperado y no olvidaros de nosotros”, reivindicó Fito en el que fue, además, el primer concierto con todo vendido en el Arena y sin uso obligatorio de la mascarilla.

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Concierto de Fito & Fitipaldis

Cuatro años habían pasado del último concierto de Fito & Fitipaldis en Pamplona, en el recinto de la UPNA allá por 2018, y sí, ayer había ganas de reencuentro. Por parte de todos, tanto de público como del propio artista. “Madre mía, qué ganas tenía de venir aquí”, fueron las primeras palabras del músico ante un expectante Navarra Arena, que respondió con gritos de “Fito, Fito, Fito”.

Un par de hora antes, desde la apertura de puertas el Navarra Arena había ido recibiendo progresivamente a los miles asistentes, que disfrutaron de Morgan como teloneros de lujo. La banda liderada por Nina de Juan presentó en directo su último disco The River and the Stone, como elegante banda sonora para un pabellón que, canción a canción, iba llenándose.

Pasadas las diez de la noche, la imagen general era de la de un Arena a rebosar, con alrededor de 11.400 personas aguardando a que Fito & Fitipaldis saltasen al escenario. Y tras una proyección de animaciones, llegó la música: A quemarropa, tema de su último disco Cada vez cadáver fue la elegida para arrancar y la primera en levantar los primeros coros y las voces de un público más que variado. La música de Fito conecta generaciones y ayer en el Arena se vieron seguidores de todas las edades e incluso familias.

Sobre el escenario, ataviado con sus ya inseparables gorra y guitarra, a Fito le acompañará sus incombustibles Fitipaldis: el más que conocido Carlos Raya a la guitarra, Alejandro Climent Boli al bajo, Javier Alzaola a un buen protagonista saxofón y Coki Giménez a la batería.

Acompañados por un juego de luces que completaba el recital de rock, juntos atacaron un primer bloque de concierto en el que sonaron temas como Lo que sobra de mí, Por la boca vive el pez o Me equivocaría otra vez, un tema que en la pista se bailó y, en las gradas, levantó a la gente de sus asientos, todos unidos en un mismo coro.

Otro clásico fitero como Me equivocaría otra vez fue el siguiente tema de un repertorio que en el que, con el apoyo puntual de videoproyecciones y dos pantallas en las que se retransmitía el concierto, también se hizo hueco a otras canciones como una celebrada Whisky Barato, Todo a cien y también a nuevas composiciones como lo es Las palabras arden.

Fuesen nuevas o de anteriores trabajos, el público acompañó al de Bilbao de principio a fin y, al cierre de esta edición, todavía quedaba velada musical por delante con un Fito que, junto a sus Fitipaldis, demostraron que sí, que cada vez parecen estar más vivos.