- El español Albert Serra sembró el desconcierto ayer en el Festival de Cannes con Pacifiction, un filme magnético y bizarro, rodado en francés en la isla de Tahití, que contrapone el paraíso soñado y la corrupción real y con el que compite por primera vez por la Palma de Oro.

Ganador del premio especial del jurado Un certain regard en 2019 con Liberté, Serra -también conocido como el más francófono de los cineastas españoles y el más iconoclasta- propone al espectador un viaje alucinado al mundo interior del protagonista, el alto comisionado de Francia en Polinesia, que interpreta Benoit Magimel. A lo largo de más de dos horas y media, Serra aplica la máxima de que el arte debe crear confusión en un thriller con resonancias políticas pero despojado de referencias concretas cuyo punto de partida fue la lectura de los diarios de la actriz polinesia Tatarita Teriipaia, que fue esposa de Marlon Brando.

La narración, no obstante, transcurre por sus propios derroteros y muestra escenas de la vida cotidiana de ese funcionario con traje blanco de lino y en movimiento constante, que mantiene reuniones y vigila la posible actividad subversiva en la isla, pero también se divierte y pasa las noches en un exótico club. La amenaza de los ensayos nucleares, la especulación inmobiliaria, las insurrecciones, los complots aparecen como fantasmas mientras cobran protagonismo los diálogos y reflexiones del comisionado De Roller sobre el sentido del arte, la dualidad emoción/razón, la ilusión de control o la corrección política.

El cine español tuvo ayer doble protagonismo ya que Rodrigo Sorogoyen presentó, fuera de competición en la sección Cannes Premiere, el thriller rural As bestas. Basada en un suceso que el director y la coguionista Isabel Peña leyeron en un periódico sobre el enfrentamiento en una aldea gallega entre un matrimonio extranjero y unos vecinos locales, la película aborda problemas como la xenofobia, el abandono rural y la búsqueda de justicia. Al igual que el filme de Serra, se trata de una coproducción con Francia.

El cortometraje Cuerdas, de la directora alavesa Estíbaliz Urresola, recibió ayer jueves en Cannes el premio Rails d’Or, otorgado por miembros de la asociación ferroviaria Ceux du Rail a cortos y largometrajes proyectados en la Semana de la Crítica, sección paralela del certamen cinematográfico. Dicha asociación estimó que su proyecto “remite al universo del cine de Ken Loach, con un interés especial por el dilema que se vive en la coral de las protagonistas, narrado con alcance y profundidad”. l