La cantante Izaro Andrés (Mallabia, 1993) llevará su universo poético y musical la noche del martes 11 de octubre, a las 21.30 horas, en la sala Tótem. Antes, a las 20.30, actuará Raitx, alter ego de la donostiarra Rakel Arenaza.

Izaro llega a Navarra dentro de su gira Limones de oro, con la que está recorriendo el Estado por primera vez para presentar su último disco, de título homónimo. La vizcaína repasará junto a su banda su repertorio multilingüe para seguir “abriendo camino” a los artistas que cantan en lenguas cooficiales porque entiende que “todavía hay prejuicios”. “Aún se nota que hay gente reacia a que llegue alguien vasco cantando en euskera”, lamenta, pero precisa que, afortunadamente, esta reacción es “mínima” entre su público. Para la artista, la presencia del euskera en sus composiciones es una “decisión política, como todo”. “Para mí es valioso poder enseñar a la gente mi lengua”, dice. De esta forma se hace hueco para que más artistas del “rico ambiente cultural” de Euskal Herria salgan para crecer, una cuestión que, por ahora, sigue siendo “muy difícil”.

“El idioma máximo es la música”, añade, algo que ha vivido en su paso por Helsinki, donde recibió el calor del público pese a no hablar ni cantar en finlandés. Izaro ha pasado este año por Buenos Aires, París o las principales salas de la CAV –la primera artista femenina vasca en llenar el Velódromo de Anoeta en San Sebastián–, para emprender ahora una gira que prevé que será “dura” pero por la que siente especial ilusión.

Xoel lópez, Rozalén, Zahara...

En ella presentará Limones de oro, un “álbum regalo” para el público que la apoyó en un momento en el que pensaba que había perdido el tren: “Mi anterior álbum, Limones de invierno, salió en 2020 y se lo comió la pandemia, la gira cayó y fue muy difícil, relata. “Me quedé con la sensación de que 2020 era mi año, como el año de la tormenta perfecta. Pensé que era el año de cuajar y no cuajé”, agregó. Pero salió a flote y creó este disco, en el que reúne canciones anteriores y colaboraciones con artistas como Zahara, Pedro Pastor, Rozalén, Amaral, Xoel López o Alex Ferreira.

Tras la pandemia optó por no perder el tiempo, que cree que se hace más difícil al cumplir años, sobre todo para las que se plantean la maternidad, más factible ahora pero igualmente “compleja” de conciliar. “Siempre busco ejemplos de mujeres artistas que han tenido hijos. Hasta ahora desaparecían, pero ya no”, celebra. 

Hablar de esto, de feminismo o denunciar la violencia hacia la mujeres es una acción necesaria para la cantante. “Hay que hablar de esto. ¿Cuántas veces abres el periódico y ves que han matado a una mujer? Está tan a diario en nuestra vida, que me parece que cantamos poco sobre violencia de género, y hablamos poco sobre ello”, asevera, para subrayar la importancia de que las mujeres artistas cuenten la violencia que sufren.

Añade que en la industria musical hay aún “cositas”, como que la fragilicen por ser una mujer “joven y menuda” o que cuestiones sus capacidades o avances. “Las mujeres en la música tenemos que demostrar los méritos tres veces mas”, lamenta, cuestiones contra las que sí “se puede ir haciendo revolución”. Una revolución que ya solo con su presencia, como dice, pretende llevar a salas y teatros, antes de parar para trabajar en su nuevo álbum.