El filósofo alemán Hartmut Rosa reivindicó este lunes una nueva manera de estar en el mundo, la denominada “resonancia”, que contrasta con actitud agresiva y de “alienación” que impera en las sociedades actuales y que se caracteriza por el reto constante de producir más para mantenerse. Lo explicó en rueda de prensa con motivo de su participación este lunes en los Encuentros de Pamplona 72-22.

Rosa participó junto al filósofo chino Yuk Hui en un diálogo sobre La cuestión de la tecnología, un terreno en el que Rosa consideró que tanto Europa occidental como China comparten el “elemento estructural” de intentar expandirse constantemente con aumento de producción, prisas o mayor consumo para no perder terreno y “quedarse en el mismo lugar”. “Lo interesante son las diferencias culturales, de ver cómo reacciona cada cultura a una situación que es la misma”, la que él denomina “estabilización dinámica”, caracterizada por “la agresión” como un modo de relacionarse, tanto con la naturaleza como en política como “hacia nosotros mismos”.

LA ALIENACIÓN

Eso da lugar a un agotamiento emocional, a depresiones que se ven en tantos jóvenes hoy en día porque “no se sienten lo suficientemente guapos, inteligentes...”, dijo, para encontrar en el fondo de este problema “una manera errónea de relacionarse con el mundo” que lleva a la alienación. “Una persona con alienación puede tener muchas cosas pero ha perdido la capacidad de sentirse conectada con ellas”, con su coche, su casa e incluso con la gente que le rodea, lo que le leva a preguntarse qué hace en este lugar. Por ello, en los últimos años Hartmut Rosa se ha dedicado a buscar el concepto contrario a la alienación, y lo ha hallado en los que llama la “resonancia”, una sociología de la relación con el mundo basada en el contacto con las cosas y las personas, en “escuchar y responder”. Reconoció, sin embargo, que esta actitud no se puede fabricar, debe surgir en cada persona, institución o sociedad cuando algo “toca” a estos y les llama a una transformación hacia ese camino, pero “ocurre o no”.

S. Sánchez Migallón, H. Rosa y Yuk Hui (por streaming). | FOTO: DIARIO DE NOTICIAS

NUEVAS TECNOLOGÍAS

En cuanto a las nuevas tecnologías reconoció que “siempre las usamos con la esperanza de que nos den mayor resonancia”, con el anhelo de un contacto con el mundo, algo que muchas veces es posible gracias a estas tecnologías, que en otras ocasiones se convierten en “un obstáculo entre nosotros y el mundo”. Como ejemplo puso los teléfonos inteligentes, que se han convertido en “el modo principal de interactuar con el mundo, pero son una manera muy reducida de hacerlo.

SENTIR LA PERTENENCIA

La profesora y filósofa Georgina Rabassò presentó también en rueda de prensa la mesa redonda que moderó por la tarde con la participación de Tania Adam, Odil Bright y Gabriela Werner y bajo el título Sentir, narrar y musitar la pertenencia. Se trata de un encuentro de discursos y propuestas sin concesiones en el que se indagaron las experiencias de desplazamiento, pertenencia, alteridad y vulnerabilidad a través de los procesos de reflexión artística, tomando en consideración la memoria personal e histórica.

Con la colaboración especial de Damián Sainz Edwards y Heidi Ramírez, quienes han creado dos cortometrajes para esta sesión, se pretendía dar respuesta a las preguntas: “¿Es posible un nuevo mundo radicalmente distinto y mejor del que hemos heredado? ¿Cómo seguimos formando parte de él, de ese mundo que parece agotado?”. Rabassò leyó una nota enviada por Tania Adam, quien señaló que un punto en común de los participantes en esta mesa es “la noción de hogar: la creación del hogar y cómo ese hogar es el espacio donde confluyen las múltiples pertenencias”. “La búsqueda de la pertenencia puede darse o bien porque eres una persona de fuera, que llegas aquí y creas y recreas ese hogar, con esas pertenencias que has ido recogiendo a lo largo de tu vida” como en el caso de Gabriela Wiener y el de la propia Adam, indicó Rabassò.