¿Cuál es la génesis de este disco? Creo que lo empezó a escribir a partir de una baraja de tarot.

-Eso es. Estaba bastante atascada componiendo, me puse a escribir con el piano, pero necesitaba también nuevas temáticas de las que hablar. Vi el tarot ahí, que no lo tocaba desde los diecisiete años, cuando me lo regalaron, y empecé a sacar cartas para encontrar temas para las canciones. Fue un juego, una especie de reto. Me gustó también por la parte de que las canciones te leen el futuro, porque las escribes desde una parte de ti que todavía no sabes lo que te ocurre.

Ha pasado de la ciencia, tan presente en 'Sinapsis', a lo esotérico de este 'Oráculo'. De un extremo al otro.

-Sí, y eso que yo no entiendo mucho de ninguna de las dos cosas. Me flipa conocer las diferentes formas de entender la vida, ver documentales para entender lo que pasa, pero nada de eso acaba rigiendo en mi vida. Me parecía divertido cambiar de una cosa a la otra.

¿Y dónde se siente más cómoda? ¿En el orden de la ciencia o en el caos del azar?

-Me reconforta más la ciencia porque tiene soluciones, normas, leyes. El mundo esotérico me vuelve muy loca porque es como la incertidumbre. Esa parte me da más respeto, pero me gusta, me parece chulísimo. Y las dos cosas a la vez creo que tienen una estética preciosa.

Se ha iniciado en el piano, lo cual le ha abierto posibilidades para componer.

-Ha sido increíble. Llevo componiendo desde los quince años con la guitarra. Tenía muchos vicios adquiridos y me parecía que me estaba repitiendo. Le pedí a Diego Arroyo, de Veintiuno, que es amigo, que me diera clases de piano, y se me abrió un mundo. Entender la armonía desde el piano es mucho más sencillo que desde la guitarra. He podido aplicar cosas de armonía que ya sabía, sin hacer ninguna genialidad, porque no estoy en ese lugar, pero sí que me ha abierto puertas y me ha ayudado a construir melodías muy distintas a las que construyo con la guitarra. Ha sido muy guay porque sentía que estaba dentro de un bucle.

Es una artista joven, todavía en su tercer disco, y ya siente necesidad de no repetirse, de marcarse retos.

-Lo intento, sobre todo por mí, porque si no, me aburro muchísimo. Cuando termino una canción pienso que nunca más voy a escribir otra. O busco cosas o me vuelvo loca. Me tiene que tocar algo mucho por dentro como para ponerme a escribir una canción, aunque sea una estupidez la temática; puede ser un tema banal, pero que a mí me parece importante. Tengo un déficit de atención considerable, así que, o me das estímulos que me llamen mucho la atención, o me voy.

En este disco, todas las canciones hablan de usted, aunque desde muchos puntos de vista.

-Sí. He estado un año y medio en terapia, analizando las partes distintas que conviven conmigo y desde ahí he ido viendo desde diferentes prismas las cosas. Hay un concepto que lo engloba todo, la búsqueda del hogar, que me acabo dando cuenta de que está dentro y no fuera de uno mismo.

"Llevaba ochos años ya vestida de súper heroína y le he dicho adiós. Ahora hay otra cosa. Los conciertos creo que van a ser más divertidos que en la anterior gira"

Además de esa búsqueda de un hogar, diría que otro tema importante es la dicotomía entre lo que los demás, o incluso usted misma, cree que debería ser, y lo que realmente es, lo que le dicta el corazón.

-Muchas veces te encuentras siguiendo un camino que no existe. Tengo la sensación desde siempre de seguir sendas de gente, formas de vida no me funcionaban. Me ha costado darme cuenta de que no siempre está mal hacer las cosas a mi manera. Sobre todo en esta profesión, creo que tienes que ir haciéndote trajes a medida, que funcione o no ya es otra cosa. Yo no tengo ni idea de dónde voy a estar dentro de cinco años, pero tengo claro que, o te creas tú tu propio camino, o vas a estar incómoda todo el rato, no te va a valer el de nadie. Tengo esa sensación desde adolescente, cuando no quería estudiar porque prefería hacer otras cosas, o cuando estudiaba canto, que tenía que ser lírico. Siempre he tenido la sensación de nadar contra corriente. Agradezco mucho a las mujeres compositoras que han estado antes que yo, porque nos han abierto caminos, pero siento que yo también he tenido que buscarme el mío.

En 'La estrella' se pregunta para quién compone, para usted o para el resto. ¿Cuál es la respuesta?

-La idea es que sea para mí, pero de repente me dio un poco de susto; antes de Operación Triunfo, mi pan no dependía de esto, tenía menos ego porque nunca me había ido bien. Pero después de OT descubro un ego que no sabía que tenía y que me asusta mucho, y que me ocupo mucho de destruir, y me doy cuenta de que hay un equipo, una inversión y cosas que me agobian mucho. Entonces me encuentro componiendo para que le guste a la peña, o para que vaya a pegar o para que lo puedan poner en la radio. Rápidamente me di cuenta de que era un error y de que así no podía salir bien. Esa fue la primera frase de la canción y de ahí seguí tirando, porque creí que si a alguien no le iba a gustar eso era a la Maialen pequeñita que quería ser música.

La preventa del disco se agotó en veinticuatro horas.

-Sí, con eso he flipado muchísimo. En veinticuatro horas habíamos agotado la primera tanda de quinientos ejemplares. Fue muy guay, porque igual no tengo una cantidad de fans increíble como para tocar en un sitio enorme, pero la gente que está, está totalmente volcada con nosotros. Me parece increíble. Yo siempre pienso que voy a palmar, soy muy pesimista en ese aspecto, pero no dejo de llevarme sorpresas increíbles.

La gira arranca el sábado en la Tótem. ¿Qué puede avanzar?

-He sentido la necesidad de matar a la súper heroína. Llevaba ochos años ya vestida de súper heroína y le he dicho adiós. Ahora hay otra cosa. El concierto creo que va a ser más divertido que en la anterior gira, estamos más confiadas, más tranquis. En la gira anterior sufrimos un poco y en esta queremos pasárnoslo mejor, disfrutar. Encima, es tan variado que es súper divertido.