Desde su primer disco, aquel Romancero, ha sabido mantener sus señas de identidad, sobre todo la voz, pero su música ha cambiado mucho.

Sí, la verdad es que sí. En cuanto a arreglos, sobre todo, he hecho siempre lo que he querido. No he seguido ningún criterio concreto, sino que he ido cambiando en cada disco.

En el último disco, Paprika, se ha atrevido con sonidos caribeños y latinos.

Lo he hecho por variar un poco. Este es mi séptimo disco, y tienes que buscar novedades para no cansarte, para no aburrirte de ti misma. Yo compongo con la guitarra y para este disco pensé en llevar las canciones hacia sonidos autóctonos latinos como la salsa, la bachata, el bolero…

Se aprecian esos cambios, pero la esencia se mantiene, sigue sonando a La Bien Querida.

La esencia sigue siendo la misma porque yo compongo igual, con la guitarra. El bolero es el padre de la bachata, al final no está tan alejado.

¿Y cómo acepta el público estos cambios de estilo?

Yo pensaba que les iba a parecer horrible, sobre todo a los indies, pero parece ser que sigo haciendo indie (risas), porque nadie me ha dicho nada al respecto. No he tenido grandes críticas negativas. Habrá gente a la que no le haya gustado, gente que sí… Creo que, como mis melodías son muy marcadas y mi voz es muy personal, la gente acepta bien estos cambios estilísticos.

La escena indie, en la que se le puede incluir a usted, se ha abierto bastante en los últimos tiempos, ¿no?

Sí, totalmente. El indie que yo conocí en los noventa ya no existe.

"Hace mucho que no voy a Pamplona, sí. Vamos David (Rodríguez, productor, NdR) y yo, en acústico, y repasamos toda la discografía. Tengo muchas ganas"

Antes estaba todo más encorsetado. Ahora Los Planetas se acercan al flamenco, Nacho Vegas a la música tradicional asturiana… Hay más apertura.

Claro, es que puedes hacer flamenco y tener ese espíritu independiente y alternativo. Para mí el indie es la belleza de las cosas imperfectas, ese sonido amateur que había en los noventa y que a mí me gustaba tanto. La gente no cantaba tan perfecto, no afinaba… A mí eso me llega mucho más que lo que se hace ahora. Ahora todos tendemos a poner el autotune y me suena todo como falso, impuesto. Creo que falta un poco de alma en la música que escucho hoy en día.

Las letras hablan de amor, pero algunas canciones, como Mala hierba o Como casi nada, destilan mucha mala baba. Esta última tiene una cita al bolero Dos cruces (“Están clavadas dos cruces en el monte del olvido”), y una frase que me ha recordado a Los Planetas, ese “para que veas lo imbécil que has sido”. ¿Ha sido un guiño premeditado?

Todos tenemos esa frase en la cabeza. Cuando la escribí, me acordé de ella, pero no fue premeditado, no pensé en coger una frase de esa canción, pero todos los que hemos sido fans de Los Planetas tenemos esa frase grabada. Y sí, en este disco, aparte de amor también hay un poco de rabia y de desamor un poco más bestia.

Casi siempre escribe en primera persona, lo que da un punto de confesionalidad. ¿Hasta qué punto son letras autobiográficas?

En todas las canciones siempre hay algo de realidad y de autobiográfico, y también otro poco de fantasía. Supongo que como los escritores cuando escriben los libros, que siempre cogerán algo de autobiográfico.

Hablábamos de Los Planetas, y en este disco ha colaborado Jota, amigo suyo con quien ya había cantado en varias ocasiones. También está Santiago, de Él Mató a un Policía Motorizado, y Miren Iza, Tulsa. ¿Cómo han sido estas dos colaboraciones?

Me apetecía mucho colaborar con Santiago. Habíamos hablado por redes sociales y tenía esta canción, que tenía mucha letra, y se me ocurrió que podía cantarla con él. Además, la canta con agudos, que él normalmente canta mucho más grave, y creo que la canción con él crece un montón. Luego decidí titularla La cruz de Santiago para dedicársela, como agradecimiento. Y la colaboración de Tulsa fue porque necesitaba una voz para los agudos, que yo no llegaba, y a David se le ocurrió que podíamos llamar a Miren.

Este es el primer disco que publica con el sello Sonido muchacho, después de toda una vida en Elefant. ¿A qué se ha debido el cambio? ¿Qué papel juega una discográfica hoy en día?

He cambiado de sello porque necesitaba un cambio de aires, quería ver el mundo. Es como si estás toda la vida en casa de tus padres, que no ves de qué va la vida. Era una necesidad vital que tenía. Una multinacional siempre me ha dado como miedo, porque la industria musical es muy agresiva, como cualquier industria, y yo tengo el espíritu un poco independiente casi sin quererlo. Me gustaba Sonido Muchacho porque mantiene ese espíritu así como un poco independiente. De hecho, tiene a todos los grupos españoles independientes habidos y por haber. Hoy en día no es necesaria una discográfica. Igual si estás empezando te puede venir bien, porque necesitas colocarte, que te conozcan, situarte. También depende de la personalidad de cada uno. Si te ves con fuerzas para hacerlo todo, lo haces tú. Si has sacado una canción que ha tenido cierta repercusión… Depende de cada caso y de cada persona. Pero no, hoy en día ya no es absolutamente necesaria una discográfica.

"Ahora todos tendemos a poner el autotune y me suena todo como falso, impuesto. Falta un poco de alma en la música que escucho hoy en día"

Tengo entendido que usted financió la grabación de este disco. Entiendo que lo que espera del sello es que lo muevan, que le den visibilidad.

Exacto. Porque aunque lo saques tú, vas a necesitas a alguien que te haga la promoción, alguien que te fabrique el disco, que te lo distribuya… Puedes buscarte tú a esa gente, o confiar en una discográfica que te eche un cable a cambio de un tanto por ciento.

Una manera de mover las canciones es conseguir que las incluyan en series. Usted lo ha conseguido en varias ocasiones, aunque creo que fue antes del cambio de sello.

Eso es, lo de las series no ha sido con Sonido Muchacho, ya lo había hecho antes. Son modas, hubo un par de años que todas las series llevaban canciones mías. Está bien porque te das a conocer. Cuando metí Dinamita y Los jardines de marzo en Paquita Salas, de los Javis, me conoció mucha gente.

El disco salió hace un año y sigue dando conciertos. ¿Está trabajando ya en lo nuevo?

Sigo dando conciertos, pero ya estoy dándole vueltas al siguiente disco. Todavía no tengo las canciones, pero ya tengo claro cómo lo quiero hacer, y eso ya es bastante. Ya sé qué camino quiero tomar.

Recientemente ha publicado una versión del Porque te vas, de Jeanette.

Me propusieron hacer un concierto especial de homenaje a Carlos Saura. La canción la compuso Perales para Jeanette, pero no tuvo repercusión cuando ella la empezó a cantar. Carlos Saura la recuperó porque a ella le gustaba mucho. Él se la ponía a su entorno y a nadie le gustaba, pero a pesar de todo decidió meterla en su película (Cría cuervos) y fue un éxito arrollador. El cine y la música se complementan muy bien.

¿Cómo va a ser el concierto de Pamplona? Hace mucho que no viene por aquí…

Hace mucho que no voy a Pamplona, sí. Vamos David (Rodríguez, productor, NdR) y yo, en acústico, y repasamos toda la discografía. Tengo muchas ganas.