Empezó a trabajar en su nuevo disco, Camino, durante la pandemia, pero no se ha publicado hasta 2023. ¿Por qué ha tardado tanto en terminarlo?

Los trabajos tienen su tiempo y se terminan cuando se terminan. Cuando llegó la pandemia estábamos empezando a componer, eligiendo repertorio… Fue imposible arrancar ahí por todo lo que estábamos viviendo. Además, queríamos hacer un disco alegre y con buen ambiente, y en aquellas circunstancias no era posible. En las grabaciones siempre suceden cosas, vas cambiando el repertorio, el orden… Esta vez ha sido por la pandemia, pero en otros trabajos ha sido por otras cosas. Chaboli es el productor del disco y también compone, y tenemos muchas canciones acumuladas, algunas se quedan guardadas y luego ves que encajan en otros discos. Los discos se terminan cuando ellos quieren, no cuando uno se lo propone.

Creo que también han trabajado mucho en el estudio hasta dar con el sonido que buscaban, ¿no?

Exacto. Es un disco muy elaborado, hay mucho trabajo a nivel de arreglos y de sonido. Ayer lo hablaba con un amigo: a veces tienes la perfección de lo electrónico y las cosas disparadas, pero falta el alma de la persona que está tocando. Así salen discos bonitos, pero sin alma.

Llevan las canciones a lugares muy sorprendentes, mezclando palos de flamenco con teclados, sonidos electrónicos, cosas más R’n’B… Chaboli se encarga la producción, pero imagino que usted también interviene en el proceso. ¿Cómo van dando forma a las canciones? 

Un poco todo. El arreglista es él, a veces estamos los dos y van surgiendo cosas. En otras ocasiones viene un músico y se nos ocurre algo nuevo, añadimos cosas diferentes… Es un trabajo de meter muchas horas, darle muchas vueltas, ir desechando cosas y volviendo a empezar hasta conseguir el objetivo, que es que el sonido esté bonito, pero que tenga vida y espíritu, que no sea música muerta.

"El flamenco merece el mejor lugar. Es una música muy compleja y mucha gente desconoce la dificultad que encierra"

Respecto a eso último que dice, se nota que el disco tiene mucho trabajo de producción, pero suena muy fresco.

Sí, el disco está muy vivo. Y es difícil, ahora que la tecnología te ofrece esa perfección, que todo esté bien encajado… Pero eso no te emociona. El fallo es bonito y también te emociona.

Imagino que el titulo, Camino, va por aquello de que lo importante en la vida no es la meta, sino el camino.

Totalmente, sí. A veces se llega antes y a veces más tarde, pero hay que disfrutar el camino que nos ha tocado en la vida, saborearlo. Todos tenemos una ambición, un sueño. En mi caso, tengo una profesión muy bonita que me permite viajar, conocer gente… Disfruto mucho de todo esto, y creo que es importante, porque nunca sabes dónde vas a estar mañana. El título es un homenaje a esa palabra tan bonita que es el camino. A mi propio camino, el que he hecho, con sus dificultades y sacrificios, pero tan hermoso. A lo que hemos vivido y a lo que nos queda por delante, si Dios quiere.

Y en estos veinticinco años largos de carrera, ¿qué sería lo mejor que le ha ofrecido el camino?

Son muchas cosas buenas. Si tuviese que elegir una, sería el momento en que estás cantando a gusto, cualquiera de esas noches en directo en las que estás inspirada. Me quedaría con esos momentos.

"Hemos logrado un disco muy vivo. Y es difícil, ahora que la tecnología te ofrece esa perfección, que todo esté bien encajado… Pero eso no te emociona"

Ese sería el éxito de público, pero usted también tiene el éxito de la crítica, plasmado en muchos premios. El último, el Latin Grammy que le otorgaron el mes pasado. ¿Llega una a acostumbrarse a estos reconocimientos? ¿Qué importancia tienen para usted?

Nunca dejas de darles importancia, por supuesto. Y este año, igual más, porque se entregaron en España. En América, los Grammy tienen mucha repercusión, son lo máximo. Si te nominan una vez a alguno, es como que la gente te mira de diferente manera en México o en Argentina, pero aquí no tenían tanta repercusión. Este año, al haberse hecho en España, y televisados en vivo, ha sido quizás más emocionante. Estos premios son un reconocimientos de la industria, de los compañeros, que son los que votan, y por eso quizás sean el premio más nuestro. Pero bueno, cualquier reconocimiento, por pequeño que parezca, siempre se agradece.

Ese tipo de premios son un reconocimiento a su persona, pero también al flamenco en general. ¿Cree que ha encontrado ya el lugar que merece?

Para mí, siempre ha tenido el mejor lugar, porque es la música que más me gusta, la que más disfruto. Pero es cierto que, a nivel reconocimiento, siempre queremos más. Cada uno cuenta la feria como le va. He hablado con artistas de pop y también se quejan de sus cosas. Como dices, es verdad que cuando recibí este premio sentía que no era solo mío; era también de mis compañeros, de los que están ahora y de los que estuvieron antes, los que hicieron que el flamenco esté donde está hoy. Ellos son los que han pasado las fatigas y han sufrido en las épocas duras de los tablaos y los sitios pequeños, en los que había que aguantar cosas que hoy están superadas. A nivel artístico, creo que el flamenco merece el mejor lugar. Es una música muy compleja y mucha gente desconoce la dificultad que encierra a nivel de baile, de tocar la guitarra… Tienes que dominar la melodía, la afinación, la rítmica… Siempre deseo mucho más para el flamenco, que se valore más todavía.

Decía el poeta que “se hace camino al andar”. A corto plazo, su camino le va a llevar a Estados Unidos, donde se va ahora de gira. ¿Qué le pide Niña Pastori al camino, mirando más a largo plazo?

Pues a mis cuarenta y cinco años, pido lo mejor (risas)… Solo quiero recibir cosas bonitas, creo que toca. He sembrado mucho siempre, lo sigo haciendo porque me encanta, me apasiona lo que hago, y espero que de aquí en adelante me esperen cosas bonitas. Seguir haciendo lo que me gusta, porque, a pesar de los tiempos y de cómo está todo, tengo un público fiel. Todo eso (risas).