Como cada otoño, la Plaza del Castillo de Pamplona se convierte en el epicentro literario de la ciudad con la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión hasta el día 6 de este mes. Un evento que este año reúne 16 librerías y, como cada año desde 1981, cada una con su propio universo de historias, ediciones raras y libros que han sobrevivido al paso del tiempo. Los tenderos y coleccionistas hacen de este evento un lugar especial para los amantes de la lectura y del coleccionismo. Entre los y las libreras y compradoras hay una pasión compartida: la búsqueda de joyas literarias que no solo cuentan historias, sino que son parte de ellas.
Kike Abarzuza, de la Librería Iratxe, ha estado presente en todas las ediciones de la feria desde 1981, y su entusiasmo no ha disminuido con el tiempo. “Traemos un poco de todo, pero nos centramos mucho en la historia de Pamplona y Navarra”, comenta, subrayando el orgullo que siente al compartir libros que reflejan la historia local.
Para Abarzuza, la preparación para la feria requiere cuidado y dedicación, “Elegimos los libros con mucha atención, porque queremos que la gente vea lo mejor de nuestra librería”. Aunque tienen una amplia gama de géneros, los temas de historia, biografías y carlismo son los que llevan con más ilusión, ya que conectan directamente con la historia de la región.
“Traemos de todo, pero nos centramos mucho en la historia de Pamplona y Navarra”
Leyre Machina, de la librería Libros con Historia, comparte con los clientes la esencia de la tienda: “Cada libro tiene su propia vida. No solo cuentan una historia, sino que también tienen una trayectoria detrás”. A pesar de ser su primer año en la feria, Machina ha visto un interés especial en novelas clásicas y libros de historia. “Muchos se llevan libros sobre la Guerra Civil, y también hay un gran interés en la filosofía”, añade.
“No podemos traer todos los libros que tenemos en la librería, entonces seleccionamos lo que creemos que puede interesar más aquí”, comenta. Las ferias de libros en distintas ciudades requieren una adaptación del catálogo a los intereses locales. En esta feria, destaca que los libros antiguos más delicados se quedan en la tienda, ya que aquí los lectores buscan principalmente opciones a precios accesibles y ediciones poco comunes.
“Los libros no solo cuentan una historia, sino que también tienen una trayectoria detrás”
Eduardo Soriano, de la librería catalana Sarda, lleva dos años consecutivos participando en la feria de Pamplona y resalta cómo las ediciones clásicas encuadernadas con detalles vistosos están ganando terreno entre los compradores. “La gente se está llevando mucho los clásicos, pero en encuadernaciones bonitas”. Además, nota una diferencia en los intereses de los visitantes según la región. “Aquí, en Navarra, el tema de la Guerra Civil es muy buscado, mientras que en otras zonas, como Andalucía, el interés por temas esotéricos es más notable”.
“Me encanta ver cómo la gente joven se interesa por los libros, cosa que en otras ferias, no es tan común”
Soriano también destaca la importancia de la participación de jóvenes: “Me encanta ver cómo la gente joven se interesa por los libros, cosa que en otros lugares, no es tan común”. Esta feria es especial, no solo por los libros que se exhiben, sino por la variedad de público que atrae, desde los más pequeños, que eligen libros a su capricho, hasta los coleccionistas que buscan ediciones específicas, explica.
Ojear por placer
Entre los visitantes hay una mezcla de curiosidad y nostalgia. Algunos buscan libros antiguos para coleccionar, mientras que otros simplemente disfrutan del ambiente y ojean por placer. “Me encanta venir aquí cada año y perderme entre los puestos, nunca sabes qué vas a encontrar”, comenta un comprador habitual.
Una joven con un libro feminista recién comprado asegura que ha visitado la feria del libro en varias ocasiones, pero que ésta ha sido la primera vez que se ha animado a adquirir algo. “No venía buscando ningún libro en concreto”, comenta, “me acercaba a lo que más me llamaba la atención.” Añade que ni siquiera tenía la intención expresa de visitar la feria, pero que “está situada en un lugar tan accesible que es inevitable no pararse a mirar algo”.
Los turistas que visitan la ciudad, se ven sorprendidos por la variedad de idiomas disponibles en algunas librerías. “Un alemán se acercó preguntando si teníamos libros en su idioma y se quedó impresionado cuando le mostré nuestra colección”, recuerda Leyre Machina con una sonrisa.
La Feria del Libro Antiguo de Pamplona no es solo un lugar para comprar libros, sino un espacio para compartir historias, descubrir nuevos intereses y conectar con el pasado a través de la palabra impresa. A pesar de la lluvia que ha caracterizado el comienzo de esta edición, el interés por los libros sigue vivo y fuerte, con lectores de todas las edades recorriendo los puestos en busca de su próxima lectura.