¿Cómo han ido las Navidades? ¿Es de los que disfruta en estas fechas o de los que prefiere que pasen cuanto antes?
–Soy de los muy navideños. De siempre en mi casa hemos vivido las Navidades de manera muy tradicional, juntándonos todos, y este año ha sido igual. Las vivimos muy intensamente. Tranquilos, porque casi no hemos salido, pero muy a gusto, en familia.
Ha parado la gira por estas fechas y la retoma este fin de semana en Navarra, actuando en Pamplona y Ribaforada. ¿Con ganas de volver a los escenarios?
–Sí. Estuvimos tocando hasta el 20 de diciembre, que teníamos concierto en Sevilla. Me encanta subirme a un escenario, tengo muchas ganas. También por volver a aquella tierra, siempre que tocamos allí nos reciben con mucho cariño y suelen ser conciertos especiales.
Viene presentando un disco que salió hace ya más de un año. Entiendo que la acogida ha sido buena, porque lleva de gira desde entonces.
–Llevamos girando desde noviembre de 2023. Íbamos a parar después de verano, pero como seguía habiendo demanda, continuamos. Luego íbamos a parar después de Navidad, pero nos siguen llamando y vamos a seguir. Gracias a Dios estamos trabajando muy bien, estamos muy contentos. También está funcionando muy bien en América, en abril o mayo nos vamos para allá. Estamos reviviendo el éxito del principio. Siempre hemos trabajado mucho, pero después parece que pierdes ese punto del debut, y ahora estamos otra vez ahí. La gente muy feliz, con muchas ganas, se están uniendo nuevas generaciones que eran pequeñas cuando empezamos…
Si ya mantener a los fieles después de tantos años tiene que ser difícil, conseguir además que se vaya uniendo gente nueva tiene que dar una satisfacción especial, ¿no?
–Eso hace muchísima ilusión, porque te refresca, te obliga a seguir estudiando y actualizándote. Como bien dices, es difícil mantener a los fieles: la gente es muy exigente y hoy en día hay muchísima música en todas partes. Nosotros lo hemos conseguido, y tener ahora esta savia nueva nos da un nuevo empuje.
El título del disco, Una tarde cualquiera, ¿es una invitación a disfrutar de lo cotidiano?
–Sí. Nos pasamos la vida buscando momentos perfectos y, al final, las mejores cosas nos pasan cuando menos lo esperamos. Una tarde cualquiera. Hay que provocar el momento en vez de esperarlo. Hay que salir a buscar la vida, perseguir los momentos felices.
Me parece un disco muy de amor, en el sentido más amplio del término: amor de pareja, amor a los padres, amor a los amigos, amor a las raíces…
–Es verdad. A mi tierra, Andalucía, a mis amigos, a la gente luminosa, la que te hace la vida más agradable. Muchas veces tenemos la manía de fijarnos en las cosas que nos molestan y dejamos de lado los gestos bonitos de la gente, que hay muchos. ¿A qué le cantas? Soy optimista patológico, aunque a veces peque de iluso. A veces empiezo a hacer un drama o una canción de desamor, pero cuando llego al estribillo lo arreglo, porque no puedo. Me cuesta cantarle a algo duro. Además, hay artistas que lo hacen muy bien y va más con su personalidad, pero en mi caso no sería sincero.
La canción Ella sigue dando amor está dedicada a su madre. Usted perdió a sus padres siendo muy joven, pero aquí dice que los sigue tenido presentes.
–Perdí a mi padre con 12 años y a mi madre con 15, era muy jovencito. Ella sigue ahí, es lo que dice la canción. Me dio el suficiente amor para que me dure toda la vida. Siento que ella camina conmigo, me ilumina, celebra las cosas buenas que me pasan… Yo la tengo muy presente. A mi padre también, pero sobre todo a mi madre, tenía un vínculo muy especial con ella. En otro disco les canté a los dos, Antonio y Victoria, pero en este quería volver a hacerlo. Mi alma lo necesitaba.
La música le ayudó a superar esos y otros momentos difíciles, como canta en Súbete a mi guitarra.
–Esa canción habla de eso, de la superación, de cómo la música me salvó. Perdí a mis padres siendo muy joven y vivía en un barrio de Sevilla un poco conflictivo, Los Pajaritos. El diablo estaba en todas las esquinas. Tuve la suerte de que la música me enamorara y me rescatara. Súbete a mi guitarra parece una canción de amor, pero en realidad estoy hablándome a mí mismo, al yo de aquellos años. Habla de aquel chico y de aquel barrio.
También ayuda la gente luminosa, que como explica en la canción, no tiene que ser gente cercana, sino cualquier persona que nos haga la vida más agradable.
–Cualquier persona. Bajas a por el pan, te atienden bien, te sonríen, te dicen cualquier cosa y te alegran el día. Es la gente que nos da luz y esa es la gente a la que te nos tenemos que arrimar. Además, creo que son mayoría. Somos mayoría, me incluyo (risas). Tenemos que cambiar la perspectiva y fijarnos más en la gente que está a nuestro lado y quiere que seamos felices.
Decíamos que está siendo una gira larga. Ya me ha dicho que le encanta subirse al escenario, pero, ¿cómo lleva la vida en la carretera? ¿Da pereza volver a hacer kilómetros después de este parón navideño?
–Si te soy sincero, la carretera es lo más me cuesta. Al final me pude la ilusión y el escenario, pero el hecho de viajar, los hoteles, las comidas de mala manera… Me va cansando, me da un poco de pereza. Luego llegaré a Pamplona y a Ribaforada, y los conciertos lo compensarán todo, pero lo que es la carretera sí que llega a cansar.
Antes ha anunciado que en abril se va a América, que era una asignatura pendiente para El Arrebato por su miedo a volar. Entiendo que lo ha superado.
– Tenía muchísimo miedo, una fobia total. Lo he conseguido superar, aunque todavía tengo mi cosilla. He estado siete meses en terapia, casi mando a mi psicóloga al psiquiatra (risas), pero ya lo he conseguido. Hemos ido a Canarias, que para mí era un mundo; fuimos a tocar hace años y tuve que ir en barco. Hemos ido a Barcelona… No es que vaya súper contento y como si no pasara nada, pero al menos puedo ir, que antes no podía. Como te decía que la carretera empezaba a darme pereza, esto me va a ayudar en mi carrera. Y para ir a América, donde tenemos una demanda tremenda desde hace años. En los conciertos que hago en España viene mucha gente con banderas de Estados Unidos, de México, de Puerto Rico… de muchos países. Me da mucha alegría poder ir. Es algo que me debo a mí mismo y a ellos.