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El euskera vuelve a escucharse en Louisbourg

Un libro del etnógrafo y fotógrafo navarro Xabi Otero documenta el programa de recuperación de la cultura vasca en Louisbourg (Nueva Escocia, Canadá); un proyecto que cada verano enriquece a locales y a miles de turistas

El euskera vuelve a escucharse en LouisbourgXabi Otero

En el siglo XVIII, el 20% de la población de Louisbourg (Nueva Escocia, Canadá) era euskaldun.

La vasca era allí la segunda nacionalidad después de la francesa. Hoy, 260 años después, el euskera vuelve a escucharse en sus calles gracias a un programa impulsado por la plataforma Jauzarrea que promueve el estudio y la difusión de la cultura vasca.

Un libro-documento

A través de este proyecto, cada verano desde 2019, dos voluntarias vascas van allí para transmitir y representar con rigor la manera en que aquella población euskaldun vivía en la colonia de la corona francesa.

Las vivencias que se generan en esos dos meses y gracias a las cuales Louisbourg ha vuelto a conectarse a la cultura vasca, se recogen ahora en un libro creado por el fotógrafo y etnógrafo navarro Xabi Otero (Pamplona, 1953).

Bajo el título EUSKALDUNAK KANATA. Louisbourg 1744, la publicación, de 200 páginas pobladas de abundantes y coloridas fotografías, imágenes que reconstruyen la Historia, mapas, datos y curiosidades, y con todos sus textos en cuatro lenguas –euskera, castellano, francés e inglés–, acaba de ver la luz a través de la editorial Txoria Errekan, con stand propio estos días en la Feria de la Edición que acoge El Bosquecillo de Pamplona.

Cada verano Louisbourg viaja al año 1744, previo a la primera guerra que se vivió allí.

"Había interés en introducir la cultura vasca"

El origen del proyecto que documenta el libro se remonta a 2018, aunque ya rondaba la mente de Xabi Otero mucho antes. “En 1983 visité el sitio histórico de Louisbourg por primera vez, y me llamó mucho la atención; volví allí varias veces y desde esa primera visita pensé en hacer algo para rememorar de alguna manera la presencia que la población y la cultura vascas tuvieron en el lugar en el siglo XVIII”, cuenta Otero.

La oportunidad se dio en el año 2008, en un congreso que Jauzarrea impulsó en Canadá junto con la Universidad de Cape Breton y la primera nación Mi’kmaq de pueblos originarios. A aquel congreso asistió el director de la Fortaleza de Louisbourg, el mayor sitio histórico de América del Norte reconstruido a partir de excavaciones arqueológicas y archivos, y propuso a los investigadores de Jauzarrea organizar contenidos para dar presencia allí a la cultura vasca. “Había interés en introducir la cultura vasca, hay muchas casas vascas y muchos nombres, muchos apellidos vascos en la zona”, dice Xabi Otero.

Así comenzó, en el verano de 2019, el Programa de Cultura Vasca en el Lugar Histórico Nacional de la Fortaleza de Louisbourg, que se desarrolla desde entonces cada verano con voluntarias vascas de Jauzarrea integradas en el equipo de la agencia canadiense de parques nacionales Parks Canada.

Voluntarias y labores vascas

“Dos jóvenes voluntarias, y digo voluntarias porque hasta ahora siempre se han ofrecido chicas, van al lugar durante los meses de julio y agosto, en los que se concentra la mayor afluencia de turistas, unos 80.000 de los 150.000 visitantes que recibe anualmente la fortaleza, y viven allí haciendo su labor de vascas. Se les asignan personajes históricos y guían a los turistas en su recorrido por el lugar, perfectamente ambientado en el siglo XVIII, ofreciendo en euskera explicaciones que luego traducen al inglés o al francés. Por las tardes, en la fortaleza, hacen actuaciones de dantzas vascas, enseñan a bailar por ejemplo bailes tradicionales como Hegi o Zazpi Jauzi, o interpretan música tradicional, y así se van descubriendo allá la lengua y la cultura de Euskal Herria que tanta presencia tuvieron en el siglo XVIII”, cuenta Xabi Otero.

Durante esos dos meses estivales, Louisbourg viaja en concreto al año 1744, y quien se acerque allí puede ver cómo era la vida entonces en la colonia de la corona francesa que fue en su momento el enclave estratégico y comercial más importante en esa época, a la par que Boston y Nueva York.

Dos voluntarias ofreciendo explicaciones en euskera que luego traducen al inglés o al francés.

“En el verano de 1744, el año previo a la primera guerra, pasaron muchas cosas allí, y nos parecía significativo ambientarlo en ese momento. La colonia oficialmente la fundó la corona francesa en 1713, aunque los vascos han estado en ese sitio desde el siglo XV. Y desapareció en 1758 por los británicos, que la tomaron dos veces”, explica Otero.

Arrantzales y comerciantes

Ese 20% de población euskaldun que habitaba el lugar en aquel entonces “eran sobre todo arrantzales, bacaladeros que iban de temporada allí; había hasta 90 barcos que iban de las costas vascas a la zona. Y también había mucho comerciante. Hay muchas casas de gente que fue de Bayona a San Pedro y Miquelón, huyó de los ingleses de allí y se refugió en Louisbourg, donde desarrolló mucho tráfico de mercancías desde el Caribe a Quebec y a Francia. Y luego había gente euskaldun en la administración francesa, había soldados también”, explica el autor del libro.

Dentro de la fortaleza vivían los que más dinero tenían, pero fuera había miles de personas en casitas levantadas con troncos hincados en el suelo, construcciones ligeras “de manera que fueran fáciles de quemar si venían los británicos en un asedio, para que no se quedaran con nada”. Los indios vivían en chozas de abedul y los tramperos en tiendas de campaña.

“En Louisbourg están encantados, entienden la importancia de esta labor y cada año se implican más en ella”

Xabi Otero . Etnógrafo y fotógrafo, autor del libro 'EUSKALDUNAK KANATA. Louisbourg 1744'

Gracias al programa impulsado por Jauzarrea, se sabe y, lo mejor, se puede ver cómo eran esos hogares, por fuera y por dentro, con los motivos decorativos y muebles característicos de la cultura vasca, como las kutxas, que se usaban allí en el siglo XVIII; también, cómo se cocinaban y presentaban, en platos de cerámica vasca de la época, los platos de bacalao que más se consumían; cómo se preparaba el chocolate, que fue introducido por comerciantes vascos en Louisbourg; y, por supuesto, cómo vestían los habitantes de la época.

Maddi, Emma y Elaia, voluntarias de Jauzarrea para el programa de recuperación de la cultura vasca en Louisbourg, contemplan la canoa Mi'kmaq en el almacén De la Vallière.

“Maritzuli Konpainia ha hecho una gran labor creando esos modelos de trajes cotidianos y de trabajo, todos diferentes para reflejar la diversidad de la comunidad. Son trajes impresionantes, algunos pesan 8 kilos, otros 4, y se han tejido de la manera más fiel a como eran, están muy bien trabajados”, detalla el etnófrafo y fotógrafo navarro, apuntando que gracias al programa de cultura vasca “hemos introducido también la Euskal Sagardoa –la sidra vasca– en las tabernas de la fortaleza”.

Redescubriendo una cultura que está en su Historia

Los y las habitantes del pueblo de Louisbourg contiguo a la fortaleza están redescubriendo una cultura ancestral que les pertenece, ligada a muchos de sus antepasados. “Habían perdido toda referencia porque allí les han englobado siempre o como franceses o como acadien, un grupo específico de colonos en esa parte de Nueva Escocia. Y poco a poco se está creando un nexo de unión con la cultura vasca esperamos que crezca, porque esto es una labor de tiempo”, dice Otero, destacando que este año la municipalidad de Louisbourg les pidió que enviasen una ikurriña para colocarla en el paseo marítimo. “Poco a poco se va rescatando todo ese legado vasco”, valora el etnógrafo.

Xabi Otero.

El año pasado se colocó una placa en la primera de las casas “para explicar qué son los vascos, porque muchos estadounidenses o canadienses que van allí ni siquiera han oído la palabra basque. Entonces, se puso esta placa para explicarles que no somos una marca de coche, sino que hay un pueblo que se llama así”, dice Otero entre risas.

La publicación de su libro contribuye a reforzar este proyecto y a poner en valor el esfuerzo que se está haciendo desde Jauzarrea, “porque vamos por libre”.

La mejor recompensa, asegura el autor, es la buena acogida que el proyecto está teniendo entre la gente de Louisbourg y quienes visitan cada año el sitio histórico. “Están encantados, las relaciones que se están creando son muy enriquecedoras, y es muy gratificante ver que cada año van entendiendo ellas y ellos mismos lo importante que es esta labor, y ya aceptan perfectamente, y así lo transmiten, que Euskal Herria limita con Francia y con España. Y punto. Porque es así, culturalmente no hay ninguna duda”, dice Xabi Otero.

Portada del libro.

EL LIBRO

  • Título: EUSKALDUNAK KANATA. Louisbourg 1744
  • Autor: Xabi Otero
  • Editorial: Txoria Errekan
  • Traducciones de textos: Arrate Mardaras Lejarreta (euskera), Diana Draper (inglés), Emmanuelle Millox-Acheritogaray (francés)
  • Páginas: 200
  • Precio: 50 euros


Louisbourg hoy, fortaleza y pueblo

En la actualidad, en la bahía de Louisbourg está el pueblo del mismo nombre, con unos 1.500 habitantes, la gran mayoría pescadores.

Y en un espacio contiguo se levanta la Fortaleza de Louisbourg, la mayor reconstrucción en América del Norte de un sitio histórico a partir de registros históricos y de arqueología.

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Lo que está reconstruido es una cuarta parte, un lugar con unas 40 casas.

En el siglo XVIII vivían allí unas 3.000 personas y en verano solía haber hasta 8.000; el 20% de esa población era euskaldun.