¿Cómo surge este proyecto La Calma?
–Había formado parte de varios proyectos musicales desde que tengo 14 años, porque siempre había tenido curiosidad por el mundo del pop y del rock. Inicialmente siempre me llamó la batería, no sé si por mi timidez, igual me sentía protegido detrás de la batería. Nunca había tenido interés en hacer canciones propias; de hecho, pensaba que era completamente incapaz. Estaba en Sonic Toys y el cantante empezó a tocar con La Fuga, por lo que se disolvió el grupo y empecé a componer canciones. A mediados de 2024 les propuse a algunos amigos con los que había compartido proyectos grabar las canciones del primer epé.
¿Cuáles son esos proyectos en los que había participado?
–He estado en Diabulus in Música, que era de metal, estuve en un grupo de versiones, también en un grupo de Madrid que se llama Los Claveles, en el que hacíamos pop independiente… Y Sonic Toys, con el que ganamos los encuentros de Navarra y sacamos dos discos con El Dromedario. Ahora toco con Edu Errea y con Los Nuevos Hobbies.
¿En La Calma también toca la batería?
–No, en La Calma toco la guitarra y canto.
¿También se encarga de la composición, o es una tarea más grupal?
–Sí, de momento llevo el peso compositivo yo, pero la idea es que sea una cosa más plural. Es decir, yo llevo las ideas y las letras, pero quiero que entre todos vayamos dando forma a la música.
¿Y cómo lleva el pasar de estar detrás, tocando la batería, a liderar el proyecto?
–De una forma muy natural. Le he pillado el gusto y además me encanta el cambio de rol de cuando tengo que estar en otros proyectos con la batería y luego aquí, tocando la guitarra y cantando. Sobre el papel pensaba que iba a ser más complejo, pero ha sido algo muy natural y me ha gustado el cambio.
El nombre de La Calma, ¿de dónde sale?
–Sale de que yo soy lo contrario a una persona calmada, soy súper hiperactivo y viene de eso, como contraposición a mi esencia. La gente me pide que pare quieto, siempre he tenido esa fama. A estas edades necesito ya un poco de calma. Me gustó cómo sonaba el nombre. Luego descubrí que había un grupo en México que también se llama La Calma. De hecho, en un cartel del concierto que tenemos en Sangüesa han puesto el nombre y la foto del grupo mexicano (risas). La foto de los mexicanos y nuestros nombres. Lo subí a Instagram porque me hizo bastante gracia.
En 2024, que es el año en que se forma el grupo, graban un EP con Guillermo Mutiloa. ¿Cómo fue la experiencia?
–Muy buena. Con Guillermo había tenido la ocasión de grabar como batería y es un tío que saca un sonido muy chulo. Quería que estas canciones tuviesen esas influencias un poco alternativas, del pop y el rock independiente, y creo que Guillermo trabaja muy bien ese sonido. Quería respetar el componente melódico, pero que tuviese esa forma que tiene Guillermo de tratar el sonido, con ese rollo un poco noventero. Maneja muy bien los sintetizadores, que quiero que tengan bastante peso en este proyecto.
¿Cuáles son las influencias de La Calma?
–Algunas veces me han preguntado si entre mis influencias están Viva Suecia, Second y demás, y la verdad es que no he escuchado a esos grupos. Es posible que comparta influencias con ellos. Me gusta el rock español de los ochenta, mezclado con grupos como The Cure, Los Smiths, los Beatles... De grupos independiente españoles me gustan Love Of Lesbian, que tampoco son muy nuevos. Mi idea es mantener la tradición de rock español mezclada con el rollo british.
Al margen de las influencias musicales, también deja pinceladas de cine y literatura en sus canciones: en el epé había una canción titulada Eyes wide shut, otra Madame Blatavsky, que era una escritora y oculista rusa…
–Sí, soy muy apasionado de la historia. De hecho, aparte de ser abogado, también he estudiado Ciencias Políticas. Me encanta todo el tema social, no en el sentido de protesta, porque no se me da bien, sino más centrado en contar historias concretas. El primer epé se titulaba La ilustre degeneración, que es un libro que escribió una marquesa y hablaba sobre las sectas; las canciones trataban sobre lo que hay detrás de las cosas, el tema oculto y un poco siniestro. La película Eyes wide shut también estaba relacionada, lo mismo que Madame Blavatsky, que fue una ocultista rusa.
Su idea era no tocar en directo todavía, pero tuvo un estreno por todo lo alto, compartiendo escenario con Veintiuno.
–Hicimos el epé para ver si la cosa tiraba para delante, de prueba. Ni siquiera lo presentamos. Lo sacamos en Spotify por nuestra cuenta y en las redes sociales. Nos llamaron de Europa FM y nos animaron a presentarnos a un concurso para abrir el concierto de Veintiuno. Al final ganamos y tocamos con ellos.
Esta semana tienen dos conciertos más.
–Sí. Cuando estábamos empezando a preparar el disco, nos llamaron los de Girando por Navarra, que nos habían seleccionado para tocar en Sangüesa y luego nos llamaron del festival Rockmánico, que es en Cabanillas, que también nos habían seleccionado para tocar. Lo vamos a aprovechar para probar canciones que irán en el disco, que siempre está bien y es interesante hacerlo antes de grabarlas en el estudio.
Coincidiendo con estos conciertos, el día 15 estrenan una canción, Gigantes.
–Esa canción va a funcionar de manera independiente, no va a formar parte del disco. La tenía y tampoco me encajaba con el resto, así que la sacamos ahora.
Dice que no encajaba con el resto de canciones del disco. ¿Qué concepto busca para el álbum nuevo?
–La idea es continuar con la línea del epé, pero dándole más pegada, más potencia. Un sonido más rock. También quiero combinar la ironía con canciones más serias. El epé tiene un halo de melancolía y el disco quiero que sea más luminoso.