pamplona - Leo Harlem, Lucía Gil, David Fernández, Roko, Óscar Terol, Nerea Garmendia, Soledad Giménez y Pepón Nieto, son los famosos que se han puesto a disposición de David de Jorge para demostrar que saben cocinar y degustar. Todos ellos se enfrentarán en el concurso El sabor es ciego VIP que el canal de Atresmedia Nova estrenó el sábado. Es la segunda vez que el chef de Hondarribia asume el reto de no hacer un programa de cocina al uso y asume un nuevo formato: “Lo hice el año pasado y lo hago encantado. Me lo estoy pasando muy bien, estos famosos que están en esta edición son muy divertidos. Pero también me lo pasé muy bien con los concursantes anónimos”. De Jorge sigue manteniendo el peso a raya, los 230 kilos que lucía hace unos años han quedado reducidos a 135. Se ve bien, puede comprar la ropa en tiendas y prescindir de la hecha a medida, se ha dado cuenta de que las sillas de las terrazas le miran con mayor simpatía? Se siente feliz y contento.

Han dado una vuelta de tuerca al programa que estrenó el año pasado, ¿no?

-Y muy divertida es esta vuelta de tuerca. También lo pasamos muy bien cuando estuvimos con gente anónima.

Ahora se enfrenta a los VIP, ¿muchas diferencias?

-Pues sí. Están todos toreados.

¿Toreados?

-Sí, son artistas y están acostumbrados a estar delante de la cámara. Es una vuelta de tuerca como tú dices y estoy encantado de hacerlo.

Con El sabor es ciego se ha salido de su guion habitual en televisión.

-Cierto. Para mí, fue un reto el año pasado, creo que todo fue bien y ahora volvemos con famosos, tiene mucha gracia.

El concurso de gastronomía fue su primera experiencia en este tipo de formatos. ¿Cómo se ha sentido?

-Estupendamente, se graba con el culo muy prieto, nunca había hecho un concurso, y en minutos cogí a la primera este autobús y lo estoy pasando muy bien; no tiene nada que ver con lo que hemos hecho hasta ahora, pero me divierte.

¿Estos VIP que tiene el programa saben cocinar?

-Unos sí y otros no. Esta gente famosa está preparadísima para todo. No sé cómo eran los artistas de antes, pero los de ahora saben bailar, saben cantar, cocinar? De todo. De los que están en el programa, muchos dominan bastante bien estar en los fogones.

¿Alguno le ha sorprendido?

-Leo Harlem cocina muy bien, el cabrón tiene mucha mano. Oscar Terol y Nerea Garmendia también tienen mucho arte en la cocina. La gente que está pasando me está sorprendiendo mucho.

Famosos y, sin embargo, cocinan, ¿no?

-Estoy feliz de que a todo el mundo le guste la cocina.

¿A todo el mundo?

-No, pero sí a muchos. Por ejemplo, Pepón Nieto tiene un restaurante. Vamos, que aunque seas artista también tendrás que saber cocinar. Hay que comer tres veces al día.

Usted también sabrá hacer algo más que cocinar.

-¿Comer? Cada vez sé hacer menos cosas, incluso en la cocina. Justo, justo, sé cocinar. Ja, ja, ja...

¿Echa de menos la televisión cuando se ve obligado a parar?

-En estos últimos diez años he parado poco. Cuando hacía el diario, la frecuencia de grabación era muy fuerte, mucho más que ahora. Ahora, hacemos series de programas que durante tres o cuatro meses y son programas que se emiten una vez a la semana. Pero al final, estoy haciendo lo de siempre, cocinar. Sigo rodeado de cocineros.

¿No se aburre?

-No. Estoy cerca de los 50 años, empecé muy joven en esta profesión y sigo con la misma ilusión que siempre por la cocina. La televisión no deja de ser una rama más de ese árbol que es mi pasión, cocinar. Me encanta estar rodeado de proveedores, carniceros, de clientes y de cocinero. Me siento muy afortunado.

¿Qué pesa más, la pasión por cocinar o la de comer?

-Con los años te vas quitando de comer y cada vez cocinas más para otros que para mí mismo. Cada vez como menos y más seleccionado. Comer me apasiona, pero no con ese apetito voraz que tenía antes. Ahora soy más jilguerillo, picoteo; picoteo poco y bueno.

Dominar la gula y las tentaciones tiene que ser difícil.

-Controlo las tentaciones, por nada del mundo quisiera perder todo lo que he conseguido en estos años y tirar por la borda todo el esfuerzo que ha costado. Puedes caer de vez en cuando, pero muy de vez en cuando, ante una tentación, pero nada más. Creo que me he vuelto más exquisito. Me gusta más degustar que tragar.

¿Mantiene el peso bajo control?

-Sí y estoy encantado. Hace dos años, me quité las pieles que tenía en el abdomen, tenía un lío de pieles horroroso. Es una operación complicada. Después, estuve seis meses convaleciente, no me podía mover, tuve que hacer reposo en casa. Cogí quince kilos y me los estoy quitando ahora. Desde finales del año pasado ahora me he quitado prácticamente esos kilos de más y vuelvo a estar en mi peso. Quitándome esos pellejos estoy encantado. No soy como George Clooney, soy mucho más feo que él?

Hombre para gustos los colores, ¿no?

-Ja, ja, ja? Lo que tú digas. No sé si alguien me cambiaría por Clooney, pero tienes razón para gustos los colores. Tienes que ver que hay mucho bellezón y mucho tío guapo por ahí, me considero del montón y estoy muy contento conmigo mismo. Mira qué chulo soy.

Veo que sí, que chulo es. Con lo aficionado que se ha vuelto a los quirófanos, también puede hacerse algún retoque.

-Ja, ja, ja? Ni loco. Me veo bien. Hay que ser serios y al quirófano hay que ir lo justo. Es cierto que en los últimos años he pasado por el quirófano tres veces, que es mucho; primero para ponerme el balón gástrico, después, la reducción de estómago y, la última, para quitarme las pieles. Así que de retoques nada.

Supongo que ahora que tiene ropa de su talla se habrá apresurado a comprarse la nueva temporada.

-Es algo que todavía me sigue haciendo mucha ilusión. Hasta ahora no podía comprar en tiendas y los últimos años son años divertidos porque me puedo comprar la ropa sin tener que ir al sastre. Hay cosas que a la gente le pueden parecer chorradas y tonterías, pero a mí me siguen emocionando. Por ejemplo, ir a la zapatería y poderme descalzarme y calzarme con agilidad es una maravilla. Poder sentarme en cualquier terraza, no tienes miedo a que las sillas se rompan.

¿Ha roto muchas sillas?

-Desde que adelgacé ninguna. Pero he roto muchas sillas de terraza antes, ya lo creo. Creo que antes pasaba por las terrazas y las sillas me miraban atemorizadas y casi me decían: Por favor, no te sientes. Ahora estoy reconciliado con las sillas y están encantadas de que me siente en ellas. Antes era un problema ir a tomar algo.

¿Qué tipo de comida se ve en su programa?

-Son recetas muy básicas y sencillas. Los concursantes hasta que se les presenta la receta no sabe qué van a cocinar y eso tiene mucha gracia: berenjenas rellenas, marmitako, sopa de pescado? Luego tienen que probar lo que han cocinado sin saber quién ha hecho cada plato. La verdad es que es un programa muy gamberro y muy divertido.

¿Qué hace cuando no graba?

-Sigo con Martín Berasategui y estoy metido en todas sus aventuras. Estoy rodeado de cocineros y de restaurantes. Ahora estamos muy ilusionados con los que hemos abierto en Bilbao y en Madrid. Todo el equipo de Martín Berasategui seguimos caminando y haciendo cosas. Cada vez más viejo y más pellejo, pero aquí estoy, con la ilusión del primer día.

¿La ilusión del primer día no se pierde o se cambia por sabiduría?

-No sé si tengo sabiduría, no sé si soy más sabio o menos que antes, pero lo que sí sé es que sigo teniendo ilusión. Cocinar, dar de comer a los clientes, a la familia y a mis amigos es algo que me ilusiona. Añádele la televisión, es otro aliciente en mi vida, me siento cómodo y bien.