Una de las novedades de las cadenas de la TDT fue la de acoger la cadena Intereconomía que ahora había entrado en concurso de acreedores. Situación de la que la ha sacado Luis Hernández de Arce que se ha permitido el capricho de cambiarle el nombre por el de El Toro TV. Un medio donde hay un programa que se llama El gato al Agua en el que la exhumación de Franco está mal vista. Por allí caen bien las palabras de Cristina Seguí (Vox) que el otro día llamó a Beatriz Talegón “Mónica Lewinsky de Puigdemont” y “gentuza” antes que Risto Mejide le mandara callar. En vísperas de la campaña electoral los exabruptos necesitan contar con medios afines. La tele está con un pie en las elecciones y otro en las audiencias. Hoy experimentan cómo llevar a los candidatos de Vox a los platós. Estamos ante un momento delicado. La libertad de expresión que tanto han atacado desde la extrema derecha va a resultar que es su principal argumento a la hora de hacerse oír. El panorama no es muy halagüeño y los espacios que normalmente se ocupan de los sucesos ahora ceden su protagonismo a los políticos. El de Ana Rosa por ejemplo, a la que Monedero le soltó que era una mujer de derechas. Tampoco es que nos diera ninguna primicia. Lo más curioso fue escuchar como AR se defendía de tal acusación y luego se debatió la tendencia política de Mediaset o Atresmedia según sus información y editoriales. En principio casi todos los medios son independiente pero luego los espectadores analizan los porqués de determinadas noticias y la manera de tratarlas. Que los partidos intentan interferir en los medios es algo con lo que los medios convivimos a diario. El PP acaba de fichar a Cayetana Álvarez de Toledo de El Mundo como número uno del PP por Barcelona y al colaborador de La Sexta Pablo Montesinos por Málaga. ¿Como periodistas? ¡Qué pregunta! No, como candidatos. Igual que Ana Rosa, venían ya tocados.