Tras dos frenéticos años de carretera y rock and roll, el quinteto ragués-tafallés pisará el freno para unos meses. Durante esta gira, que termina este sábado 7 de octubre en la sala Gares de Puente la Reina junto a los catalanes La Inquisición y los holandeses Day Drinker, han colgado el cartel de sold-out en todas las salas de Euskal Herria que han pisado; incluso en varias de la geografía estatal como la But de Madrid o la Razzmatazz 1 de Barcelona. “Eso sí, siempre acompañados de grandes aliados”, aclaran.

Una buena legión de seguidores da fe de su revuelo, con notable presencia juvenil, pero con destacados oyentes entrados en edad, quienes les han llevado a tocar a Holanda, Francia o Alemania. Recién venidos de Hamburgo nos entrevistamos con ellos para tomar nota de sus vibras, vivencias y predicciones.

“Aurrera vasconavarros, la bota, la boina y la bayoneta…” así comienza vuestro disco, seguido de una alegoría a la canción de Fermín Balentzia dedicada al carlista Radica. ¿Es acaso ahora momento para la tregua?

Toda armada necesita pasar a retaguardia de vez en cuando y más después de una buena batalla. Nosotros no podríamos estar más satisfechos con la acogida de este segundo disco y creemos que ya le hemos sacado partido. En la música, si no te renuevas mueres y si no aspiras a nuevos retos te pudres en tu propia comodidad. Ahora nos apetece crear canciones y entre semana no podemos ensayar, porque curramos a turnos. La única forma de centrarnos es parar de tocar. Para que te hagas a la idea, llevamos sin ensayar todos juntos desde enero.

Rotten XIII durante su último concierto en Hamburgo, Alemania. Asier Leoz

Sin embargo, habéis cogido tablas sobre el escenario. ¿Han cambiado mucho las cosas desde el anterior disco Oi! Baldorba?

Algunas cosas han cambiado del todo, otras nada. Hemos crecido en lo personal, ya que la muerte de Javi (antiguo bajista) fue un palo muy gordo y un claro punto de inflexión. En cuanto al grupo, se ha convertido en una especie de monstruo con vida propia. Él abre camino y nosotros intentamos que no nos devore. Este disco ha supuesto un cambio cualitativo y cuantitativo significativo, incluso hemos normalizado tocar en grandes festivales o salas llenas. Sin embargo, no deja de ser una especie de alter ego de fin de semana. El sábado somos un grupo, el lunes currelas. Por otra parte, intentamos no alejarnos de nuestra escena. A pesar de que musicalmente nos abrimos a otros estilos, siempre hemos mamado del Oi! y del Punk, y ahí es donde nos sentimos cómodos. Con amigos encima y debajo del escenario, con relaciones entre iguales y objetivos comunes. Por lo demás, todo sigue igual: seguimos siendo una cuadrilla cojonuda, pasándonoslo pipa cuando nos vamos de marcha y cagándola de vez en cuando encima del escenario.

"Hay una sobreexposición constante en redes, al final somos un grupo que hace canciones y conciertos, y el mensaje tiene que transmitirse por ahí"

Algo que no ha cambiado es que seguís sin haceros un perfil de Instagram…

Mucha gente nos saca el tema. Quizás sea por simple cabezonería, pero sinceramente ese mundo nos causa rechazo, preferimos estar fuera. Hay una sobrexposición constante y no podemos olvidar que al fin y al cabo somos un grupo, hacemos canciones, discos y conciertos y nuestro mensaje se tiene que expresar por ahí. Hay veces que una foto o un video tiene más repercusión que el mismo directo, como lo sucedido recientemente con los Zopilotes. Los móviles no deberían estar tan presentes en los conciertos. Nosotros preferimos refugiarnos en el misterio: si quieres vernos, ven al concierto y si tienes algo que decirnos, dínoslo a la cara.

Entre vuestro merchandasing encontré una vez una pegatina donde, junto a una foto de Raimundo Lanas ponía “Gora musika herrikoia, pikutara regetoia” (Viva la música popular, a la mierda el reguetón). Supongo que no sois muy adeptos a las nuevas tendencias de electrónica y auto-tune.

Nos es indiferente. Hay quien hace música con alma o critica el sistema mediante un ordenador y un micro. Nosotros hacemos punk porque no sabemos hacer otra cosa, pero escuchamos otros muchos estilos. Ahí no está el enemigo. En la música no hay que tener barreras. Sin embargo, aunque sea bueno probar de todo, no es muy sano comer mierda y la música que más se escucha hoy en día es basura hecha por multimillonarios, sin valores ni gracia. Hay que salir de ahí y ver las joyas que hay en lo alternativo. También está bien volver al origen, apagar los aparatos y cantar en cuadrilla. Nosotros, en el fondo, tenemos un ramalazo muy tradicional: nos gusta el folklore, el chuletón, la txapela cuando hace frío y tirar de cancionero con la tripa llena.

"A veces también es bueno volver al origen, apagar los aparatos y cantar en cuadrilla"

Vuestra música tiene una fuerte carga política, y junto a ello también le dais mucha importancia al aspecto identitario. Baskonia, Noain, Nire amaren etxea… ¿Por qué esas exaltaciones de épica vasca?

Toda construcción nacional necesita nutrirse de épica. En la historia hay que ceñirse a los hechos de forma objetiva, pero en la literatura no, por ello nos valemos del romanticismo para aportar una carga sentimental al relato. La historia o la mitología  son parte de nuestra identidad, y no tenemos complejos al reivindicarlas. No creemos en el progreso como un avance al vacío; sin arraigo ni raíces no somos nada en este mundo global. Como “intro” de esta gira, por ejemplo, suena el Gernikako Arbola, el cual ha sido reconocido históricamente como himno de las siete provincias vascas. No es cuestión de exaltación, se trata de trasmitir unos conceptos que si no se difunden, desaparecen tras el relato oficial español o francés. Algo parecido ocurre con el euskera. Mientras no se valore como es debido y no se normalice su situación, necesita de una carga sentimental para su desarrollo. Ojalá no sería así.

Habéis estado tocando en varios países de Europa, ¿cómo ha sido la experiencia?

Una gozada. Por lo general son conciertos donde el público mayoritariamente es del rollo skin y supera los 40 tacos. En muchos países, el oi! se está quedando en algo nostálgico y repetitivo, no hay gente joven, por lo que nos ven como “sangre nueva, un chute de energía”. Mucha gente está descubriendo ahora la escena vasca y está flipando. Grupos como Kaleko Urdangak, Brigade Loco, Streetwise o Revertt han salido y han causado la misma sensación. Al contrario que en la mayoría de países, tenemos una movida emergente, muy variada y diferenciadora. Cuando trajimos a los holandeses The Reapers a tocar aquí flipaban con el público, las salas y la venta de entradas. Con poco conocimiento de Euskal Herria, les pareció como un oasis desconocido. Estaban encantados de ver como gente muy joven y de distintos palos acudía a ver un concierto de punk-rock.

"No creemos en el progreso como un avance al vacío; sin arraigo ni raíces no somos nada en este mundo global"

¿Por qué habéis decidido cerrar la gira en Gares?

Mas allá del circuito de txoznas o gaztetxes de los pueblos, las capitales copan la gran mayoría de giras y eventos con sus potentes y trilladas salas. Nos hacía ilusión recuperar la Gares como sala de conciertos, así como hicimos con la Lur de Elizondo. Ambas llevaban casi una década sin hacer un concierto de rock. En septiembre, por ejemplo, estuvimos tocando en Leoz, un pueblo de la Valdorba de 12 habitantes. Hay veces que lo hacemos por descentralizar la escena de las ciudades, otras simplemente nos dejamos llevar más por el apego que por las condiciones del concierto.

¿Y de ahora en adelante, qué planes tenéis?

Durante los próximos meses verá la luz un recopilatorio homenaje a Fermín Balentzia donde hemos participado con una versión. En cuanto a conciertos, tenemos un par atados en Inglaterra y estamos barajando opciones en otros países europeos. Por aquí no tocaremos mucho hasta sacar un nuevo disco, puede que algún concierto puntual, pero poco más. Volvemos a la cueva, a crear y a componer. Después saldremos como toros envistiendo a lo que se ponga por delante. Aurrera!