Minimizar los riesgos
A juzgar por la cantidad de accidentes, el invierno está resultando sumamente complicado. El montañero Koldo Aldaz explica cómo reducir riesgos.
El montañismo copa en los últimos tiempos muchas páginas de prensa y minutos de informativos. Lamentablemente, este protagonismo no se debe, últimamente, a aperturas en el Himalaya o meritorias escaladas en Frankenjura, sino a accidentes de montaña, una auténtica lacra este invierno. El riesgo es un factor indisolublemente unido a la actividad montañera. Ningún alpinista, por experto que sea, está exento de una fatalidad. Sin embargo, los riesgos se pueden reducir significativamente incrementando las medidas de seguridad. Koldo Aldaz, Técnico Superior Deportivo en Montaña e Instructor de la Escuela Navarra de Alta Montaña, explica para DIARIO DE NOTICIAS algunas de la medidas que se pueden tomar para, en la medida de lo posible, evitar que una salida montañera acabe en tragedia.
un invierno complicado
El volumen de las nevadas y la discontinuidad en el manto
Aunque todos los inviernos el montañismo es noticia por algún tipo de accidente, este 2010 está siendo especialmente trágico. Las grandes nevadas son la principal razón, pero no la única. Según explica Koldo Aldaz, hay más factores que inciden en el riesgo de avalanchas: "Está siendo un invierno complicado a la vista de la cantidad de accidentes e incidentes relacionados con las avalanchas de nieve. Grandes nevadas, pero también, a veces, discontinuidad en el manto nivoso entre una nevada y otra; esto es: grandes diferencias de tipos de nieve entre capas que producen una falta de cohesión entre ellas".
"Esto, unido al peso de una gran nevada -continúa Aldaz- o al corte por un esquiador o alpinista, es lo que produce esa situación de riesgos altos mantenidos a lo largo del invierno. No es tanto que la nieve esté suelta o poco transformada, como que el índice de fricción con la capa anterior sea mínimo y deslice por su peso (avalancha natural) o por una presión adicional al propio peso (avalancha accidental)".
la primera medida
Si el riesgo es elevado, quedarse en casa
Ante esta evidencia, la primera precaución pasa por quedarse en casa si se considera que el riesgo que hay no es asumible. "La primera medida de seguridad es no salir en caso de riesgo elevado, pero también en situaciones de riesgo no tan alto. Es curioso observar que está habiendo más accidentes con riesgo 3 (sobre una escala de 5) que con riesgo 4 ó 5. Esto ocurre porque con riesgo 3 se supone que se puede asumir el riesgo, pero no por ello deja de existir, mientras que con riesgos elevados ya no se supone asumible el riesgo y no se sale", explica Aldaz.
"Ocurre a menudo -continúa- que los riesgos locales, al margen del riesgo general que da la predicción, son muy diversos. El pasado domingo se veía muy clara la gran diferencia que había entre laderas norte (poca nieve superficial aunque sobre nieve muy transformada) y laderas sur con gran nevada y manto nivoso inestable (se veían muchas avalanchas recientes)".
si se decide salir
Información, más información y equipación
No obstante, si se ha decidido salir porque el nivel de riesgo se considera asumible, la información es la mejor salvaguarda ante posibles sustos. "Si se decide salir hay que consultar las predicciones tanto meteo como nivológicas. Elegir bien el itinerario a seguir según la estimación de riesgo local in situ. Hay muchas web en internet donde dan predicción, pero la oficial es www.aemet.es donde podemos consultar la predicción para áreas de montaña y nivológica", comenta Koldo Aldaz.
Asimismo, es fundamental avisar a alguien sobre el recorrido que se pretende seguir y llevar la equipación y el material adecuados. "El ARVA (aparato electrónico para el rescate de víctimas en avalancha) es imprescindible, como lo es también la pala y la sonda. Además el equipo de emergencia habitual: botiquín, ropa de abrigo, manta de supervivencia, teléfono y, a ser posible, GPS", añade.
en caso de problemas
Los primeros 15 minutos son decisivos
En el peor de los casos, si, pese a todo, una avalancha se cruza en el camino de un grupo de montañeros, hay que poner en marcha el operativo de rescate. "Si se produce una avalancha y atrapa a alguien del grupo hay que avisar inmediatamente al 112 mientras ponemos nuestros ARVAs en recepción y realizamos una búsqueda rápida desde el lugar donde vimos por última vez al accidentado hacia abajo. Si no da resultado, otra búsqueda sistemática ampliando el área y por franjas correspondientes al radio de acción de la señal radioeléctrica del aparato del accidentado", explica Aldaz
"Si tuvo la precaución de soltarse previamente las correas de los bastones de esquí o piolet, las de la mochila y las ataduras de seguridad de los esquís tendrá más probabilidades de sobrevivir. Si además consigue una cámara de aire delante de las vías respiratorias aún tendrá incluso horas extra de supervivencia enterrado en nieve. En todo caso, los primeros 15 minutos son decisivos ya que hay una probabilidad muy alta de encontrar al accidentado vivo", añade.
"Una vez en la superficie -continúa- hay que tratar al accidentado como un politraumatizado, como un hipotérmico y como un ahogado, es decir cuidado en su manipulación, abrigo y RCP (reanimación cardiopulmonar). Aunque no tenga constantes vitales, podría estar en fibrilación ventricular y ser recuperable".
el equilibrio riesgo-disfrute
Nadie está exento
Por último, Aldaz explica por qué los montañeros experimentados son muy a menudo las víctimas de estas avalanchas y advierte de que cualquier alpinista es susceptible de sufrir un accidente. "Los montañeros con experiencia asumen más riesgos al sentirse más seguros que un novato. La montaña proporciona muchas satisfacciones precisamente por ese equilibrio riesgo-disfrute que hay que mantener. Quienes acuden a ella con respeto y precaución, como la gran mayoría de los buenos montañeros, y estos dos chicos, Alfonso y Armando lo son, no están exentos de una fatalidad. A cualquiera le puede pasar y forma parte indisoluble de la actividad", concluye.
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