En un pequeño caserío de Gaintza, al pie de las Malloas, tiene su centro de operaciones la empresa de guías Mendiak eta Herriak. De ahí se expande a todo el planeta, del Aconcagua al Cho Oyu pasando por el Mont Blanc. El histórico montañero Felipe Uriarte y su compañera de trabajo Ainara Goikoetxea son, en el valle de Araitz, una de las cuatro patas de esta veterana empresa, el primer engranaje. Junto a ellos, una docena de guías de montaña, varios centenares de clientes cada año y, claro, diferentes cimas a lo largo y ancho del planeta han hecho posible que esta compañía supere ya la treintena con una salud de hierro.
No es casualidad que la empresa se llame Mendiak eta Herriak (montañas y pueblos), ni lo es que su campo base esté en un caserío de Araitz, toda una seña de identidad. "En las faldas de las montañas habitan pueblos y lo que proponemos es acercarnos a esas montañas, pero hacerlo sin avasallar, siendo receptivos a esas culturas. Al mismo tiempo, a base de conocer a esos pueblos y viajar muchísimo me di cuenta de que yo también formo parte de un pueblo y, en este sentido, somos una empresa con raíces, anclada en las montañas verdes de Euskal Herria, pero que se acerca a cumbres lejanas y culturas diversas", comenta Felipe Uriarte.
300 clientes al año Con estas bases, Mendiak eta Herriak lleva 34 años funcionando y ha acompañado a miles de personas en cursos de esquí de montaña en el Pirineo, ascensiones a montañas emblemáticas de los Alpes o expediciones a los techos del mundo. En todo este tiempo puede presumir, además, de no haber tenido que ser testigo de ninguna tragedia y haber llegado viva al siglo XXI con una media de 300 clientes al año.
Y es que esta empresa se ha adaptado como un guante a los nuevos tiempos sin perder su identidad. Cuando Uriarte se instaló en Gaintza, en los años 80, pasaba tardes enteras esperando llamadas de teléfono en la única emisora del pueblo. Hoy en día, gracias a internet, un par de ordenadores situados en el primer piso del caserío son suficientes para hablar con cualquier rincón del planeta.
"En 1985 en Gaintza había un único teléfono. Teníamos que estar horas y horas esperando llamadas en aquel lugar o funcionando por correo convencional. Para ir a Nepal o Argentina escribía cartas a amigos y sherpas de allí y así íbamos organizando todo. Hoy en día todo se ha dinamizado muchísimo. Para nosotros ha sido una revolución. El mismo día podemos hablar o escribirnos con gente de Austria, India, Nepal, Tanzania o Argentina. Ha sido una revolución. En cualquier caso, pese a estos avances, creo que seguimos siendo una empresa pequeña y cercana a nuestros clientes", explica en euskera Felipe Uriarte, aunque lo podría hacer en español, inglés o francés, idiomas en los que trabajan día a día con gente de todo el planeta.
como su creador La peculiar personalidad de esta empresa va pegada a la de su creador. Felipe Uriarte nació hace 65 años en Pasai Donibane, donde las laderas del Jaizkibel se encuentran con el mar. Desde joven le atrajo más la montaña que el Cantábrico y, azuzado por la prosa de Rebuffat -dice que Estrellas y borrascas le marcó-, no tardó en ver por dónde quería orientar su futuro.
"Pasaba todo el tiempo que podía en la montaña, conocía a algunos guías de los Alpes y vi que ese mundo podía ser una bonita salida para mí. Se trataba de transmitir mis conocimientos a otros alpinistas, la idea me gustaba. Entonces no había nada similar por aquí y la idea empezó a hacerse realidad, aunque de una manera muy humilde", recuerda Uriarte.
El proyecto no tardó en empezar a carburar. En 1976 Uriarte organizó sus primeros trekkings por Perú ayudado por Martín Zabaleta, un año después comienzan los cursos en el Pirineo (de la mano de Julio Villar) y se organiza la primera expedición vasca al Aconcagua. Y en 1978 Mendiak eta Herriak roza el cielo con una expedición al Annapurna IV (7.525 metros).
un histórico Al mismo tiempo, Uriarte ha ido escribiendo en todos estos años la historia del montañismo vasco. El pasaitarra participó en la emblemática expedición Tximist, acompañó a Martin Zabaleta y Pasang Temba en su histórica cumbre de hace 30 años en el Everest y ayudó a los hermanos Iñurrategi y a Juanito Oiarzabal en sus primeros ochomiles. No obstante, más allá de este pedigrí, Uriarte dice que algunas de las expediciones que más le han llenado han sido con clientes y amigos de Mendiak eta Herriak.
"Tengo grandes recuerdos de nuestros primeros años, había un gran ambiente. Sin embargo, desde 1991 he ido de expedición sobre todo con mis clientes y he vivido experiencias increíbles. Me acuerdo mucho de una expedición al Pico Lenin en 2007 en la que se formó un grupo muy majo y todos menos uno hicimos cumbre. También me trae grandes recuerdos una ascensión al Koskulak con un grupo de Aoiz en 2008. En la montaña se crean vínculos muy fuertes, las relaciones se suelen fortalecer y puedo decir que he hecho grandes amigos. Lamentablemente, también puede ocurrir lo contrario, que choques, pero es más habitual hacer amigos y guardar los recuerdos de las expediciones en el corazón", explica este entrañable alpinista.
Algunos de los guías que hacen posible que Mendiak eta Herriak siga en marcha 34 años después, comenzaron como clientes, se instruyeron y hoy son guías de montaña. Para Uriarte ellos son el corazón de la empresa. Ellos ayudan, en la medida de lo posible, a cumplir los objetivos de los alpinistas y, sobre todo, ayudan a que la actividad se desarrolle de manera segura. "En un deporte como la montaña la formación es fundamental. El alpinismo se desarrolla en la naturaleza y, por tanto, en un medio cambiante. Nunca puedes controlar totalmente lo que puede ocurrir, el riesgo siempre está presente y hay que ir con un margen considerable sobre la montaña. Hay que tener recursos y no se puede ir justito. Por eso es importante la formación y la experiencia porque en el alpinismo nunca se deja de aprender. Yo tengo unos cuantos años a mis espaldas y aún sigo aprendiendo", añade.
los clientes Movidos por ese afán de formarse en el mundo de la montaña o por la voluntad de vivir experiencias de las que perduran, cada año unas 300 personas contratan los servicios de Mendiak eta Herriak. "La crisis nos ha afectado en lo que se refiere a las expediciones, a las actividades más caras. Sin embargo, el número de clientes ha ido creciendo poco a poco, no nos podemos quejar. En verano habrá una decena de guías trabajando cuando hubo épocas en las que había sólo dos. La mayoría de los clientes son de Euskal Herria y Cataluña, su edad va desde los 16 a los 60 años", comenta Uriarte. Y el tipo de actividad puede ir del esquí de montaña en el Pirineo al himalayismo.
De hecho, en este momento, al tiempo que imparte cursos de alta montaña invernal y esquí de montaña, Mendiak eta Herriak hace gestiones para expediciones al norte de la India, Marruecos o Noruega. Todo eso desde un caserío del valle de Araitz, con un par de ordenadores, muchos años de experiencia y una voluntad inquebrantable. Y también con la inestimable ayuda de un puñado de guías que, como Uriarte en 1976, un día pensaron que merecía la pena compartir sus sueños con otros alpinistas; menos expertos, pero igual de efusivos.