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El pinganillo llega a Tercera

El árbitro navarro de Tercera Fernando Castillejo ha ideado un sistema para estar en contacto con sus asistentes durante el partido, parecido al intercomunicador de los colegiados profesionales.

El pinganillo llega a Tercera

hace un par de temporadas Fernando Castillejo probó unos intercomunicadores creados por su padre similares al walki talki. El sistema, basado en un laringófono que funcionaba a través de las cuerdas vocales, obligaba a esperar unos segundos mientras hablaba cada uno y no resultó eficaz porque era demasiado lento. La temporada pasada volvió al método tradicional y esta campaña ha estrenado un sistema de intercomunicadores vía telefonía móvil que le permite estar en contacto con sus asistentes durante todo el partido. "Tras coincidir con un trío riojano, me comentaron que existía una opción de auriculares. Después hablé con una chica árbitro del Comité castillo-manchego que estuvo en Navarra, me interesé por el sistema de telefonía y descubrí que en realidad era una llamada a tres, una especie de multiconferencia. De esta forma, nos colocamos el móvil con un brazalete y el auricular en la oreja y podemos hablar los tres a la vez. El intercomunicador de los árbitros de Primera cuesta más de 3.000 euros, y, con este sistema, una llamada de 90 minutos gastamos uno o dos euros. Lógicamente, es más cómodo el sistema profesional, pero con estos auriculares estás en contacto con los asistentes y es asequible para un árbitro de Tercera".

La función es mejorar la actuación del trío arbitral durante el partido, "de forma que no nos contradigamos en las decisiones y no hace falta desplazarte hasta el asistente para saber lo que ha visto en jugadas dudosas, en saques de banda, en lo que ocurre en los banquillos... Se oye todo".

Todos los asistentes y los árbitros de categorías inferiores quieren ir con él para probar el sistema. "A los compañeros les gusta y desde el Comité estaban moviendo algo para saber si es posible implantar algo parecido a medio plazo". También tiene banderines con pulsador, que no todos los árbitros de Tercera poseen (cuestan unos 600 euros) y siempre busca la manera de seguir mejorando en el arbitraje. "Los árbitros estamos aquí por afición y ponemos todo de nuestra parte para mejorar. Ahora hace falta que también colaboren los entrenadores, que están protestando mucho y te echan a la gente encima, y los jugadores, que no están siendo un ejemplo para los que empiezan. Pero si el propio presidente de un club es el primero que te insulta desde la banda, no se puede pedir más".