Hay vida tras el quirófano
Irujo y Barriola han sido capaces de regresar a la élite tras someterse a sendas operaciones
pamplona. Visitar un quirófano no es un buen síntoma para nadie, pero menos aún para un deportista de élite. Pero hay vida tras pasar por él. Y si no, que se lo pregunten a los finalistas de la presente edición del Cuatro y Medio de la LEP.M, Juan Martínez de Irujo y Abel Barriola. Ambos se han sometido a sendas intervenciones quirúrgicas la más reciente es la del leitzarra y después del mal trago han sido capaces de regresar a la élite. Irujo ya se ha calado alguna txapela después de operarse la mano derecha y el domingo aspira a otra, mientras que Barriola vuelve a pelear por un título tras superar una grave y complicada lesión en la rodilla derecha que le obligó a tumbarse en la camilla del hospital en dos ocasiones.
A pesar de que las lesiones que han padecido los dos finalistas de la jaula resultan bien distintas, lo cierto es que les obligaron a pasar por el quirófano. A Irujo le ocurrió hace un par de años. Un nódulo doloroso crónico en la mano derecha su principal herramienta de trabajo le traía por la calle de la amargura desde hacía muchos meses y en enero de 2008 tomó la drástica decisión de someterse a una intervención quirúrgica. El doctor Amillo, especialista en la materia, dirigió una operación que resultó un éxito.
Así lo demuestran las fechas de recuperación el delantero de Ibero reapareció dos meses después de pasar por el quirófano, cuando se había estimado que estaría de baja al menos uno más y los resultados que ha cosechado desde entonces campeón de los dos últimos Manomanistas, del Parejas de 2009 y finalista de las tres últimas ediciones del Cuatro y Medio, incluida la actual.
En cambio, el último percance de Barriola, que ya había padecido un calvario con las manos hace años, llegó en abril de 2009, cuando se rompió el ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha. Ocurrió en un partido de parejas fuera de competición en el que el leitzarra preparaba el Manomanista. Un mal giro que le costó muy caro. El zaguero de Leitza se vio obligado a operarse. Lo hizo unos días después de lesionarse, pero una reacción adversa a la medicación que tomaba tras la intervención le envió de vuelta al hospital, donde permaneció ingresado durante diez días.
La rehabilitación tampoco resultó sencilla. Unas adherencias frenaron su regreso a las canchas y tuvo que volver a operarse. Una vez desatascada la rodilla, el proceso se avivó, aunque Barriola tardó en volver a vestirse de blanco. Lo hizo el pasado 12 de marzo. Desde entonces ha jugado el Manomanista y ahora regresa a una final (no disputaba una desde la que perdió mano a mano con Bengoetxea VI en 2008). Por eso, los casos de Irujo y Barriola demuestran que hay vida y éxito tras el quirófano.