El mago de lo extremo
El estadounidense Dean Potter, reputadísimo escalador y especialista también en "slack linning" y salto BASE, encandiló ayer a la audiencia que visitó el Planetario de Pamplona en la segunda jornada de la Semana de Montaña de Anaitasuna.
tiene apellido de mago y a juzgar por cómo se las gasta al borde del abismo le va como anillo al dedo. Habrá quien crea que le sienta mejor el apelativo de loco -el mismo no está seguro de no serlo-. Lo cierto es que Dean Potter es un chico que un día lanzó sus sueños por el precipicio y se empeñó en ir tras ellos. Hace ya tiempo que lo hizo y hoy, como mínimo, puede afirmar que ha logrado vivir libre. De eso, de libertad, de sueños, de amistad y de vivir al límite habló ayer el escalador y aventurero estadounidense en una genial charla dentro de la Semana de Montaña de Anaitasuna.
Lo más sorprendente de Den Potter, atendiendo a lo que contó ayer ante el público que abarrotó el Planetario, es que siga vivo. Desde que comenzase a escalar hace ya varias décadas no ha parado de caminar por la cuerda floja, primero en sentido figurado y después en sentido literal. Y eso que cuando era un niño le atormentaba una especie de premonición en la que caía al vacío. Sin embargo, según comentó ayer Potter, de 38 años, de lo que se trata es de hacer frente a esos miedos que nos paralizan.
Su amor de juventud fue la escalada en roca, y a partir de ahí fue dando más vueltas de tuerca a su gusto por la adrenalina. "No estaba demasiado a gusto en el colegio, lo que me apasionaba era estar en contacto con la naturaleza y sentirme libre. Pronto descubrí que la escalada era lo que más me estimulaba y Yosemite era el lugar en el que quería estar", explicaba Potter. Poco a poco, dejándose las manos en las fisuras de Yosemite, el escalador estadounidense fue depurando su técnica. "La perseverancia es el gran secreto", explicaba.
Potter se convirtió en un gran escalador, conocido sobre todo por sus rapidísimos encadenamientos en Big Wall. Ayer habló de lo que le aportaron algunos de ellos, de lo maravilloso de comenzar a escalar El Capitán con la ayuda de un frontal y de ver salir el sol en mitad de la pared. Y sobre todo hablo de lo bonito de compartir estas experiencias con amigos. "Es una forma de divertirme con los amigos, aunque lamentablemente muchos se me han muerto siguiendo sus sueños", exponía.
Su imparable evolución le llevó al límite extremo de la escalada y a los encadenamientos en solo integral (sin cuerda), jugándose el pellejo en cada movimiento, modalidad en la que es un gran especialista. Y esta misma pasión por lo extremo le llevó también al slack lining (caminar sobre una cuerda sin seguro). En esta disciplina Potter tampoco tiene límite y hace de funambulista sobre enormes cañones y cascadas. "Un error te cuesta la vida, pero en ese límite se tiene más poder del que uno piensa", afirma.
Rizando el rizo, Potter ha probado también el salto BASE. Y su última obsesión es la combinación de la escalada en solo integral y el salto BASE. Escalas en grandes paredes sin cuerda hasta donde los brazos den, un paracaídas te frena en el abismo. Para muchos es una locura más, para él la evolución de la escalada. Simplemente Dean Potter.