Pamplona. A las siete y media de la tarde de ayer hora española -22.30 en Pakistán-, ya de nuevo en el vivac a 8.300 metros, avisó por radio a su marido, Ralf Dujmovits, de que seguía bajando hasta el campo IV -8.000 metros-.

Bajaba con la misma sensación con la que hace casi 25 años lo hizo Reinhold Messner tras hacer la cumbre del Lhotse: la de saber con total certeza que es la primera persona de su género en subir a los 14 ochomiles sin ayuda externa en forma de botellas de oxígeno. Excepcional. La primera mujer y apenas la 11ª persona en la historia, empatando a 14 ochomiles con Edurne Pasaban -que usó oxígeno artificial el 23 de mayo de 2001 en el Everest- y no se sabe aún si también con la esquiva Miss Oh, que lo utilizó en Everest y K2 -y aún se desconoce si ascendió al Kangchenjunga-. Dudas resueltas: una mujer ya ha subido los 14 tal y como lo hizo Messner. Y eso es lo que cuenta si de himalayismo de elite y sin arista interpretable ninguna hablamos. No se trata de minusvalorar a nadie, pero no se puede dejar tampoco de graduar la admiración.

una cordada de cuatro La austríaca pisó primera la cumbre. Tras ella llegaron los kazajos Vassily Pitsov y Maksut Zhumayev, que también cerraban los 14 y en el caso de Zhumayev también sin oxígeno, y el polaco Darek Zaluski, un veterano admirable que completaba el cuarteto que se ha visto las caras con el Pilar Norte del K2. Abriendo huella en nieve muy profunda, ganando apenas 311 metros de desnivel en 17 horas -algo así como subir a un cuarto sin ascensor cada hora-, dando la cara ante temperaturas de menos 25 grados hasta bien entrada la mañana y cuidando los unos de los otros, los cuatro sueños individuales convertidos en un único llegaron al punto más alto. Por encima de sus cabezas ya solo la luna reventando en el cielo y, ante sus ojos, el Baltoro y la curvatura de la tierra.

Evidentemente, las 18.18 es tarde, bastante tarde, pero no una hora suicida en el K2 cuando el meteorólogo te ha hablado de un 24 de agosto calmado y soleado. Hay tiempo, aunque no mucho, para volver al campo a 8.300, recuperar, y desandar hoy hacia abajo lo que tanto costó ascender, esta cima un 23 de agosto que supone la segunda cima más tardía en la historia en el K2 -el estadounidense Dan Mazur y el británico Jonathan Pratt hicieron cumbre el 2 de septiembre de 1993 en el K2, que solo ha sido ascendido además en junio, julio y agosto, ni en primavera, ni en otoño ni en invierno- y que, por encima de todo, cierra un capítulo apasionante, el de cinco mujeres que hace apenas dos años estaban muy cerca de los 14 ochomiles.

otras grandes alpinistas Una de ellas, la surcoreana Mi Sun Go, falleció en 2009 cuando llevaba 11. Otra, la excepcional italiana Nives Meroi, dejó la apuesta también en 11 y en 2009 tras la grave enfermedad de su marido y compañero de cordada, Romano Benet, recientemente transplantado de médula. Eun-Sun Oh aseguró tras hollar el Annapurna en 2010 que ya lo había logrado, pero todavía no ha sido capaz de demostrar como manda la mínima ética -y será un milagro que lo logre- que estuvo en lo más alto del Kangchenjunga. La cuarta, la tolosarra Edurne Pasaban, que tras las quejas de los propios coreanos -y con todo su derecho- puso en duda la versión de Miss Oh al punto de que la Notaria del Himalaya, Elisabeth Hawlley, calificara de disputada la cumbre de Oh en el Kang, sí que los terminó en mayo de 2010. Pero con la gran espina clavada de no tener el Everest sin oxígeno, algo que quiso paliar esta primavera y que no fue posible tras una expedición algo floja desde el punto de vista deportivo. Un Everest sin oxígeno que sí tenía Kaltenbrunner desde 2010 -Meroi lo obtuvo en 2007, mano a mano con Romano. Solo lo han logrado cinco mujeres de las cerca de 800 que lo han subido. Es un hito excepcional- y que ayer, tras 15 meses a la espera del K2 -el verano pasado se le resistió-, le ha catapultado a la historia. Chapeau, sensacional, directa a la leyenda. Magnífica. Sin oxígeno artificial, sin sherpas de altura, a la altura de su altura. Como escribió Nives Meroi en recuerdo de un amigo que perdió en el Annapurna en 2008, "un paso tras otro, con la espalda contra el viento, tú, que elegiste la dignidad como el primer y único valor".