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La nueva vida de Apezetxea

MANO El manista de Aspe, TRAS nueve años como profesional, acompañará a Martín Alustiza en las labores de intendencia en la promotora de Eibar

La nueva vida de ApezetxeaFoto: Oskar Martínez

gOIZUETA - Fue un lunes. Así lo recuerda Jon Apezetxea (Goizueta, 12-IV-1988). Ese día recibió la noticia de que Aspe pensaba en él para reforzar la postura de intendencia en la empresa manista profesional, en la que se encuentra Martín Alustiza, y colaborar con los entrenamientos que establece Jokin Etxaniz, director técnico de la operadora de Eibar. Así, el manista navarro, que lleva nueve años en las filas de la plantilla profesional de la operadora como pelotari, pasa a reforzar el equipo técnico de la empresa.

Recuerda el puntillero de Goizueta que fue “un lunes” cuando recibió la llamada mientras se encontraba haciendo el físico en Tolosa, junto al preparador Justo Lillo. La llamada provenía de Fernando Vidarte, el jefe, que le dijo que fuera a la oficina cuando pudiera para tratar un tema. “Me ofrecieron este puesto y dije inmediatamente que sí”, desgrana Apezetxea, quien agrega que “no me lo esperaba. Cuando recibí la llamada me temía lo peor, sabía que acababa mi contrato como profesional en septiembre y veía muy complicado continuar en la plantilla de Aspe. Tenía claro que renovar iba a estar difícil. Pero Vidarte me ofreció seguir en el equipo técnico y apenas lo dudé”. Jon cambiará el gerriko y el pantalón blanco por la selección de cueros y los entrenamientos. Del ruedo, a la barrera. “Esto es algo distinto a lo que había vivido yo hasta ahora. Ves las cosas desde otro punto de vista. Cuando uno juega, entrena el tiempo que tiene que hacerlo y es suficiente. Ahora, me tocará poner pelotas y cuidar a los pelotaris para poner lo que le va y lo que no le va a cada uno y a cada frontón. Estoy metiendo muchas horas con Martín”, concreta el exmanista navarro, que apostilla que “ahora estamos yendo a las elecciones de material juntos para ver cómo van y cómo hay que proceder”.

Cuando lo comunicó al vestuario, para el que pasó de la noche a la mañana de componente a técnico, “me llevé alguna vacilada que otra de mis compañeros de plantilla”. Y es que, la transición del goizuetarra de un lado al otro, su cambio de vida, aunque “un mes y medio o dos” de aterrizaje, ha sido bastante rápido. “Los compañeros quedaron algo sorprendidos. He intentando hablar con todos y lo han cogido bastante bien. Al fin y al cabo, somos un equipo y lo importante es que empujemos todos en la misma dirección. No será fácil y es muy distinto a lo que estaba acostumbrado”, puntualiza Jon. Respecto a la relación con sus ya excompañeros manistas, Apezetxea, un tipo sonriente y dicharachero, asume que “habrá que poner distancia entre nosotros. No estamos hablando de romper esa relación, pero sí que tendremos que trabajar de forma diferente. Me toca seguir con ellos, pero hay que ponerles pelotas y ahora seré yo el que les ponga los lotes buenos o malos”.

El proceso de desembarco del joven goizuetarra en el cargo será durante “un mes o dos junto a Alustiza” con el que comprobará cómo funcionan todos los elementos propios de la intendencia y, “a partir de verano”, le tocará empezar a tomar las riendas “suave suave”. “El puesto la verdad es que sí que daba un poco de vértigo, porque se trata de una figura que es delicada y está en el ojo del huracán, como se dice. Aun así, en esta vida hay que tomar decisiones y cuando me pidieron que fuera intendente lo cogí con mucha ilusión aunque se tratara de un trabajo complicado”, certifica el expuntillero navarro, que dejó a principios de mayo de formar parte de la plantilla profesional a pesar de que acababa en septiembre su camino en la pelota profesional y “no” volverá a jugar de blanco con Aspe. “Me dijeron que si quería un festival de despedida, pero dije que prefería no tenerlo, por respeto al resto de compañeros, que hay muchos que han dejado de jugar y no lo han tenido”, manifiesta.

Jon Apezetxea debutó con la empresa de Eibar cuando apenas tenía 18 años con la vitola de ser uno de los jóvenes con mayor futuro del campo aficionado. Se estrenó en 2006 en el Beotibar de Tolosa y ese mismo curso fue finalista del Cuatro y Medio de Segunda. Tiene absoluta pasión por el cuero. Siempre ha transmitido alegría al jugar. “Para el que vive para esto, seguir trabajando en la pelota es muy bonito”, remacha el goizuetarra, quien añade que “en mi nuevo desempeño espero tener suerte”.