PAMPLONA. El exfutbolista holandés Johan Cruyff ha fallecido hoy en Barcelona a los 68 años de edad, tras meses de lucha contra el cáncer. Hendrik Johannes "Johan" Cruyff, uno de los mejores jugadores en la historia del fútbol, militó y dirigió al Ajax y al FC Barcelona y fue seleccionador de Catalunya.
Nacido en Amsterdam, Holanda, el 25 de abril de 1947, entró en el Ajax a los 10 años y debutó con la primera plantilla de la mano de Vic Buckingham, aunque en la mayor parte de su paso por el club tuvo como técnico a Rinus Michels.
Con el Ajax se proclamó campeón de Liga en siete ocasiones (1966, 1967, 1968, 1970 y 1973), ganó cuatro Copas de Holanda (1967, 1970, 1971 y 1972), fue "pichichi" en las de 1967 y 1972. En competiciones internacionales de clubes consiguió tres Copas de Europa (1971, 1972 y 1973), la Intercontinental de 1972 y las Supercopas de Europa (1972 y 1973).
En lo personal, fue reconocido como mejor jugador continental en dos ocasiones con el "Balón de Oro" (1971 y 1973), así como cuatro veces mejor jugador nacional (1967, 1968, 1969 y 1973).
Con su mentor Michels en el banquillo del FC Barcelona, el jugador fichó por el equipo blaugrana en 1973. Su palmarés con el equipo, del que fue capitán, fueron la Liga 73-74, la Copa de 1978 y en tres ocasiones subcampeón de Liga, tras el Real Madrid. Además, logró su tercer "Balón de Oro". Dejó el equipo al finalizar la temporada 1977-78, poco después de la llegada a la presidencia del club de José Luis Núñez.
Con la selección holandesa debutó en septiembre de 1966 y con Michels en el banquillo fue parte del "fútbol total" de la "naranja mecánica" junto con Johan Neeskens, Jonny Rep y Rob Resenbrink, con los que se proclamó subcampeón del Mundial de Alemania '74, en el que fue elegido mejor jugador del torneo. También llevó el brazalete de la selección, en la que jugó su último encuentro en 1977.
En 1979, un año después de dejar el FC Barcelona, fichó por Los Ángeles Aztecs y luego defendió los colores de los Washington Diplomats y el Levante español.
Para finalizar su carrera, regresó a Holanda para jugar en el Ajax desde la 1981-82, logrando dos títulos de Liga y la Copa holandesa. Cerró su etapa como jugador del Feyenord, con el que hizo doblete (Liga y Copa).
Debutó en el banquillo del Ajax como director técnico en 1985, logrando dos subcampeonatos de Liga, dos Copas de Holanda y la Recopa de 1987.
Tras dejar el Ajax, regresó como entrenador al FC Barcelona, donde consiguió que el club viviera una de sus etapas más gloriosas, con cuatro Ligas consecutivas (90-91 a 93-94), tres Supercopas de España (91, 92 y 94) y la Copa del Rey de 1990, así como la Recopa de 1989, la primera Copa de Europa de la entidad en 1992 y la Supercopa de Europa. Fue destituido el 18 de mayo de 1996. En sus ocho temporadas en el banquillo dirigió al que se conoció como el "Dream Team", con Michael Laudrup, Hristo Stoichkov o Ronald Koeman.
Continuó ligado al club holandés como asesor técnico hasta noviembre de 2011, cuando llegó Louis Van Gaal al puesto de director deportivo, decisión en la que no se contó con su opinión por lo que recurrió a los tribunales, que le dieron la razón.
Además, entre noviembre de 2009 y enero de 2012 dirigió la selección catalana y después el club mexicano Las Chivas de Guadalajara.
En la recta final de la presidencia de Laporta, la directiva blaugrana lo nombró presidente de honor de la entidad en abril de 2010.
Johan Cruyff fue intervenido a corazón abierto en 1991, tras sufrir una insuficiencia coronaria en fase aguda provocada por su adicción al tabaco.
En octubre de 2015 se dio a conocer que padecía cáncer de pulmón.
Johan Cruyff ingresó en 1998 en el Salón de la Fama de la FIFA, los periodistas de todo el mundo lo incluyeron en el equipo ideal del siglo XX y la Federación Internacional de Historia y Estadística del Fútbol lo declaró mejor jugador europeo del siglo XX (1999) y segundo en el mundo (2000).
Caballero de la Orden de Oranje de Nassau (1974), recibió el grado de oficial en 2002.
En febrero 2014 recibió el Premio Presidente de la UEFA.
En noviembre de 2015 Johan Cruyff, junto a la Fundación Privada Leo Messi, fue galardonado con los Premios Nacionales Special Olympics Cataluña.
ESTADIO JOHAN CRUYFF Los aficionados del FC Barcelona ha lanzado una iniciativa en las redes sociales para que el club azulgrana renombre el Camp Nou en homenaje a Johan Cruyff.
A través de Twitter, los hinchas 'culès' han lanzado el 'hashtag' '#EstadiJohanCruyff' para pedir que el club honre la memoria de su exjugador y exentrenador, unánimemente señalado como el arquitecto de la época más gloriosa de la entidad.
Inaugurado en el barrio de Les Corts el 24 de septiembre de 1957, el coliseo azulgrana fue nombrado inicialmente como Estadio del Club de Fútbol Barcelona, pero empezó a ser conocido popularmente como Camp Nou. En el año 2001, una consulta a los socios promovida por el entonces presidente Joan Gaspart confirmó oficialmente su actual denominación.
PADRE DEL FÚTBOL MODERNO La historia del fútbol se tiene que detener en el momento en que aparece Johan Cruyyf, un personaje determinante tanto cuando lideró al Ajax, a la selección holandesa y, especialmente, cuando entró en el Barcelona, como jugador y entrenador, para echar una mirada y observar que algo grande ha pasado desde que el holandés empezó en el balompié.
De largo historial de éxitos, aunque sin un Mundial del que presumir, a pesar de que nadie se lo ha echado en cara, Cruyff es sinónimo de legado, de haber recogido lo mejor de la escuela holandesa y de haberlo transformado para dar al fútbol gloria en el césped.
Si sus pulsos en el Ajax con los mandatarios de finales de los 80 no le hubiesen llevado a dar un portazo al club de Amsterdam y, quién sabe, si el Barcelona de aquella época no hubiese agonizado tras la pérdida de la Copa del Europa en Sevilla, quizá el legado hubiese sido el mismo, pero el Barcelona se habría quedado huérfano de uno los personajes más importantes de su historia.
Cruyff fue, simplemente, atrevimiento. Cruyff fue ir contra las normas e imponer su criterio en el campo. Creer que si su equipo tenía la pelota, el rival no la olería. Desafiaba al fútbol de fuerza con el control del balón, moverlo con inteligencia, con rapidez, buscando los apoyos, triangulando en todos los rincones del campo.
Johan Cruyff fue hijo de una de las mejores escuelas de fútbol del mundo, la neerlandesa, y lejos de quedar anclado en el fútbol que se imponía a finales de los 70 y principios de los 80 (alemán e inglés), cuando dejó de ser futbolista para convertirse en entrenador, echó mano de los viejos manuales del Ajax para dar con un estilo que, primero en el equipo holandés y después en el Barcelona, revolucionó el escenario.
Antes, el Milan italiano ya había dado unas grandes pinceladas de por dónde iba a ir el fútbol del futuro (contaba en sus finales con tres grandes holandeses como Ruud Gullit, Marco Van Basten y Frank Rijkkard). Pero fue con Cruyff cuando, desde el banquillo, el panorama cambió radicalmente, con equipos que llegaban a prescindir del delantero centro y que su principal actividad en los entrenamientos eran los conocidos como rondos. Cruyff hizo del fútbol una delicia al que, además, le acompañaron los títulos.
El control de balón, el sometimiento del rival a través del control casi en exclusiva de la pelota fueron sus patrones, a partir de los cuales los éxitos le acabaron por dar la razón.
A fuerza seducción logró que sus discípulos continuaron su línea y la idea de Cruyff ha perdurado en algunos equipos, especialmente en el Barcelona, hasta el presente, aunque también es verdad que con muchos matices, pues precisamente el actual equipo barcelonista es uno de los menos 'cruyffistas' de los últimos años.
A pesar de esta ida exitosa, el sello de Johan Cruyff ha sido en algunas ocasiones vulnerable, pero no por ello los equipos que lo han defendido han dejado de recibir el reconocimiento por lo atrevido de apostar por el balón y, en ocasiones, reducir las defensas en pos de poblar el centro del campo para asentarse con más jugadores en el campo contrario y en ataque por las bandas.
Cruyff ha dejado un gran legado deportivo y también intelectual, y algunas de sus frases han hecho historia, como cuando en su pulso con Josep Lluís Núñez le lanzó un dardo al reclamarle que el dinero tenía que estar en el campo y no en el banco, reclamándole más inversión y menos presumir de superávit.
Tampoco le importaba que sus equipos acabasen goleados, si el premio era marcar un gol más que ellos y ganar el partido. En el fútbol de Cruyff corría el balón, no los jugadores. Era casi un insulto que un futbolista condujese un balón sin soltarlo rápidamente para generar una acción o una duda.
Dudas también fueron las que su atropellado lenguaje causaban en las conferencia de prensa, como cuando soltó aquello de que le ponía "la gallina de piel", o cuando hizo una traducción extraña y lanzó "un palomo no hace verano".
El adiós de Cruyff ha dejado entristecida a mucha gente, que ha visto siempre en él aire fresco para el fútbol desde que apostó por el banquillo, al margen de sus batallas contra sus rivales.
En el Barcelona, donde más dejó su impronta y donde más discípulos han recogido el testigo de su legado, la tristeza es enorme por la pérdida de un personaje único, que no dejó nunca a nadie indiferente: tanto a los que le tildaban de pesetero o estaban alineados con Josep Lluís Núñez, como a los que siguen creyendo que sin él la historia del Barcelona habría que escribirla de otra forma.