PAMPLONA - Pablo Zaballa (San Sebastián, 7/7/2000) es todo un campeón del mundo. El pasado 30 de marzo, el joven consiguió la medalla de oro del Mundial sub-18 de hockey sobre hielo en Zagreb, Croacia, además de ser elegido como el jugador más valioso de la selección española. Un logro que el ala izquierda del equipo júnior del Club de Hielo Huarte lleva con humildad, sabedor de que aunque destaque, será muy complicado hacer de su deporte, minoritario aquí, un oficio.
Pablo descubrió el hockey gracias a su padre, que ya disputaba este deporte y que metió el gusanillo en el cuerpo de su hijo, que comenzaba a aprender a patinar. Con la mudanza familiar a Pamplona, el joven llegó a Huarte, donde siguió su formación. Con el paso de los años, la afición se fue convirtiendo en algo más serio, hasta el punto que con 15 años decidió irse a Inglaterra a estudiar en una academia de hockey junto con dos compañeros navarros y uno donostiarra.
“En cuarto de la ESO fui a la academia Okanagan, en Swindon, Inglaterra, con dos jugadores de aquí y uno donostiarra. Allí estuve un año”, cuenta Pablo, que aprovechó esa temporada en mejorar tanto en su deporte como en el inglés.
“El día a día era madrugar mucho, entrenar por la mañana, ir al colegio, al gimnasio y a la tarde libre”, detalla. Un horario muy diferente a los habituales en España, donde el deporte es algo extraescolar que poco o nada tiene que ver con los estudios.
En su vuelta a casa, Pablo se dio bruces con la realidad. Solo hay siete equipos de hockey hielo en España -cinco en sénior y cinco en júnior, pero Txuri Urdin, FC Barcelona y Puigcerdá tienen plantillas en ambas divisiones-, por lo que el ritmo de competición es mucho menor que en su etapa inglesa.
“Después de haber disputado tantos partidos en Inglaterra, no quería venir aquí y jugar muy pocos. Por eso estuvimos preguntando si podíamos jugar en la liga absoluta”, relata. Por suerte encontró, junto al compañero donostiarra, una opción asequible, el Milenio de Logroño. “Jugábamos contra los mejores, por lo que algo aprendimos”, asegura.
Sin embargo, la rutina de viajar continuamente a practicar y disputar muy pocos encuentros, cansó a Pablo, que terminó por dejar de jugar en La Rioja. “Al final no te apetece mucho, tú lo que quieres es jugar, no entrenar”, confiesa.
Así las cosas Pablo volvió al Club de Hielo Huarte, al que ha estado vinculado desde su fundación. “Aquí siempre he sido el que ha ido llevando la última categoría. Este año no estamos muchos así que no hemos tenido muy buenos resultados. Hemos recibido alguna paliza pero nos hemos defendido bien”, expresa.
Aunque su buena actuación no ha pasado desapercibida para la selección. Con 16 años fue preconvocado son la sub-18, pero le terminaron descartando. Con 17, sí fue al Mundial, quedando en segunda posición. Y en este último año, preconvocado pero descartado por la sub-20, terminó yendo al Mundial sub-18, donde consiguió el oro y el MVP del combinado nacional. “Se elige del torneo al mejor delantero, defensa y portero. El equipo español tuvo al mejor defensa. Los técnicos eligen al mejor jugador y me eligieron a mí”, arguye. Pablo fue el máximo puntuador del torneo -se reparte un punto por cada tanto o asistencia- con 10, empatado con otro compañero de selección.
A pesar de estos logros, Zaballa es consciente de la dificultad que supone practicar un deporte minoritario, por lo que se encuentra concentrado en sus estudios -cursa 2º de Bachillerato- y quiere entrar el año que viene en la Universad para estudiar Ingeniería Industrial.
“Algunos jugadores que estuvieron conmigo en el Mundial están en una academia en Ontario, Canadá, y según acabé el Mundial hablé con uno, que me ofrecía la oportunidad de jugar allí en una liga que parece buena, pero me concentro en la Universidad”, destaca.
Aunque a pesar de poner todo en sus estudios, Pablo no abandonará el hockey. “Mi futuro será jugar aquí. A ver si consigo jugar en un equipo bueno de senior, no creo que llegue a nada más. No voy a vivir del hockey”, sentencia un Pablo cuya vida seguirá desplazándose sobre las cuchillas de sus patines, cortando el hielo.