l balonmano navarro está de enhorabuena. Y no sólo por su reciente bronce olímpico, por sus excelentes resultados en la base, por las continuas convocatorias nacionales -en diversas categorías- de sus jugadores y jugadoras, por el auge y la consolidación del femenino o por las once temporadas que va a cumplir su gran exponente, el Helvetia Anaitasuna, en la elite. Hay un motivo más de alegría, de celebración, y es que Navarra contará con dos árbitros más en la Liga Sacyr Asobal, la máxima competición estatal.

Raúl Oyarzun Aylagas, de 23 años, y Aritz Zaragüeta Ruiz, de 26, acaban de redondear una meteórica carrera en el arbitraje con un ascenso ganado a pulso, tan deseado como inesperado por su prontitud, pero del que ya tienen "muchas ganas" de disfrutar. "De momento nervios no hay, pero sí tenemos ganas ya de empezar a pitar en Asobal", reconocen ambos.

Se les ve felices y expectantes ante el nuevo desafío que se les presenta en un mes escaso, cuando el 11 de septiembre eche a rodar el balón por las mejores pistas de balonmano. Raúl y Aritz, mientras, procuran saborear el momento. Hacerse a la idea del premio que acaban de conseguir, a base de esfuerzo, y que, reconocen, ni en sus "mejores sueños" entraba.

La pareja pamplonesa es una de las tres nuevas que ha ascendido a la Liga Sacyr Asobal. Junto a ellos, los cántabros Alejandro Hoz y Álex Riloba, además de la dupla que conforman Lorena García, del colegio aragonés, y Tania Rodríguez, del valenciano. Gracias a este salto que acaban de dar, serán tres los colegiados navarros en la elite, ya que unen sus nombres al del ya consolidado Yon Bustamante.

Raúl Oyarzun y Aritz Zaragüeta llevan arbitrando juntos desde hace 4 años. Con apenas 16, se lanzaron a probar una faceta diferente dentro de la pista, tan bonita y determinante como denostada en algunos momentos. A nivel territorial han pasado por todas las categorías, pero no fue hasta Primera Nacional cuando sus caminos se juntaron de manera definitiva. Tras dos años en dicha competición y otros dos en la División de Honor Plata, el Comité Técnico de Árbitros de la Federación Española les propuso este verano para realizar el curso de ascenso a la Liga Sacyr Asobal, que tuvo lugar en julio en Valencia. "Yo no me lo creía", recuerda Oyarzun, quien se encuentra preparando las oposiciones para Policía Foral. "Estaba en la biblioteca, estudiando, y cuando al mediodía cogí el móvil vi muchos mensajes de enhorabuena por ir al curso. Estábamos contentos con la temporada realizada, pero no esperábamos este premio. Aún no lo he asimilado e imagino que lo haré cuando vaya al primer partido y vea que esto va en serio. Mucha alegría".

Para su compañero, que también está opositando, en su caso para Correos, fue toda "una sorpresa" igualmente. "Yo ya estaba desconectado del balonmano. Terminamos la temporada el 30 de mayo y la carta nos llegó a finales de junio. No me lo esperaba para nada", asegura Zaragüeta.

El primer paso, entrar en el curso, ya estaba dado. Una vez allí, exámenes teóricos relativos a la reglamentación, alguna charla y pruebas físicas que incluían el Course-Navette. Al final, curso aprobado y rumbo a la máxima categoría. Todo un mérito, además, teniendo en cuenta que de las tres parejas ascendidas, sólo ellos no han pitado aún en la Asobal. Las otras dos eran asimiladas, es decir, pertenecientes a una competición inferior, pero que ya habían arbitrado algún encuentro en la elite.

Los nervios, de momento, no han aflorado. Pero sí el deseo de empezar la nueva aventura cuanto antes. "No creo que haya una diferencia abismal con otros partidos. Claro que es la máxima categoría y puede tener una mayor repercusión, pero es un encuentro al fin y al cabo", señala Aritz Zaragüeta, que antes de lanzarse al mundo del arbitraje fue jugador de balonmano en el Ardoi.

Raúl Oyarzun también probó antes las mieles como jugador, en su caso en Anaitasuna, si bien pronto comenzó con las tarjetas y los silbatos, alentado por un compañero. "Me dijo que habían sacado un curso de árbitros y si me animaba a hacerlo. Al principio compaginaba el arbitraje con jugar, pero al llegar al segundo año de Juveniles el por entonces presidente de los árbitros y ahora de la Federación Navarra, Andrés Garde, me propuso tomármelo más en serio. Empecé a pitar primero con un compañero, Íñigo Lacunza, y más tarde continué con Aritz, que ya estaba en Nacional", recuerda.

Cuando empezaron a arbitrar, con unos 16 años, jamás se les pasó por la cabeza alcanzar un objetivo tan ambicioso como el que están saboreando. Con el tiempo se han ido enganchando a una labor que quizás no tiene el reconocimiento que se merece, pero que es fundamental en el mundo del deporte y, por supuesto, en el del balonmano, donde cada acción se decide en segundos.

Oyarzun y Zaragüeta reconocen que el tema del arbitraje está difícil en Navarra, que es "complicado enganchar a la gente", pero que es una labor que merece la pena. "Intentamos hacer cursos y acercarnos a los clubes. Nosotros animamos a que la gente lo pruebe. Siempre se está a tiempo de cambiar de opinión si no les gusta. Pero, al fin y al cabo es otro punto de vista del balonmano. Incluso, para los jugadores puede ser beneficioso, puesto que te permite entender el conocimiento de las normas", explica Aritz.

Ahora, a estos dos jóvenes colegiados -"los más jóvenes de la categoría", según explican- se les abre un apasionante horizonte en la Liga Sacyr Asobal. Les tocará arbitrar a los mejores, a quienes han visto hasta ahora por televisión. También, incluso, al propio Helvetia Anaitasuna, puesto que en balonmano se puede pitar al equipo de la misma región. "Hay que creer en la honestidad del árbitro", recuerdan. Son partidarios de un arbitraje preventivo, donde el diálogo y la colaboración dentro de la cancha permita que el partido fluya lo máximo posible, al igual que apuestan por introducir la tecnología dentro de su labor. "Puede ser una herramienta muy útil. Toda ayuda es buena", sostienen.

Con todo, a lo que sí se comprometen es a trabajar. A dejarse la piel en las pistas. Su excelente proyección dentro del arbitraje les incluyó el año pasado en un programa europeo, el Young Referees Programme de la EHF, si bien ahora mismo está paralizado debido a la pandemia. Raúl Oyarzun y Aritz Zaragüeta no se ponen límites. Una vez en el camino, quieren llegar lo más lejos posible. "Hay que ser ambiciosos", resaltan, siempre teniendo en cuenta "el trabajo y el respeto". Sin olvidar, además, a las personas que les acompañan en el trayecto y aquí tienen un especial recuerdo hacia Jesús Aranaz, expresidente de la Federación Navarra de balonmano, y que luchó tanto por este deporte: "Cuando recibimos el correo de la convocatoria al curso de ascenso, la primera persona que se nos vino a la cabeza fue Jesús. Para nosotros ha sido como un padre en esto del balonmano. Allí, donde estés, te queremos mucho", afirman. Y seguro que él, también, está muy orgulloso de verles a ambos triunfar en lo más alto del arbitraje.