Ni el Promesas, ni los dos balonmanos, ni los dos baloncestos, ni Osasuna femenino… El segundo equipo navarro con más espectadores es Osasuna Magna. Y no por la novedad, porque ya son 25 años en Primera. Por eso, es triste y duro ver cómo en los últimos tiempos cada temporada se le ha convertido en una persecución sin tregua de ayudas y patrocinios, y en una rebaja de la calidad de la plantilla para cuadrar las cuentas. Y cómo eso se traduce en pasarlas canutas en la pista solo para salvar la categoría. Y eso, repetimos, el equipo más seguido después de Osasuna. No es que vayamos a pedir que la Administración pública se eche a las espaldas un equipo de fútbol sala –porque no es su función–, ni que Osasuna se estire un poco –lo que para él es calderilla para el Xota es un dineral–, sino a constatar un hecho: Osasuna Magna es el mejor medidor de la salud de los equipos navarros de elite. Y los síntomas son muy preocupantes.

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Imanol Arregui, en la rueda de prensa de despedida de Osasuna Magna - Xota Javier Bergasa