Como poderoso caballero es don Dinero, Arabia Saudí continúa comprándose deportistas para poner en su escaparate y tapar así sus miserias en cuestión de derechos humanos. El Rally Dakar (¿en serio no le van a cambiar nunca el nombre a una carrera que no acaba allí desde 2007?); el LIV Golf –con el fichaje estrella de Jon Rahm–; la Liga de fútbol –con todos los cracks veteranos que logra pescar en Europa, y alguno no tan veterano–; o Aramco, la inmensa compañía petrolífera saudí, patrocinador principal de Aston Martin en la Fórmula 1 a partir de 2024...

Y en éstas estamos cuando Arabia Saudí anuncia que Nadal será su embajador en el tenis –que no sabemos qué significa, más allá de añadir su figura a ese escaparate–, y al balear le cae la del pulpo por vender su dignidad. Y sí, es con razón, pero nos sorprende tanta virulencia con él y tan poca con los Jon Rahm, Ronaldo, Benzema, Carlos Sainz, Alonso y compañía.