Al hablar de los Juegos, no hay en las redes sociales debate más apasionado que el que se lía en cada edición sobre los deportes que deberían salir o entrar en el programa olímpico. Cada aficionado tiene su propia opinión, pero vemos que son legión los que eliminarían el fútbol, que el resto del tiempo lo tenemos hasta en la sopa; los que se cargarían las modalidades que usan (y a veces, maltratan) caballos (o, como mínimo, que el pentatlón moderno se llame pentatlón viejuno, mucho más adecuado); y quienes han arrugado la nariz con la novedad del breakdance en París 2024, por entender que eso es tan poco deporte como el vals o el tango.

Y en cuanto a las ausencias, casi unanimidad con el fútbol sala, el pádel, el béisbol/sófbol y el kárate, y muchas otras propuestas, que llegan incluso a deportes tan cotidianos como el billar o los dardos. Por opinar, por supuesto con vehemencia, que no quede.